Son las medidas más fuertes que haya tomado Estados Unidos para responder a un ciberataque que se considera respaldado por un gobierno extranjero. El presidente estadounidense, Barack Obama, aprobó este jueves una serie de sanciones contra Rusia, país al que acusa de intentar influir en las elecciones presidenciales de noviembre pasado mediante ataques informáticos.
Las medidas incluyen desde la expulsión de diplomáticos hasta posibles acciones encubiertas y fueron acordadas en respuesta al robo por parte de hackers presuntamente vinculados al Kremlin de información de los servidores del Comité Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos, así como de emails del director de la campaña presidencial de Hillary Clinton, John Podesta.
Estos materiales fueron divulgados durante la campaña electoral a través de la plataforma Wikileaks con la intención de dañar a Clinton y al Partido Demócrata para favorecer la candidatura presidencial de Donald Trump, según concluyeron varias agencias de inteligencia estadounidenses, incluida la CIA y el FBI.
El Kremlin niega haber participado en ciberataques para interferir en las elecciones estadounidenses.
Y el presidente ruso, Vladimir Putin, le dijo "no" a la propuesta de su ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, de expulsar a 35 diplomáticos de Estados Unidos en retaliación por las sanciones.
Según Putin, Rusia no se "rebajará" al nivel de "diplomacia irresponsable" de EE.UU., sino que trataría de reparar los lazos una vez que asuma la presidencia Donald Trump, quien tomará posesión el próximo 20 de enero.
—Expulsiones—
La Casa Blanca dijo que 35 diplomáticos rusos fueron declarados "persona non grata" y serán expulsados. Se trata de empleados de la embajada de ese país en Washington y del consulado en San Francisco.
Ellos y sus familias tendrán 72 horas para que abandonen el país.
Funcionarios del gobierno estadounidense dijeron a The New York Times que estas 35 personas son supuestos espías rusos que no se cree que estén directamente relacionados con el hackeo y cuya expulsión responde en parte al "hostigamiento" al que han estado sometidos los diplomáticos estadounidenses en Rusia durante los últimos tiempos.
—Sanciones—
Obama también ordenó imponer sanciones contra las dos principales agencias de inteligencia de Rusia: el Servicio de Seguridad Nacional (FSB) y el Servicio de Inteligencia Militar (GRU).
Estas medidas se extienden a cuatro altos funcionarios de inteligencia. Se trata del actual jefe del GRU, Igor Valentinovich Korobov, y tres de sus subalternos inmediatos: Sergey Aleksandrovich Gizunov, Igor Olegovich Kostyukov y Vladimir Stepanovich Alekseyev.
Las sanciones también alcanzan a tres empresas que el gobierno estadounidense considera que dieron apoyo al hackeo y que sirvieron de tapadera para las actividades de la inteligencia rusa: el Centro de Tecnologías Especiales, la empresa Zor Security y la Asociación Profesional de Diseñadores de Sistemas de Procesamiento de Datos.
A esta última institución se le atribuye haber provisto de entrenamiento especial a los hackers.
Estas personas e instituciones podrían ver congelados sus bienes en Estados Unidos y verse imposibilitados de viajar a ese país.
Adicionalmente, el Departamento del Tesoro acusó a dos hackers rusos, Evgeny Bogachev y Aleksey Belan, de participar en actividades criminales cibernéticas en contra de empresas estadounidenses no relacionadas con el hackeo de las elecciones.
Ambos ya se encontraban en la lista de los 10 cibercriminales más buscados por el FBI.
—Cierre de instalaciones—
Las medidas contra Moscú adoptadas por Estados Unidos incluyen también el cierre de dos centros pertenecientes al gobierno ruso, ubicados en Maryland y en Nueva York.
El primero es una propiedad de unas 18 hectáreas de extensión comprada en 1972 por la extinta Unión Soviética como una suerte de resort para sus funcionarios en Estados Unidos.
El centro de Nueva York no ha sido identificado oficialmente, pero la prensa estadounidense señala que probablemente se trata de un complejo que tiene Rusia en el Bronx, que fue establecido en 1974 como una residencia para diplomáticos.
