Al banquillo de los acusados. Carlo Maria Viganò, un arzobispo italiano de 83 años, ha sido citado para comparecer ante la justicia del Vaticano, tras ser denunciado por cisma y por el rechazo del Concilio Vaticano II. Fue el mismo religioso quien informó a través de su cuenta en la red social X sobre este proceso.
Viganò indicó que con “un simple correo electrónico” se le informó de la apertura del juicio canónico en su contra, entre otras causas por el delito de cisma al negar la legitimidad del papa Francisco y por rechazar el Concilio Vaticano II.
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“Supongo que la sentencia ya está preparada dado que se trata de un proceso extrajudicial. Considero las acusaciones en mi contra un honor. Creo que el propio tenor de las acusaciones confirman las tesis que vengo defendiendo”, indicó en su publicación.
Como parte del proceso, se señala que el arzobispo debe presentarse o nombrar un defensor. Además, según informe de VaticanNews, señala el documento que el arzobispo “será juzgado en ausencia” en caso no se presente o no envíe un documento de defensa hasta el 28 de junio.
𝗔𝗻𝗻𝗼𝘂𝗻𝗰𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗿𝗱𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗵𝗲 𝘀𝘁𝗮𝗿𝘁 𝗼𝗳 𝘁𝗵𝗲 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮𝗷𝘂𝗱𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗰𝗿𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮𝗹 𝘁𝗿𝗶𝗮𝗹 𝗳𝗼𝗿 𝘀𝗰𝗵𝗶𝘀𝗺 (art. 2 SST; can. 1364 CIC)
— Arcivescovo Carlo Maria Viganò (@CarloMVigano) June 20, 2024
The Dicastery for the Doctrine of the Faith has informed me, with a simple email, of the initiation of… pic.twitter.com/sVQmV2U4Af
¿Pero quién es Carlo Maria Viganò?
Nació en Varese, Italia, el 16 de enero de 1941. Ha representado a la Iglesia Católica en países como Irak, Kuwait, Nigeria y Reino Unido. En el 2011 el papa Benedicto XVI lo nombró Nuncio Apostólico en Estados Unidos y en el2016 fue jubilado al cumplir 75 años.
Señala el historiador Juan Fonseca que todos los prelados presentan su renuncia al cumplir esa edad. En algunos casos el Papa la acepta y en otros casos pide que continúen su trabajo. “En el caso de Viganò no fue así. El Papa le aceptó la renuncia y luego de ello ha estado básicamente retirado, pero muy activo en las redes y con un discurso muy contrario a la actual gestión del papa Francisco”, indica el docente de Ciencias de la Religión en la Universidad del Pacífico.
Pero el caso Viganó tiene varias aristas. Por un lado, señala Fonseca, el arzobispo se ha caracterizado por ser “parte del ala más tradicional de la Iglesia Católica”.
Este aspecto nos lleva a Estados Unidos. La doctora en teología Veronique Lecaros recuerda que Viganò forma parte de un pequeño grupo de arzobispos y cardenales que presentó una dubia, es decir, dudas sobre los actos del papa Francisco, pero también hay un lado político.
“Viganò está en Estados Unidos, ha sido nuncio de Estados Unidos, y ha tomado una posición muy conservadora. Estamos en época de elección y la Conferencia Episcopal norteamericana, a pesar de los nombramientos del papa Francisco, se mantiene bastante conservadora y ha dicho que su prioridad es el tema del aborto, que es parte del tema de campaña de los republicanos, de [Donald] Trump”, refiere a este Diario la Jefa del Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). También concuerdan con el negacionismo del cambio climático.
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Por otro lado, la agencia de noticias AFP informó que el arzobispo italiano ya fue condenado por un tribunal italiano en el 2018 a pagar 1,8 millones de euros a su hermano discapacitado por un caso de expolio familiar.
Del Concilio al papa Francisco
En general, al arzobispo se le cuestiona por sus declaraciones que afectan la unidad de la Iglesia Católica, pues ellas giran en torno a negar la legitimidad del papa Francisco y a rechazar las doctrinas establecidas durante el Concilio Vaticano II.
Este último punto nos remite a la década del 60 del siglo pasado. Se trata del XXI Concilio Ecuménico que fue convocado por el papa Juan XXIII y continuado por el pontífice Pablo VI. Se trató de una de las mayores reuniones de la Iglesia.
“Fue un conjunto de reformas que, con el paso de los años, se han terminado de aceptar. Yo diría que por la enorme mayoría de católicos, pero hay un pequeño núcleo de sectores muy tradicionales que hasta la actualidad se siguen resistiendo a ello”, apunta Fonseca. Estos cambios señalaron la modernización de la Iglesia, el diálogo interreligioso y aspectos de la liturgia en latín, entre otras modificaciones.
Con el paso de los años, señala que con el papa Francisco su situación se les ha vuelto más complicada, y “ha hecho también que estos grupos se vuelvan cada vez más hostiles, incluso ofensivos a la figura papal”, como ha sucedido con Carlo Maria Viganò.
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Señala la agencia EFE que el cuestionado arzobispo ha tildado de “herético” y “tirano” al papa Francisco. Incluso lo llamó “siervo de Satanás” tras la publicación del documento ‘Fiducia Supplicans’ que permite la bendición de parejas homosexuales.
Un proceso poco usual
El proceso por cisma se encuentra dentro del derecho canónico y podría tener varias consecuencias.
“Hay que entender que para la Iglesia Católica, a diferencia de las iglesias protestantes y evangélicas, la meta es mantener la unidad y tener dentro de la Iglesia diferentes tendencias. Siempre ha sido así. Hemos visto consistentemente los esfuerzos a lo largo de los siglos de mantener la unidad”, explica Lecaros.
Ambos especialistas, Juan Fonseca y Veronique Lecaros, concuerdan que el antecedente más cercano es el del arzobispo francés Marcel Lefebvre (1905-1991), fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Mantuvo su oposición a las nuevas doctrinas del Concilio Vaticano II y en 1988 fue excomulgado tras la consagración de cuatro obispos, lo cual fue considerado un acto cismático.
En esa misma línea, Fonseca indica a este Diario que el proceso por cisma es poco usual ya que, por lo general, las diferencias se tratan de conversar internamente y mantener una imagen de unidad. “En sus primeros momentos todavía, [el Papa Francisco] mostró cierta tolerancia a los sectores más tradicionales y con el paso de los años ya ha empezado a perder la paciencia”, comenta.
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En ese marco es que se aplica el proceso contra el arzobispo Viganò. Explica el historiador que se aplica “contra una persona o un grupo de personas cuyas actitudes se leen como de separatismo, de división dentro de la Iglesia”. Ahora, por un lado se puede entender como un proceso institucional o administrativo, y por otro es un proceso doctrinal en el que se puede considerar la herejía.
“Monseñor Viganò ha tomado algunas actitudes y gestos por los que debe responder”, dijo el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, según reporta la agencia VaticanNews. Lamentó su situación y recordó que siempre lo ha apreciado “como un gran trabajador, muy fiel a la Santa Sede, que en cierto sentido era también un ejemplo”.
¿Y qué pasará, entonces?
Señala la doctora Lecaros que a Carlo Maria Viganò podrían dimitirlo del estado clerical, es decir, expulsarlo de sus funciones dentro de la Iglesia Católica o, en caso extremo, podría ser excomulgado.
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