“Haga las maletas, Europa vuelve a abrir para viajar (esta vez de verdad)”. Con este atractivo titular el portal Schengen Visa Info, especializado en datos sobre movilidad en el espacio europeo, anunció recientemente a sus lectores la entrada en vigencia del nuevo documento que facilitará cruzar las fronteras a miles de ciudadanos en el Viejo Continente. Claro, siempre que esos viajeros estén vacunados contra el COVID-19.
Aunque muchos países ya brindan documentos que prueban la vacunación, cada vez son más las naciones que emiten certificados oficiales que permiten viajar o movilizarse más ágilmente a quienes ya estén inoculados.
MIRA: ¿Qué hacen otros países de la región con sus vacunados en el exterior? (y por qué es importante que se registren)
En esa carrera, la Unión Europea (UE) lleva la delantera. Este 1 de julio entrará oficialmente en funcionamiento el certificado COVID digital de la UE, un documento que si bien no es obligatorio para cruzar las fronteras, facilitará los desplazamientos entre los ciudadanos de sus países miembros ya sea por motivos laborales, familiares o por ocio.
Se trata de un pase que acredita que una persona ha sido vacunada contra el COVID-19, se ha realizado una prueba cuyo resultado ha sido negativo o se ha recuperado de la enfermedad. En su página web, la Comisión Europea detalla que el certificado será válido para los 27 países de la UE, así como Islandia y Liechtenstein, y podrían sumarse Noruega y Suiza, que están en fase de prueba. Muchas naciones ya han empezado a emitirlo.
Tervetuloa Finland to #EUCOVIDCertificate! 🇫🇮
— European Commission 🇪🇺 (@EU_Commission) June 23, 2021
17 EU countries and Iceland have already started issuing EU Digital COVID certificates – more countries will join soon for safe travelling this summer!
Europe is getting ready for 1 July!
“El problema que tenía la UE es que existen tratados que nos permiten movernos con libertad entre nuestros países, pero como cada nación estaba poniendo restricciones diferentes, se estaba produciendo un colapso en el movimiento de las personas. De ahí que la UE haya sacado adelante el certificado en tiempo récord”, dice a El Comercio Samuel Parra, jurista español experto en protección de datos y privacidad.
El documento puede tener formato digital o en papel, cuenta con código QR, se emite en la lengua nacional y en inglés, es seguro y fiable y es válido en todos los países de la UE. Los ciudadanos pueden viajar sin este certificado, pero en ese caso deberán acatar los requisitos o restricciones nacionales vigentes. Por ejemplo, deberán someterse a cuarentenas, pruebas a la llegada u otras medidas.
The EU Digital COVID Certificate will help make travelling free and safe this summer!☀️
— European Commission 🇪🇺 (@EU_Commission) June 20, 2021
President @vonderleyen got her certificate checked this week during her #NextGenerationEU tour across Europe.
On 1 July, it's your turn! #EUCOVIDcertificate
En otros países
Pero estos documentos –llamados popularmente pasaportes de vacunación– no son los mismos en todos los lugares. Tampoco funcionan igual. Mientras algunos países ya solicitan un certificado de vacuna para pasajeros internacionales, otros evalúan lanzar pronto sus propios pasaportes COVID, aplicaciones de salud digital o pases de inmunidad.
Cada país crea su propia normativa y, en algunas ocasiones, llega a convenios bilaterales para usarlos con países vecinos específicos. Es el caso de Israel y Grecia, que acordaron que el pasaporte verde israelí permita a los portadores visitar territorio griego.
Bahréin, Líbano, Arabia Saudí, Ecuador y Chile son otros de los países que ya gozan de beneficios por tener un certificado de vacunación contra el COVID-19.
En el caso chileno el Pase de Movilidad permite a quienes hayan completado su proceso de vacunación y tengan cumplidos los 14 días desde la segunda dosis de las vacunas desplazarse libremente en comunas en cuarentena, realizar viajes interregionales entre algunas comunas.
Ministro @voceriagobierno @jaimebellolio explica el #PaseDeMovilidad pic.twitter.com/AqCCGKMQTA
— Ministerio de Salud (@ministeriosalud) May 24, 2021
En Ecuador, las autoridades confirmaron a inicios de junio la eliminación de la obligatoriedad de presentar una prueba PCR negativa para ingresar al país para aquellos viajeros que cuenten con un certificado de vacunación contra el COVID-19.
