Una centena de militares e indígenas colombianos llevan más de dos semanas buscando posibles sobrevivientes luego del accidente aéreo en la selva de Guaviare.
Una centena de militares e indígenas colombianos llevan más de dos semanas buscando posibles sobrevivientes luego del accidente aéreo en la selva de Guaviare.
Renzo Giner Vásquez

Luego de más de dos semanas, un centenar de militares e indígenas continúan con las labores de búsqueda de posibles sobrevivientes al accidente aéreo en el que una aeronave cayó sobre la tupida selva de Guaviare, al sur de .

MIRA: Petro se retracta de su anuncio sobre rescate de 4 niños perdidos en la selva de Colombia hace 18 días

El miércoles 17, el presidente Gustavo Petro aseguró a través de su cuenta oficial de Twitter que se habían “encontrado con vida a los 4 niños que habían desaparecido por el accidente aéreo”.

Sin embargo, al día siguiente, el mandatario tuvo que borrar su tuit y disculparse pues “la información entregada por el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) no ha podido ser confirmada”.

Los menores a los que se hace referencia son tres niños de 13, 9 y 4 años; además de un bebé de 11 meses, todos ellos pertenecientes a la comunidad huitoto.

Según la Organización Indígena de Colombia (ONIC), los huitotos viven en “armonía” con las condiciones hostiles de la Amazonía y conservan tradiciones como la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres.

Esta tragedia, que mantiene en vilo a Colombia, trae a la memoria otros impactantes casos de personas que consiguieron sobrevivir a siniestros aéreos.

EL MILAGRO DE LOS ANDES

El milagro de los Andes ha sido plasmada en la película ¡Viven! (1993) y varios de los sobrevivientes escribieron libros o brindan conferencias narrando su experiencia.
El milagro de los Andes ha sido plasmada en la película ¡Viven! (1993) y varios de los sobrevivientes escribieron libros o brindan conferencias narrando su experiencia.

El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que transportaba al equipo de rugby amateur Old Christians Club de Montevideo a Santiago de Chile se estrelló contra la región argentina de la cordillera de los Andes debido a un error del copiloto.

El impacto provocó la muerte de 13 de los 45 pasajeros. Durante la primera noche, otras cuatro personas fallecieron, debido al frío y las heridas que les había causado el siniestro. Un alud causaría ocho muertes más y otras cuatro personas fallecieron dos semanas después del accidente debido a las infecciones sobre sus heridas.

Las labores de rescate se suspendieron ocho días después del accidente, debido a que las autoridades consideraron que era imposible que algún eventual sobreviviente siguiera vivo luego de ese tiempo.

El grupo, sin embargo, consiguió sortear las bajas temperaturas de la zona, la falta de recursos y tuvo que recurrir a la antropofagia para no morir de hambre.

Dos meses después del accidente, finalmente, dos de los sobrevivientes caminaron durante días hasta encontrar a un arriero que pudo comunicar la noticia.

En total, 16 personas sobrevivieron a la tragedia y a los dos meses posteriores. Lo increíble del caso llevó a que fuese bautizado como el milagro de los Andes.

PERDIDA EN LA SELVA PERUANA

Koepcke sobrevivió a la caída del avión en el que viajaba y a diez días perdida en la selva de Pucallpa.
Koepcke sobrevivió a la caída del avión en el que viajaba y a diez días perdida en la selva de Pucallpa.

El 24 de diciembre de 1971 el vuelo 508 de LANSA partió de Lima con destino a Pucallpa. Entre las 92 personas que viajaban en su interior -86 pasajeros y 6 tripulantes- se encontraba Juliane Koepcke, una joven que recién se había graduado de la secundaria.

Juliane viajaba junto a su madre, la reconocida ornitóloga alemana María Koepcke. El plan era pasar las fiestas navideñas junto a su padre, Hans-Wilhelm Koepcke, en Pucallpa.

El destino, sin embargo, tenía otros planes.

A las 12:36 de la tarde, un rayo impactó contra uno de los motores del Lockheed L-188 en el que volaban, desintegrando una parte de la nave y provocando que los pasajeros salieran despedidos por los aires.

Juliane, sujeta por el cinturón de seguridad, salió despedida junto a su asiento. Cayó sobre las copas de los árboles amazónicos. Estuvo inconsciente durante tres horas y cuando despertó se encontraba en medio de la selva.

Un corte en el brazo, una herida en el hombro, un ojo morado y la clavícula rota. Esos fueron todos los daños físicos que sufrió la joven pese al aparatoso accidente. A su alrededor, solo habían restos calcinados de la nave y cadáveres de otros pasajeros.

Durante diez días, la joven logró sortear los innumerables peligros de la selva hasta encontrarse con un grupo de cazadores que la auxiliaron.

Las indicaciones de la joven permitieron encontrar los restos del accidente. Se determinó que 13 personas, las que viajaban en la parte frontal de la nave, habían sobrevivido al siniestro pero perecieron durante los días posteriores en la selva.

CONGELADA EN PANAMÁ

Francesca Lewis al momento del rescate en Panamá.
Francesca Lewis al momento del rescate en Panamá.

El fin de semana previo a la Navidad del 2007, Francesca Lewis viajó a Panamá junto a su mejor amiga Talia y su padre, el acaudalado empresario estadounidense Michael Klein.