De acuerdo con el gobierno estadounidense, ambos centros eran usados para la realización de actividades de inteligencia.
—Medidas encubiertas—
El presidente Barack Obama advirtió que las anteriores no son las únicas medidas que tomará contra Rusia.
"Seguiremos ordenando una serie de acciones en el momento y lugar que elijamos, pero no todas serán difundidas", dijo en un comunicado difundido por la Casa Blanca.
Afirmó que ciberataques como el sufrido por el Partido Demócrata sólo podían haber sido dirigidos por las más altas instancias del gobierno ruso.
El mandatario añadió que todos los estadounidenses deberían alarmarse por las acciones de Moscú y que los países aliados de EE.UU. deberían "trabajar juntos contra los esfuerzos de Rusia por debilitar las normas de conducta internacional y por interferir con los gobiernos democráticos".
Informó que su gobierno desclasificará información técnica relacionada con la actividad cibernética rusa para "ayudar a los defensores de la red en EE.UU. y en el extranjero a identificar, detectar y detener la campaña global de actividades cibernéticas maliciosas de Rusia".
En una declaración conjunta del Departamento de Seguridad Interior y el FBI, las agencias de inteligencia estadounidenses describen los ciberataques rusos como una "campaña de una década" que incluía robo de información del gobierno, universidades, organizaciones políticas y corporaciones, y su posterior divulgación pública".
—Órdenes ejecutivas—
Para sancionar los ciberataques supuestamente dirigidos desde Rusia, el gobierno de Obama decidió modificar una orden ejecutiva emitida en abril de 2015, después del ataque contra la empresa Sony por parte de supuestos hackers de Corea del Norte.
En este caso, el mandatario amplió el alcance de ese instrumento legal para dotarse del poder necesario para congelar los bienes y emitir prohibiciones de viaje contra quienes alteren o se apropien de información "con el propósito de interferir o debilitar procesos o instituciones electorales".
Al basarse en una decisión ejecutiva, estas sanciones contra Rusia podrían ser eventualmente levantadas por el sucesor de Obama, el presidente electo Donald Trump, quien tomará posesión de la presidencia el próximo 20 de enero.
Trump hizo este jueves un llamado a dejar el tema del hackeo atrás.
"Es hora de que nuestro país siga adelante para ocuparse de cosas más grandes y mejores", dijo tras conocerse la noticia de las sanciones.
El presidente electo, que en el pasado ha dicho que quiere mejorar las relaciones entre Washington y Moscú, afirmó que en atención a los intereses del país, se reunirá la próxima semana con los líderes de la comunidad de inteligencia con el fin de obtener una actualización sobre los hechos relacionados con este caso.
Algunos analistas han cuestionado que Obama haya tomado estas medidas contra Rusia cuando apenas le quedan unas pocas semanas en el poder y, sobre todo, cuando va a ser sustituido por alguien como Trump, quien ha mostrado su abierta simpatía por el presidente ruso, Vladimir Putin.
Sin embargo, aunque la reversión de estas sanciones es jurídicamente fácil, no lo parece tanto desde el punto de vista político.
Importantes líderes del Partido Republicano en el Congreso, como los senadores John McCain y Lindsey O. Graham, han manifestado su interés en que se investigue y se sancione el hackeo supuestamente realizado por Rusia durante la campaña electoral.
Este hecho pondría a Trump en la disyuntiva de tener que arriesgarse a levantar las sanciones y contrariar la opinión de la mayoría de su propio partido en el Congreso o mantener las medidas y dificultar su propio objetivo de mejorar los lazos con Rusia.
En Moscú hay quienes apuestan a que las sanciones no causarán un daño duradero en las relaciones bilaterales.
"Nada de esto cambiará el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos y en enero el jefe de la Casa Blanca será Donald Trump. Espero que con su llegada el diálogo entre Rusia y Estados Unidos sea conducido en una atmósfera política más saludable", dijo Leonid Slutsky, jefe del comité de Asuntos Internacionales de la Duma rusa.
Así las cosas, en Moscú parecen tener sus esperanzas puestas en Donald Trump.
¿Les defraudará?
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