Renzo Giner Vásquez

Tras el cierre de fronteras decretado por el Gobierno Peruano para enfrentar la pandemia de , unos 1.469 españoles quedaron varados acá, mientras que 1.518 peruanos corrieron la misma suerte en el país ibérico. La diferencia recae en que mientras 700 españoles han retornado a su país, El Comercio no tiene información de que alguno de nuestros connacionales en territorio español haya sido repatriado.

Según el consulado español en Lima, los europeos partieron del Perú a bordo de tres vuelos de la aerolínea Iberia, el último de ellos salió del aeropuerto internacional Jorge Chávez al mediodía del miércoles 1 de abril.

En sentido contrario, este Diario ha recibido diferentes testimonios en los que aseguran que las aeronaves que partieron del país ibérico lo hicieron vacías, pese a los grupos de peruanos presentes en el aeropuerto.

Al ser consultado sobre este tipo de casos, el canciller peruano Gustavo Meza-Cuadra aseguró a El Comercio que esto se debió a que se necesita “tener asegurado el lugar donde vendrán a hacer la cuarentena” y hasta ese momento “no tenían a dónde venir”.

Uno de estos vuelos, programado para partir del aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez el 21 de marzo a las 11:00 a.m. había sido anunciado por el mismo consulado peruano mediante un correo electrónico, según diferentes testimonios recogidos por este Diario.

Todos compramos los pasajes, nos costó 300 euros cada uno, y cuando estábamos haciendo el check-in nos llamaron a todos los que volábamos a Lima. Nos dijeron que el Gobierno Peruano no autorizaba el aterrizaje y el vuelo se cancelaba”, detalló Abraham Olano, uno de los peruanos varados, a El Comercio. “A pesar de que nos enviaron el correo, dijeron que la responsabilidad era de Iberia, no de ellos”.

Junto a Olano, al menos 100 connacionales corrieron con la misma suerte. Entre ellos, Grecia Novoa, una joven de 26 años que había comprado su boleto a las 10 de la noche del 20 de marzo, viajó del departamento que había rentado en Zaragoza y llegó a la capital española promediando las 5 de la mañana.

Lo cancelaron diciendo que el Perú no quería recibir el vuelo y que ellos (Iberia) tienen todas las ganas de viajar y la tripulación lista. Pasé casi 24 horas en el aeropuerto esperando que me reembolsen el dinero pero solo dieron opción a reprogramarlo para otro día u otro destino”, explicó Novoa a El Comercio. “Volví a Zaragoza y alquilé un apartamento con mi dinero. A los pocos días me comencé a sentir mal, tenía fiebre y mucho desgano. Ya me venía doliendo el pecho, así que mi novio llamó a la ambulancia y me examinaron el jueves 26. La doctora que me hizo las pruebas me confirmó que era portadora del virus y me dijo que lo más probable es que lo haya contraído en el aeropuerto".

Constancia médica de la atención que recibió Grecia Novoa el 26 de marzo, el diagnóstico indica "Fiebre. Posible COVID-19 (+)". Este tipo de examen se conoce como detección por descarte, ante la escasez de pruebas para detectar el coronavirus en ese país.
Constancia médica de la atención que recibió Grecia Novoa el 26 de marzo, el diagnóstico indica "Fiebre. Posible COVID-19 (+)". Este tipo de examen se conoce como detección por descarte, ante la escasez de pruebas para detectar el coronavirus en ese país.

Cabe resaltar que ante la escasez de pruebas para detectar el COVID-19 en España, país que registra 110.238 casos al cierre de este artículo, se vienen realizando diagnóstico por descarte cuando el profesional médico considera que el paciente reúne los síntomas propios de la enfermedad.

Yo estaba cumpliendo la cuarentena antes de ir al aeropuerto. La doctora me dijo que el contagio fue en el bus camino a Madrid, donde solo viajábamos solo cinco personas o en el aeropuerto donde vi que atendían a varias personas, a un anciano incluso lo atendían en el suelo”, añade.

Entre el jueves 26 y el domingo 29, Grecia experimentó fiebres de hasta 41°, vómitos y dificultades para respirar. Además, fue aislada en el departamento donde estaba, lo que la obligó a pagar una quincena más de renta. “Hoy, menos mal, me han dicho que ya estoy fuera de peligro, porque los siete primeros días eran los más peligrosos”.

Grecia estaba empadronada en el registro electrónico habilitado por Cancillería tras el cierre de fronteras. Luego de que le detectaran el virus, volvió a contactar a las autoridades peruanas y recibió respuesta desde el consulado en Barcelona.

Me dijeron que lamentaban lo que me había sucedido, que estarían atentos a mi caso y que me brindarían ayuda para los días que pasaré acá. Creo que soy uno de los primeros casos de peruanos varados que se ha contagiado del COVID-19, pero todos están expuestos a ese peligro”, asegura. “Aún no sé el monto que me darán, solo me dijeron que sería una ayuda económica”.

El Comercio envió un correo electrónico a la embajada del Perú en España solicitando información al respecto. La sede diplomática nos anunció que enviará una respuesta pronto, la misma que será incluida en este artículo.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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