Jerusalén [AFP]. Benjamin Netanyahu regresará a Israel con dos victorias en su haber: un plan de paz favorable a su país y el indulto de una israelí encarcelada en Moscú. ¿Pero será suficiente para asegurar el triunfo electoral del primer ministro, acusado de corrupción?
Netanyahu, el más longevo de los primeros ministros en la historia de Israel, con casi 14 años en el poder, juega su supervivencia política en las elecciones del 2 de marzo, las terceras en menos de un año.
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Debe regresar a Israel el miércoles, al día siguiente de un “día histórico” en Washington, donde reveló, sonriendo al lado del presidente estadounidense Donald Trump, un plan destinado a resolver el conflicto israelo-palestino, pero rechazado por los palestinos.
En un vídeo difundido en las redes sociales Netanyahu agradece a sus partidarios por el “honor” que le correspondió representarlos en un acontecimiento “que refuerza significativamente a Israel”.
El plan estadounidense tiene aspectos positivos para la derecha israelí -de la que procede Netanyahu- como la anexión de los asentamientos en Cisjordania, pero también de la izquierda, como la creación de un estado palestino.
Aunque la mayoría de los votantes que acuden a las urnas no están familiarizados con el proyecto estadounidense en detalle, Netanyahu ya puede beneficiarse políticamente, según los analistas.
Para Gideon Rahat, profesor de Ciencias Políticas de la universidad hebrea de Jerusalén, el plan desvió la atención del público de los “asuntos personales de Netanyahu a la actualidad diplomática”.
El jueves, Netanyahu prevé reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, en las que tratarán “sobre el plan” y sobre “los últimos acontecimientos en la región”, según unas declaraciones suyas recogidas en un comunicado.
El miércoles, Putin indultó Naama Issachar, una israelo-estadounidense condenada en Rusia a siete años y medio de cárcel por “tráfico de drogas”, tras varias semanas de negociaciones con Israel.
La suerte de la mujer suscitó una ola de simpatía en Israel, donde Netenayahu, que ya está en campaña para las legislativas, se había comprometido a hacer cuanto estuviera en su mano para obtener su liberación.
“Le doy las gracias a mi amigo el presidente Putin por haber indultado a Issachar”, declaró Netanyahu en un comunicado. Según medios israelíes, la joven podría regresar a Israel con él.
Temor al fracaso
El miércoles, el plan de Estados Unidos se convirtió en la primera plana de los periódicos israelíes. Había que pasar varias páginas antes de llegar a los artículos relativos a la entrega al tribunal de Jerusalén del acta de acusación contra Netanyahu por parte del fiscal Avichai Mandelblit el martes. Ahora, a los jueces sólo les queda fijar una fecha para el juicio del primer ministro.
En noviembre, Mandelblit acusó a Netanyahu de corrupción, abuso de confianza y fraude en tres casos. Sin embargo, el plan de Estados Unidos para Medio Oriente podría ir en contra de Netanyahu, sugiere Gadi Wolfsfeld, profesor de ciencias políticas y comunicación de la universidad IDC de Herzliya.
El plan de Estados Unidos, considerado favorable a Israel, fue rechazado por los dirigentes palestinos, pero también por la Lista Unida de Partidos Árabes de Israel.
Ahora bien, los árabes israelíes, que representan alrededor del 20% de la población de Israel, pueden votar en las elecciones del 2 de marzo e intentar bloquear a Netanyahu.
“Puedo imaginar un escenario que fortalezca las listas árabes en las próximas elecciones después de la presentación de este plan”, explica Wolfsfeld. “Y eso, por supuesto, dificultará aún más que Netanyahu obtenga una mayoría para formar una coalición”.
Según una encuesta publicada el miércoles por Direct polls, el Likud (derecha) Netanyahu obtendría 35 escaños de los 120 del parlamento, frente a 33 para el partido centrista “Azul-Blanco” del exjefe del ejército Benny Gantz, principal rival del primer ministro.
El mismo instituto acreditó hace sólo dos semanas 32 escaños para el Likud, frente a 34 para “Azul y Blanco”, sin indicar si esta variación se debe a la presentación del plan estadounidense.
El partido Azul-Blanco consideró que el proyecto de Trump ofrecía “una base sólida y viable para hacer avanzar un acuerdo de paz con los palestinos”.
Pero “para que la aplicación sea posible, Israel debe dirigirse hacia un gobierno fuerte y estable, encabezado por un individuo que pueda dedicarle todo su tiempo y energía” y no por una persona acusada de corrupción, “enredado en asuntos jurídicos y personales”.