Sydney. Unos pocos días después de la toma de rehenes en Sydney, Australia volvía a estar conmocionada hoy por el hallazgo en una casa de los cadáveres de ocho niños asesinados y de su madre herida.
La policía encontró los cadáveres de los niños de entre 18 meses y 15 años en su casa en las afueras de la ciudad de Cairns, en la costa noreste del país. Todos había sido apuñalados o asfixiados.
Siete de los menores eran hermanos, confirmó la policía, y el octavo también era un pariente. La madre de los siete niños, de 34 años, fue trasladada al hospital e interrogada, sin que por ahora se conozcan más detalles. Sufre heridas en el cuello y el torso.
Testigos del barrio dijeron haber oído gritar a los propios policías al entrar en la casa de Murray Street, tan terrible debió de ser la escena que se encontraron.
La policía se limitó a hablar de "un caso muy, muy trágico", y dio a entender que sería un hecho de violencia familiar. "No hay indicios de peligro para el resto de los residentes", dijo el inspector de policía Russell Miller en declaraciones hechas en las inmediaciones de Manoora, una zona de clase media algo venida a menos. Y pidió a todos los que hayan tenido contacto con la familia en los últimos días que se presenten a declarar.
Una joven de 13 años que había acompañado a una de las niñas a casa después de una visita a un centro comercial aseguró que la madre hablaba de forma incoherente la tarde anterior a la tragedia. "Hablaba de dios y cosas así", señaló en declaraciones que recoge la agencia AAP. Al parecer la mujer dijo que era una guerrera a la que dios había hecho tan fuerte que podía hacer cualquier cosa.
Los servicios de emergencias fueron alertados por alguien que dijo que había una mujer herida en la casa. Al llegar, los agentes se encontraron con los niños muertos y la madre. La policía no ha revelado quién hizo la llamada. También había allí un hombre que fue llevado al hospital, y se desconoce si es el novio de la mujer, que vivía también en la casa.
Una vecina dijo haber oído gritos por la mañana, pero reconoció que no hizo nada. La policía cerró la calle y levantó una valla para impedir la visibilidad dentro de la casa. En las primeras horas estuvieron trabajando los forenses. Los vecinos calificaron a la madre como una persona cariñosa que siempre se ocupaba de sus hijos.
El primer ministro del país, Tony Abbott, dijo que es una noticia que rompe el corazón. "Estos días nos estamos enfrentando a duras pruebas", comentó.
El barrio de los asesinatos es una zona típicamente australiana, con sus chalets rodeados de jardines. Algunas construcciones están algo descuidadas pero no es un barrio pobre. En la casa de la tragedia, con una antena satelital en el blanco techo, la ropa recién lavada aún seguía tendida.
Lisa Thaiday, una prima de la madre de los niños, afirmó a la prensa que fue un hijo mayor de la mujer, de 20 años, quien descubrió los cadáveres. Es llamativo que una mujer de 34 años tenga un hijo de 20, pero no es imposible, comentaron los medios. La familia procede según Thaiday -como muchas en esta zona- de las Islas del Estrecho de Torres, al norte de Queensland, donde es habitual que las mujeres tengan hijos muy jóvenes.
El país aún está conmocionado por la toma de rehenes en Sydney el pasado lunes, cuando un extremista retuvo a 17 personas en un café durante 16 horas. Al final la policía asaltó el local y murieron dos rehenes y el secuestrador. El hombre argumentó que actuaba en nombre del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Fuente: DPA