Mientras se intensifican los esfuerzos de búsqueda del avión de AirAsia que perdió contacto con el control terrestre este domingo, los expertos tratan de descifrar las razones que llevaron a la desaparición del vuelo QZ8501 y de las 162 personas que estaban en él.
El vuelo despegó este domingo del Aeropuerto Internacional de Surabaya, en el occidente de Indonesia, a las 5:31 am hora local.
Pero poco menos de una hora después de su despegue, la torre de control de tráfico aéreo perdió contacto con la aeronave.
La última comunicación se produjo tras una solicitud del piloto para cambiar de altitud debido a las condiciones del tiempo.
El mal tiempo es ciertamente uno de los factores que con frecuencia se aducen para explicar situaciones como éstas. ¿Cuán malas tienen que ser las condiciones para causar un accidente?
Es "muy raro" que sólo el mal tiempo cause un accidente de avión, según explicó a BBC Mundo Susana Romero, portavoz de la Unión Sindical de Controladores aéreos de España.
"Las grandes aeronaves están diseñadas para manejar condiciones del tiempo bastante riesgosas".
La mayor parte de los expertos concuerdan en que, aun cuando fuertes tormentas continúan siendo un problema para pequeños aviones, el mayor peligro para las grandes aeronaves similares al avión de AirAsia QZ8501 se presenta cuando los pilotos no logran evitarlas o deciden continuar pese a estar conscientes de los peligros.
"La mayoría de los aviones tienen radares meteorológicos y sistemas sofisticados, con lo cual pueden evitar las zonas más complicadas de tormenta, y por eso piden a los controladores rutas de desvíos", dice Romero.
Por lo general, los controladores aéreos mantienen a los pilotos al tanto de las lecturas del clima y los pilotos tienen a bordo radares que le alertan de fenómenos con los que se pueden encontrar más adelante.
La búsqueda fue suspendida hasta el martes al amanecer. (Foto: Reuters)
Sin embargo, eso no quiere decir que condiciones extremas del tiempo no puedan ser un problema, dice Jacob Cope, meteorólogo de la BBC. Por eso, señala, "es mejor evitarlas".
CONDICIONES EXTREMAS
Según Cope, uno de los fenómenos del tiempo que con frecuencia presenta mayores peligros para los aviones son las tormentas eléctricas.
"Tempestades de gran magnitud pueden ser un gran problema por los rayos, pero también porque provocan mucha turbulencia y todo esto puede causar daños estructurales al avión".
Las tormentas también pueden provocar heladas, que cubren el avión con una capa de hielo, lo que afecta su peso y su aerodinámica. Como consecuencia los controles del avión pueden no responder, explica el experto.
Las granizadas también pueden ser un problema: "La combinación de la acumulación de hielo y el hecho de que el avión esté siendo golpeado por los granizos puede cambiar la forma del avión y llevarlo a perder control".
Las turbulencias secas o en ausencia de tormenta pueden, con frecuencia, generar dificultades. En este caso, el principal peligro es que diferentes densidades del aire causen que el avión suba y baje sin intervención alguna por parte del piloto.
Los familiares de los pasajeros esperan por noticias. (Foto: Reuters)
Pero, ¿a qué nos referimos con condiciones severas?
Según Cope, es una pregunta difícil de responder ya que "diferentes aviones y diferentes pilotos tienen límites climáticos diferentes".
"A algunos pilotos no se les permite volar, por ejemplo, cuando las nubes están por debajo de 1.000 pies. A pequeños aviones y helicópteros no se les permite volar en un radio de 10 millas de una tormenta eléctrica.
Pero también hay circunstancias en las que no se espera que un piloto logre manejar una situación y resulta que sí. La habilidad del piloto también entra en juego", explica.
CAPACIDAD DEL AVIÓN
Los aviones pueden resistir bastante, pero todo depende de por cuánto tiempo continúen volando bajo ciertas condiciones.
Susana Romero pone como ejemplo el hecho de que la mayoría de los grandes aviones pueden resistir un rayo sin que se produzca ninguna consecuencia en el avión: "el impacto entra por un lado y sale por el otro".
El problema, según Jacob Cope, es que "si por ejemplo un piloto está volando bajo malas condiciones de tiempo, el avión puede resistirlo al principio, pero a medida que pasa el tiempo la nave comienza a deteriorarse hasta el punto de que ya no puede volar".
En otras palabras, es el hecho de estar expuesto a esas condiciones en forma prolongada: "Unas cuantas ráfagas de vientos se pueden aguantar, pero si te enfrentas a ráfagas constantes de 150 nudos de intensidad, es probable que no. Por otra parte, si el viento está detrás de tí, eso te va a ayudar a llegar más rápido".
Pero las decisiones del piloto juegan un papel importante. "El piloto -señala Romero- tiene opciones, como subir o descender o moverse horizontalmente hacia una u otra dirección para evitar la zona de mal tiempo".
O en casos más extremos también puede pedir al control aéreo que recomiende un desvío de la ruta.
La conclusión es que "no hay necesariamente unos ciertos límites que uno pueda decir 'esto definitivamente va a llevar a que el avión se caiga', es una cuestión de cómo se maneje cada situación en particular".