Renzo Giner Vásquez

Hace 16 meses, en lo que hoy parece un lejano 2018 donde no se hablaba de pandemias, ni cierre de fronteras y mucho menos de aislamiento social, Diana Luna llegaba a Nueva Zelanda. La joven ingeniera ambiental no se imaginaba ni remotamente que en marzo del 2020 sería la única peruana varada en Vietnam a causa del COVID-19.

*Actualización del caso : Diana Luna ha sido acogida por la peruana Patricia Marques, quien vive en el país asiático desde hace 10 años. Además, el consulado peruano la ayudará brindándole alojamiento desde este viernes. A continuación, lea la historia original, publicada el lunes por la tarde.

El 10 de marzo, tras trabajar por casi dos años y ahorrar con miras a estudiar una maestría en Europa, Diana llegó a Vietnam. Eran las últimas semanas lejos del Perú y pensaba despedir su largo viaje conociendo ese país asiático por unos 15 días.

El itinerario iniciaba en Ho Chi Minh, la última ciudad grande del sur vietnamita. Cabe resaltar que en esa fecha se reportaban recién 11 casos confirmados de coronavirus en el Perú, mientras que en Vietnam la cifra era de 17. Tras dos noches ahí siguió hasta la costera ciudad de Mũi Né, donde pasó otras dos noches.

El viaje continuó hacia Nha Trang y fue ahí donde recibió la noticia sobre el cierre de fronteras en el Perú. “Nadie tenía idea de que todo se iba a volver una locura. Ese mismo día compré un vuelo hacia Nueva Zelanda para el día 20, porque al menos allá tengo visa de turista hasta junio”, cuenta Luna a El Comercio.

Sin embargo, el 19 el país oceánico también decretó el cierre de sus fronteras como medida para frenar la pandemia.

Ahí entré en desesperación”, recuerda Luna.

La costera ciudad de Mũi Né, última parada antes de que Diana se entere del cierre de las fronteras peruanas. (Enviado por Diana Luna a El Comercio)
La costera ciudad de Mũi Né, última parada antes de que Diana se entere del cierre de las fronteras peruanas. (Enviado por Diana Luna a El Comercio)

La joven decidió entonces contactar al consulado peruano en Vietnam, donde le indicaron que las fronteras reabrirían el 31 de marzo y debía empadronarse.

Me registré, llené el padrón y le di seguimiento. A los días me dijeron que habían enviado mis datos a Cancillería pero que de hecho no era un caso de prioridad porque era la única peruana empadronada aquí”.

Entre las erráticas comunicaciones con la sede diplomática, Luna seguía intentando salir del país. En ese intento llegó a comprar hasta tres boletos aéreos, pero todos los vuelos fueron cancelados y el dinero en algunos casos sería reembolsado recién meses después.

Se me fueron los ahorros y me dijeron que no me podían ayudar, que le pida dinero a mis amigos y familia", asegura. "Te sientes como abandonada por tu país. Yo entiendo que hay personas en el aeropuerto, que hubo personas irresponsables que se subieron a esos vuelos. Entiendo las medidas. Pero que te respondan de esa manera, que no busquen una opción, es muy triste. Sientes que no tienes un país”.

Diana consiguió que su familia la ayude a conseguir un hospedaje hasta hoy, pagando por día cerca de 25 soles. Además, está estirando los 18 dólares neozelandeses (unos 36 soles) que le quedan en la tarjeta para poder comer una vez al día.

Una cosa que creo que es importante que está pasando es que empieza a haber cierta discriminación hacia el turista”.

Esa discriminación -azuzada por el miedo a la enfermedad- hizo que sea aún más complicado para Diana conseguir un alojamiento en Ho Chi Minh, pues los hoteles temían que hubiese contraído el virus durante el viaje. “El 20 estuve todo el día sin comer. Intenté en cinco restaurantes diferentes y me dijeron que no me atenderían. Eran muy amables, intentaron disimular, pero no me dejaron comer ahí”.

