El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo en una entrevista exclusiva con Efe que los "cambios históricos" en la política hacia Cuba ya están dando "resultados" y consideró que ni su país ni el resto de la región deben "mantener silencio" sobre la situación en Venezuela.
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Obama reafirmó también en la entrevista, realizada antes de participar en la Cumbre de las Américas, su compromiso de "asociación" con Centroamérica para tratar de resolver "factores subyacentes" como la violencia o la pobreza que han llevado a muchos a un "peligroso viaje al norte" en busca de oportunidades.
La relación actual entre Estados Unidos y las Américas es "la mejor en muchas décadas", remarcó Obama, quien animó, además, a sentirse "orgullosos" de que la comunidad interamericana está hoy "muy dedicada a los principios democráticos, al progreso social y al crecimiento sostenible".
Este es el texto de la entrevista, según la transcripción facilitada por la Casa Blanca:
Sr. Presidente, el lema central de la VII Cumbre de las Américas es "Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación en las Américas". En su segundo mandato, sus políticas se han centrado en tomar medidas para reducir la inequidad y la brecha entre ricos y pobres. ¿Qué tipo de compromisos concretos espera obtener en la cumbre y cómo puede ayudar EE.UU. a luchar contra la desigualdad en la región?
Como presidente, les he dado mi palabra a nuestros hermanos y hermanas latinoamericanos que EE.UU. colaborará con los países y ciudadanos de la región como socios en igualdad de condiciones, basándonos en nuestros intereses compartidos y en una relación fundamentada en el respeto mutuo. Eso es porque creo que en las oportunidades y desafíos a los que se enfrenta nuestro hemisferio solo pueden ser resueltos si trabajamos juntos, con un espíritu de responsabilidad compartida. Y eso incluye abordar el tema de las injusticias causadas por las desigualdades de tipo económico.
Creo que esta cumbre puede construir sobre la base del increíble progreso que ha logrado la región en las últimas décadas. El crecimiento económico, el comercio y el compromiso compartido de ampliar las oportunidades han sacado a millones de personas de la pobreza. Desde 2002, la clase media prácticamente se ha duplicado y constituye el grupo social mayoritario en países como Brasil y México, por primera vez en la historia. A pesar de ello, junto a la nueva riqueza creada en la región un tercio de la población del continente todavía sufre de pobreza extrema, y le resulta enormemente difícil obtener acceso a la educación, la atención médica y los servicios básicos que necesitan sus familias. Esta situación no solo es un contrapeso al crecimiento económico, sino también un desafío moral para nosotros.
Estoy convencido de que la mejor forma de cerrar esta brecha es fomentar un crecimiento económico a gran escala que cree nuevas oportunidades, al igual que expandir el acceso a las herramientas que las personas necesitan para salir de la pobreza, que incluyen la educación, destrezas técnicas y la capacitación laboral. Este es el motivo por el que hemos impulsado el intercambio comercial y las inversiones que crean nuevos trabajos. A lo largo y ancho de la región, estamos expandiendo el acceso a la electricidad y conectando a las familias y las comunidades a la economía global. Nuestra Red para Pequeñas Empresas del continente americano está ayudando a 250.000 pequeñas empresas a crecer en toda la región y nuestra iniciativa WEAmericas está ayudando a empoderar a las mujeres emprendedoras. Y mediante nuestra iniciativa La Fuerza de 100.000 en las Américas y otros programas de intercambio estudiantil, estamos conectando a nuestros estudiantes, jóvenes y empresarios entre sí y brindándoles acceso a la formación y las redes que necesitan para colaborar y tener éxito en el siglo XXI.
