De los 176 ocupantes del avión de Ukraine International Airlines que el miércoles se estrelló en Irán, 138 tenían como último destino Canadá. El derribo de la nave, causado por el impacto de un misil iraní, ha puesto en relieve la complicada relación entre Ottawa y Teherán, países que prácticamente no tienen contactos directos desde el 2012.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, participó este viernes en una vigilia frente al Parlamento canadiense en Ottawa para recordar a los 63 canadienses que murieron en el vuelo que cubría la ruta entre Teherán (Irán) y Kiev (Ucrania).
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Canadá se mantudo pendiente del accidente desde el primer momento. El jueves, Trudeau afirmó que su país tenía pruebas de que el vuelo 752 fue derribado por un misil iraní y no sufrió un problema mecánico, como han asegurado las autoridades iraníes.
Trudeau ha pedido a Irán que permita a Canadá participar en la investigación para garantizar la independencia de los resultados. Además, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, se entrevistó por teléfono con su homólogo canadiense, François-Philippe Champagne, para abordar lo sucedido, un contacto inusual para ambos países que no tienen buenas relaciones desde hace ocho años.
RUPTURA EN EL 2012
Muchas de las víctimas de la tragedia aérea de esta semana residían en Toronto, ciudad que es hogar de unas 100.000 personas de origen iraní (es la segunda mayor comunidad persa fuera de Irán, después de Los Ángeles, en Estados Unidos). En total, unas 250.000 personas de origen iraní viven en Canadá.
Pese a la importante presencia iraní en su territorio, Canadá, bajo el mando del ex primer ministro conservador Stephen Harper, rompió las relaciones diplomáticas con Irán en el 2012, en respuesta al apoyo de la República Islámica al gobierno de Bashar al Asad en Siria.
Con la decisión, que favoreció los intereses de Estados Unidos e Israel, Ottawa cerró su embajada en Teherán y ordenó la expulsión de los diplomáticos persas de su territorio.
Desde entonces los intereses canadienses en Irán están representados por la embajada de Italia en Teherán.
Antes de la ruptura de relaciones por la guerra en Siria, Canadá tuvo otro momento de tensión con Irán en el 2011, después de que la legación diplomática británica en la capital iraní fuera atacada.
Después de la agresión, el gobierno británico retiró a todos sus diplomáticos de Irán y expulsó a los diplomáticos iraníes de su territorio. En Canadá, que en el pasado estuvo bajo el dominio del Reino Unido, funciona una monarquía parlamentaria en la que los reyes británicos son los monarcas canadienses. Por ello, la reina británica Isabel II es la actual monarca y jefa de Estado de Canadá.
Además, las relaciones de Canadá con Irán se mantenían complicadas desde que el ex embajador canadiense Ken Taylor ayudó a que seis estadounidenses huyeran de Irán durante la crisis de los rehenes en 1980.
Sin embargo, con la llegada al poder de Trudeau, líder del Partido Liberal, en el 2015 la política exterior de Canadá empezó a tomar otro rumbo. En el 2016, el gobierno canadiense expresó su deseo de mejorar la relación con la República Islámica.
Canadá tiene unos 800 militares en el Medio Oriente, incluidos aproximadamente 500 en Irak, donde participan en la misión de entrenamiento de la OTAN, dirigida por el mayor general canadiense Jennie Carignan.
Los soldados canadienses también participan en otra misión como parte de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra los yihadistas del Estado Islámico.