Hasta el momento, Latinoamérica no posee un documento regional que certifique la vacunación contra el COVID-19 con miras a permitir una mayor movilidad entre sus países.
En Estados Unidos, no hay un documento de ese tipo que se haya emitido en el ámbito nacional, aunque varios estados sí lo han hecho, entre ellos Nueva York y California.
No obstante, el epidemiólogo colombiano radicado en Estados Unidos Felipe Lobelo, profesor de la Universidad de Emory y director de Epidemiologia de Kaiser Permanente Georgia, explica que, pese al debate que el tema suscita en el país, el Gobierno Federal ha estado “trabajando en algunas soluciones tecnológicas para una posible implementación en el futuro si la opinión pública lo ve como una buena opción”.
“Es algo que algunos epidemiólogos creen que es necesario porque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) autorizaron que se deje de utilizar la mascarilla en espacios cerrados bajo la creencia de que la gente vacunada está utilizando la mascarilla, pero ya se sabe que no todos los no vacunados están usando tapabocas. Y eso ha hecho que haya críticas a los CDC por no haber establecido un sistema de verificación de la vacunación en el país”, dice el médico a este Diario.
Beneficios y desafíos
En cualquier caso el objetivo mayor es el mismo: responder a la necesidad de millones de personas en el mundo para las que una de las experiencias más añoradas de la vida previa a la pandemia es viajar con normalidad.
Lobelo señala que tener un certificado de vacunación estándar, que no sea falsificable y que muchos países estén utilizando ayudaría a controlar la pandemia.
“Estos documentos pueden facilitar los viajes internacionales, también la entrada a conciertos, estadios u otros sitios de aglomeraciones y de esa forma evitar el riesgo de que personas no vacunadas introduzcan el virus, sobre todo las variantes que son más infecciosas y que están circulando en muchos países”, dice a este Diario.
Sin embargo, el médico considera que su uso es aún incipiente y menciona algunos desafíos que trae consigo su implementación.
“Hay aspectos negativos vinculados a la protección de datos. También hay riesgo de que estos pasaportes se conviertan en una forma de discriminación, sobre todo en EE.UU. y en países donde hay muchas personas de bajos recursos que aún no se vacunan”, apunta.
Hasta el momento, el 22% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19. Solo el 0,9% de las personas de países de bajos ingresos ha recibido una inyección.
El epidemiólogo también enfatiza la importancia de que las personas, sobre todo en Latinoamérica, que están viajando a Estados Unidos o Europa para vacunarse registren su inoculación cuando vuelvan a sus países. “Sabemos que hay limitaciones en la cantidad de vacunas, así que esa dosis puede servirle a otra persona, lo que va a ser más factible aumentar la cantidad de vacunados y llegar a la inmunidad poblacional en un tiempo más corto”.
Punto de vista
“El país que no lo tenga será la excepción”
Samuel Parra
Jurista español experto en protección de datos
—¿Cuál es la utilidad de estos documentos?
Pueden ayudar en muchos sectores, como la economía y la salud. Si tenemos un certificado que nos permite viajar con más agilidad y saber con certeza que vamos a ser admitidos en el país de destino, habrá más movimiento de personas entre países y más turismo. También se podrá controlar mejor la pandemia y evitar mayores contagios.
—¿Seguirá aumentando la emisión de esos certificados en el mundo?
No me cabe la menor duda. Creo que va a ser la excepción el país que no tenga un certificado de este tipo. Es más, creo que al final que lo que va a haber es un certificado que considere muchas más enfermedades. Este certificado ha llegado para quedarse.
—¿Puede haber uno universal?
Ojalá lo hubiera, pero eso sí que lo veo más complicado. Es muy difícil que todos los países se pongan de acuerdo en hacer un único documento, es más viable que cada país o conjunto de países pueda tener el suyo, pero que se puedan comunicar entre sí de forma automática.
—¿Cuál es el mayor reto?
El riesgo de protección de datos es mayor en algunos países porque no todas las naciones tienen normativas de protección de datos. Considero que el reto principal es la discriminación. Es importantísimo que estos certificados no sirvan como excusa para etiquetar a los ciudadanos y que no se discrimine a nadie por no tener el documento. El papel de los gobiernos o Estados será clave.
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