Mi viaje de esta semana profundizará este trabajo. En Jamaica, anunciaré una nueva iniciativa para empoderar a los jóvenes emprendedores y a los líderes de la sociedad civil en todo el continente americano y trabajaré codo a codo con los mandatarios del Caribe a fin de promover fuentes de energía limpias y sostenibles. La Cumbre de las Américas en Panamá es una oportunidad de seguir mejorando la competitividad de la región, por lo que Estados Unidos alentará a todos los países del continente americano a ratificar el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC. También estoy deseando encontrarme otra vez con los líderes de toda América Central para profundizar nuestras iniciativas de colaboración con dichos países a fin de impulsar la buena gobernanza y mejorar las condiciones económicas y de seguridad, para que cada vez más gente tenga la oportunidad de vivir de forma segura y próspera en dichos países.
Al mismo tiempo, cada gobierno tiene la responsabilidad de realizar lo que le corresponde en cuanto a asegurar la buena gobernanza y la transparencia que promueven el comercio, las inversiones y las iniciativas económicas conjuntas que fomentan una mayor prosperidad para todos, así como promover la inclusión social que brinda a todas las personas la oportunidad de tener éxito independientemente de sus orígenes.
Será el estreno de Cuba en la cumbre y esto hará que todos los países de la región estén juntos por primera vez en la historia. ¿Está listo para anunciar la reapertura de las embajadas en Washington y La Habana junto con el presidente cubano, Raúl Castro? ¿Cree que el régimen cubano está haciendo lo suficiente para mejorar la situación de los derechos humanos en la isla y realizar progresos en ese ámbito?
Los cambios históricos de nuestra política que anuncié el pasado diciembre representaron un quiebre con una estrategia que, durante más de 50 años, no logró mejorar las condiciones políticas o económicas del pueblo cubano. Como parte de ese anuncio, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos se comprometieron a negociar el restablecimiento de relaciones diplomáticas, cuya ruptura se produjo en 1961, y Estados Unidos tiene la intención de cumplir con ese compromiso. El secretario de Estado John Kerry y su equipo ya han llevado a cabo una serie de diálogos bilaterales con Cuba que constituyen las negociaciones más intensas y de más alto nivel de las últimas décadas. Nuestros diplomáticos están realizando progresos significativos y estoy convencido de que podremos llevar adelante la reapertura de nuestras respectivas embajadas. De todas formas, la reapertura de las embajadas es tan solo una parte del proceso de normalización entre nuestros dos países. Mientras tanto, nuestros gobiernos ya han iniciado las conversaciones sobre temas como la aviación civil, derechos humanos, telecomunicaciones y otros asuntos que afectan a los ciudadanos de ambos países. Estoy convencido que el enlace beneficiará a los Estados Unidos y a Cuba; mejorará las vidas de los cubanos de a pie e impulsará la cooperación más efectiva a través del hemisferio.
Nuestra nueva política hacia Cuba también facilitará un enlace más grande con el pueblo cubano, incluido un aumento del flujo de recursos e información para los ciudadanos - y esto ya está mostrando resultados. Hemos visto un aumento en el contacto entre el pueblo de Cuba y Estados Unidos y el entusiasmo del pueblo cubano hacia estos cambios demuestra que vamos por el camino correcto.
Como dije el diciembre pasado, continuamos teniendo diferencias significativas con el gobierno cubano incluidos temas relacionados con los derechos humanos y los Estados Unidos siempre apoyarán los valores universales como la libertad de expresión y la libertad de asamblea. Durante la Cumbre de las Américas me reuniré con líderes de la sociedad civil de toda la región, incluido Cuba, como lo hago a menudo en diferentes países alrededor del mundo, pues creemos que la sociedad civil juega un papel crucial para apoyar el progreso de nuestras sociedades.
La solicitud de 1.000 millones de dólares para ayudar a los países de Centroamérica a mejorar su seguridad con el fin de contener la inmigración ilegal a Estados Unidos aún necesita la aprobación del Congreso. Además, sus órdenes presidenciales sobre inmigración siguen bloqueadas en los tribunales. Entonces, ¿qué están haciendo para intentar avanzar con respecto a estos dos asuntos?