El plan consistía en pasar unos días de descanso en el resort que tenían los Klein en dicho país centroamericano y volver a su hogar en Santa Barbara, California, para celebrar las fiestas navideñas.

Cuando volaban en la avioneta de los Klein sobre la provincia panameña de Chiriquí, sin embargo, sufrieron un mortal accidente. La pequeña avioneta en la que viajaban impactó contra el volcán Barú, ubicado a 430 kilómetros de la capital.

El siniestro causó la muerte inmediata de Talia, Michael y el piloto del avión, Edwin Lasso. Francesca, mientras tanto, quedó inconsciente aferrada a su asiento.

La niña de solo 12 años soportó durante 72 horas las inclementes condiciones climáticas, que pudieron haberla congelado según los rescatistas. Pese a los rumores iniciales que señalaban que Francesca habría caminado por la selva hasta encontrarse con los equipos de rescate, la verdad fue que la menor superó el traumático episodio inconsciente.

La niña resultó con fracturas en un brazo, traumas musculares, alteración en las funciones renales y mostraba signos de hipotermia al momento del rescate.

“Ella solo recuerda haber visto los árboles, luego entró en un estado de sueños, tuvo dos sueños y al final de estos despertó al ver a los rescatistas”, explicaría Peter Lewis, tío de Francesca, días después de que la menor fuese evacuada y atendida.

HUNDIDA JUNTO A TIBURONES

Bakari sobrevivió durante 13 horas en medio del océano Índico sin saber nadar.
Bakari sobrevivió durante 13 horas en medio del océano Índico sin saber nadar.

El 30 de junio del 2009, un Airbus A310 perteneciente a Yemenia Airways despegó del aeropuerto internacional de Saná, en Yemen, con rumbo a las Comoras, en el sureste africano.

La nave, en la que viajaban 153 personas, se encontraba a solo 30 minutos de llegar a su destino cuando la torre de control perdió contacto con la tripulación. Misteriosamente, el avión se precipitó sobre el Océano Índico, causando la muerte de todos los que viajaban a bordo.

O al menos eso se creía.

Minutos antes del accidente, la joven francesa Bahia Bakari, de 12 años, se asomaba por la ventana junto a su asiento esperando distinguir algo en medio de la noche. De repente, todo comenzó a dar vueltas, era el avión cayendo.

La joven, que no sabía nadar, salió volando por los aires antes de caer al agua. No sentía nada. Los remolinos que se formaban en las profundidades intentaban arrastrarla, mientras el violento oleaje impedía que saliera.

Bahia, sin embargo, consiguió mantenerse a flote. Como si fuese poco, la corriente seguía alejando a la niña de las costas y entraba en una zona plagada de tiburones.

Las pocas capacidades de Comoras impedía que desplieguen labores de rescate masivas, por lo que tuvieron que esperar a que aeronaves francesas y estadounidenses llegaran a la zona para buscar sobrevivientes.

Luego de 13 horas aferrada a uno de los restos del fuselaje que la ayudaban a mantenerse a flote, Bahia consiguió ser vista por unos pescadores locales, quienes contactaron a una de las lanchas de rescate cercanas y lograron salvar a la niña.

Ya en el hospital El Mararouf, en Moroni, capital de Comoras, Bahia se recuperó de los cortes que tenía en la cara y las fracturas que sufrió en la cintura escapular debido al siniestro. Ahí también se enteró, sin embargo, que su madre, junto a quien viajaba, había perecido en el accidente.

10 KILÓMETROS DE CAÍDA LIBRE

Vulovic es la única persona en la historia que ha sobrevivido a una caída de 10 mil metros sin paracaídas.
Vulovic es la única persona en la historia que ha sobrevivido a una caída de 10 mil metros sin paracaídas.

El 26 de enero de 1972 que difícilmente podrá repetirse. Aquella noche, un DC-9 de la empresa yugoslava JAT Airways había despegado de Estocolmo con destino a Belgrado.

Al interior viajaban apenas 28 personas, incluidas 3 azafatas. Una de ellas era Vesna Vulovic, a quien le habían programado ese vuelo por un error de nombre con otra compañera.

El vuelo transcurría sin problema, la nave se encontraba en velocidad crucero a unos 10 mil metros de altura cuando de repente la tragedia tuvo lugar.

Una bomba ubicada al frente de la nave explotó, provocando un estallido que pulverizó la parte frontal y desprendió la posterior. En esta última se encontraba Vesna, quien además se vio resguardada por uno de los carritos que se había atascado delante de ella.

El trozo de fuselaje cayó desde 10.160 metros. En su interior, Vesna estaba inconsciente. Los restos del avión se precipitaron sobre la frontera entre Alemania y la ahora extinta Yugoslavia.

Un aldeano que había participado de la Segunda Guerra Mundial como médico se encontraba cerca a la zona de la tragedia y pudo presenciar la explosión. De inmediato se acercó al lugar y encontró a Vesna gravemente herida pero con vida.

Logró mantenerla estable hasta que llegaron los cuerpos de emergencia y trasladaron a la joven a un hospital cercano. Vesna tenía fracturas en las piernas, la cabeza y tres vértebras -una de ellas terminó totalmente pulverizada-, además sufrió una hemorragia cerebral.

Luego de 27 días en coma, sin embargo, despertó sin poder recordar nada. La mujer fue dada de alta y su caso mereció un espacio en el libro de los Récord Guinness al ser la única persona que sobrevivió a una caída de 10 mil metros sin paracaídas.

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