“El 20 estuve todo el día sin comer. Intenté en cinco restaurantes diferentes y me dijeron que no me atenderían. Eran muy amables, intentaron disimular, pero no me dejaron comer ahí”, narró Luna a El Comercio. (Enviado por Diana Luna a El Comercio)
“El 20 estuve todo el día sin comer. Intenté en cinco restaurantes diferentes y me dijeron que no me atenderían. Eran muy amables, intentaron disimular, pero no me dejaron comer ahí”, narró Luna a El Comercio. (Enviado por Diana Luna a El Comercio)

En medio de este difícil escenario, Diana recibió la noticia de que la cuarentena y el cierre fronterizo se ampliaría hasta el 12 de abril. “Ya se veía venir la ampliación, era una intuición. Igual Vietnam ha cerrado sus fronteras. Tengo entendido que a mediados de abril abrirán algunos días las fronteras para que puedan entrar. Pero puede que los cancelen, como han cancelado decenas de vuelos. Yo igual ya estoy aceptando que me quedaré aquí hasta fines de abril”, dice.

Pese a las negativas, Diana continúa escribiéndole al consulado peruano, esperando que puedan ayudarla de cierta forma. “Mi familia no me podrá ayudar durante todo el mes acá. Estoy sola, ¿y si me pasa algo? No solo por el virus, si me pasa algo en la calle, nadie se enteraría, solo se enterarán cuando deje de contestar”.

Debo ser la última en la lista de varados. Si bien soy solo una persona y no soy prioridad, igual soy una ciudadana, soy una persona. Tengo los mismos derechos. Es triste, reclama. “No digo que sea quien está en peor situación y no le echo la culpa a nadie, pero se siente muy feo sentirse desamparado, sentir que no hay un país que te apoya. O que al menos se esfuerza por hacerlo”.

La mañana del domingo, un día después de la primera conversación con ella, Diana nos escribió para contarnos novedades sobre su caso. “Me han mandado un comunicado, dicen que están viendo el alquilarme un cuarto para la próxima semana, seguro para mediados o fin de semana habrá más novedades”, explicó.

“Mi familia no me podrá ayudar durante todo el mes acá. Estoy sola, ¿y si me pasa algo? No solo por el virus, si me pasa algo en la calle, nadie se enteraría, solo se enterarán cuando deje de contestar”, dice Diana. (Enviado por Diana Luna a El Comercio)
“Mi familia no me podrá ayudar durante todo el mes acá. Estoy sola, ¿y si me pasa algo? No solo por el virus, si me pasa algo en la calle, nadie se enteraría, solo se enterarán cuando deje de contestar”, dice Diana. (Enviado por Diana Luna a El Comercio)

Cerca de la medianoche del lunes, El Comercio volvió a conversar con Diana, esta vez para escuchar buenas noticias de su parte. “En estos días pude entrar en contacto con grupos de argentinos y mexicanos que también están varados en Vietnam, les pedí que me pusieran en contacto con otros latinos y me comentaron que conocían a una peruana”, explicó.

Fue así como Diana conoció a Patricia Marques, una connacional que vive en Vietnam desde hace 10 años y que le ofreció quedarse en su casa. “Patricia me escribió, vine a su casa y me estoy quedando con ella. Ha sido un gran apoyo, es muy amorosa y está preocupada de que coma y me sienta bien”, explica Luna.

Además, la joven ingeniera señaló que el consulado peruano finalmente había conseguido una habitación para que pueda permanecer hasta que la situación se regularice.

Después de recibirme, Patricia llamó al consulado para preguntar sobre cómo iba mi caso. Creo que ella fue fundamental para que me consiguieran un lugar. Estaré con ella hasta el viernes y luego iré al alojamiento que ha conseguido el consulado”, detalló Diana a este Diario.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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