Los 1.000 millones de dólares que he pedido para nuestra estrategia en Centroamérica no son tan solo para la seguridad, ni están pensados solo en respuesta al aumento de la inmigración que observamos. Al revés, son parte de nuestra estrategia elaborada para asociarnos con los países centroamericanos mientras tratan de resolver los factores subyacentes que han llevado a muchos en el pasado a realizar el viaje peligroso hacia el norte, incluyendo violencia y pobreza. Sirven para añadirse a los esfuerzos continuos de mi administración para promover la seguridad y la prosperidad en la región, incluyendo los programas de prevención de violencia a nivel de las comunidades.
Durante mi viaje de esta semana, seguiré defendiendo nuestra petición de 1.000 millones de dólares al Congreso, que irán destinados a ayudar a los líderes de Centroamérica a realizar las difíciles reformas e inversiones necesarias para encargarse de los desafíos interrelacionados con respecto a la seguridad, el gobierno y la economía de la región. Los pueblos de la región quieren las mismas cosas que los pueblos de todo el mundo: instituciones democráticas, eficaces, responsables y transparentes, comunidades seguras para sus familias y economías integradas para que la región pueda competir en la economía mundial. Estados Unidos está comprometido a ser su aliado para construir ese futuro.
Al mismo tiempo, mantengo mi total compromiso para resolver nuestro sistema de inmigración que no funciona. Las acciones ejecutivas que anuncié el año pasado están diseñadas para arreglar algunos de los problemas que tenemos en la actualidad, y aunque algunas de esas acciones están a la espera en nuestros tribunales, confío en que la ley está de nuestro lado y en que al final todo saldrá adelante. Aun así, las medidas que tomé no son un sustituto para la reforma detallada y bipartidista que necesitamos para mejorar nuestro sistema de inmigración más completamente, en el que millones de personas siguen viviendo en la sombra. Por eso mantengo mi compromiso por trabajar con el Congreso para aprobar una reforma migratoria integral.
Señor presidente, en el resto del mundo se percibe que Estados Unidos pierde influencia y presencia en el continente americano. Las organizaciones regionales como Unasur y Celac se ven como más eficaces y poderosas que la OEA y, por ejemplo, Brasil se ha unido al banco dirigido por China conocido como AIIB. ¿Cree que Estados Unidos sigue siendo el aliado principal y más importante para la región?
Sí, porque la relación entre Estados Unidos y el continente americano es como ninguna otra en todo el mundo. Estamos vinculados directamente por lazos familiares, comerciales, culturales, por valores compartidos y por nuestras aspiraciones sobre el futuro. Estamos vinculados por los miles de millones de hispanoamericanos, que es la población que más está aumentando en Estados Unidos y cuya influencia solo crecerá en las décadas que siguen. Y desde que asumí mi cargo, hemos reforzado nuestros lazos con Latinoamérica, que incluye lazos económicos, los cuales han impulsado las exportaciones estadounidenses a la región en casi un 70 por ciento.
De hecho, no exagero al decir que nuestra relación con el continente americano es la mejor que hemos tenido en muchas décadas. El nuevo capítulo de compromiso que hemos empezado con Cuba ha sido apoyado en toda la región y también es una oportunidad histórica de mejorar la cooperación y el progreso con la región. Estados Unidos lidera los esfuerzos internacionales por apoyar a las naciones del Caribe a medida que aseguran su futuro energético. Se nos ha elegido como el socio para los países del Triángulo Norte mientras tratan de enfrentarse a los retos de seguridad y desarrollo de la región. Estamos trabajando de cerca con Canadá, Chile, México y Perú para cerrar un trato de comercio del siglo XXI en el Acuerdo Estratégico Trans-Pacifico de Asociación Económica. Cuando se trata de defender la seguridad, prosperidad y derechos humanos del pueblo del continente americano, nadie hace tanto, en más lugares, que Estados Unidos.
Aunque es verdad que la región ha cambiado dramáticamente en las últimas dos décadas, lo ha hecho de un forma consistente con nuestros valores e intereses nacionales. Nos podemos sentir orgullosos de que la comunidad interamericana de hoy es una región en la que no hay conflictos entre los estados y una que está muy dedicada a los principios democráticos, al progreso social y al crecimiento sostenible. Nos interesa mucho que los países en el continente americano se relacionen y formen relaciones comerciales con Europa, África, India y Asia; puede significar más prosperidad y oportunidad para todos nosotros.
Agradecemos las contribuciones de cualquier país y organización regional que esté trabajando activamente por alcanzar nuestro objetivo compartido de conseguir un hemisferio democrático y más próspero y seguro, desde Canadá hasta Chile. A medida que los países del continente americano expanden sus relaciones internacionales y asumen un papel mundial más activo, un papel que ante todo avanza nuestros valores e intereses compartidos, es natural que otros actores internacionales y nuevas organizaciones subregionales jugarán un papel más importante en la región. Si esos países y organizaciones se esfuerzan por respetar la seguridad, la prosperidad y los derechos humanos de la región, es algo positivo.
En marzo, emitieron una orden presidencial para imponer sanciones a Venezuela y declararon Venezuela como una "amenaza" a la seguridad nacional. Esa orden presidencial ha sido rechazada por algunos países de la región. ¿Por qué creen que esta orden fue la decisión correcta para enfrentarse a la situación de Venezuela? ¿Están abiertos a tener un diálogo directo con el presidente venezolano Nicolás Maduro?
Protestas en Venezuela. (AP)
Quiero hablar claro; nuestro interés principal y duradero es en una Venezuela que sea próspera, estable, democrática y segura. Queremos que el pueblo venezolano triunfe y prospere. Estados Unidos es el socio comercial más grande de Venezuela, con más de 40.000 millones de dólares en comercio bilateral al año. Tenemos conexiones muy profundas y duraderas entre familias y nuestros ciudadanos. Creo firmemente en el compromiso diplomático, y Estados Unidos sigue abierto al diálogo directo con el gobierno venezolano para discutir cualquier tema de interés mutuo.
Venezuela se enfrenta a retos enormes en estos momentos. Durante muchos meses los vecinos de Venezuela buscaron promover un diálogo interno y una solución política a las divisiones que fragmentan a la sociedad venezolana, esperando prevenir que la situación de Venezuela afecte negativamente a otros en la región. Hemos apoyado de forma constante ese tipo de diálogo y seguimos viéndolo como el mejor camino adelante para Venezuela.
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Eso no significa que nosotros, ni cualquier otro miembro de la comunidad interamericana, deban mantener silencio sobre nuestras preocupaciones por la situación de Venezuela. No creemos que Venezuela sea una amenaza a los Estados Unidos ni viceversa. Pero seguimos muy preocupados por cómo el gobierno venezolano sigue esforzándose por intimidar a sus adversarios políticos, incluido el arresto y acusación por cargos políticos de funcionarios electos y la erosión continua de derechos humanos, de igual manera que deberíamos preocuparnos por tales hechos en cualquier otro país del mundo. Por eso las sanciones que impusimos iban dirigidas a disuadir la violación de derechos humanos y la corrupción. Estas sanciones están enfocadas específicamente a las personas responsables de perseguir a los adversarios políticos, a restringir la libertad de la prensa, el uso de violencia y las detenciones y arrestos arbitrarios. Estas sanciones no quieren socavar al gobierno venezolano ni promover la inestabilidad en Venezuela.
De aquí en adelante, seguiremos trabajando de cerca con otros (países) en la región para alentar al gobierno venezolano a llevar a cabo su compromiso de promover y defender la democracia en su gobierno, según se articula en la Carta de la OEA, la Carta Democrática Interamericana y otros instrumentos relevantes relacionados con la democracia y los derechos humanos. La cumbre esta semana en Panamá es un momento importante para los líderes de toda la región para reafirmar nuestro compromiso con estos principios y valores.
Fuente: EFE