Hacinamiento, motines, violencia entre reos y estrictos regímenes de seguridad. Esos son los explosivos ingredientes que se encuentran en muchas cárceles del mundo y que las terminan convirtiendo en temibles centros de reclusión.
Muchas de ellas se vuelven famosas por fatídicos eventos como masacres, fugas o por ser el sitio en el que purgan penas los peores criminales. Además de eso, los testimonios revelados por los reclusos dan cuenta por qué muchos de estos sitios se convierten en verdaderos lugares de terror.
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Bang Kwang, Tailandia
Los presos duermen en el suelo y a duras penas salen de su celda. Comen una vez al día y la correccional los obliga a usar grilletes. Así describen quienes alguna vez estuvieron recluidos en Bang Kwang, en Tailandia, un centro penitenciario que hace años saltó a los principales diarios de España por recluir a Artur Segarra, un temible criminal español.
Hasta hace unos años había datos de qué población carcelaria duplicaba su capacidad. Esta cárcel fue construida para llevar a todos los condenados a muerte. De acuerdo con esas descripciones, de la década pasada y principios de la actual, hay presos con enfermedades contagiosas que no eran separados de los demás, con quienes convivían en celdas atestadas, donde la falta de higiene y el sofocante calor era caldo de cultivo para la propagación de virus.
El penal, ubicado en la ribera del río Chao Phraya a su paso por la provincia de Nonthaburi, al norte de Bangkok, llegó a albergar a 7.000 convictos cuando fue construido para acoger a 3.500.
Tadmur, Siria
Esta prisión está ubicada en Palmira, Siria. Fue fundada en 1970 y, en 1980, ocurrió una masacre que marcó su legado a nivel mundial. En este incidente murieron entre 500 y 1.000 personas, según Amnistía internacional. Su construcción tiene estructura de panóptico para que los presos puedan ser vigilados constantemente.
De acuerdo con la BBC, en este lugar las ventanas y el techo estaban cubiertos de alambres de púas. Durante mucho tiempo en este centro penitenciario se prohibió mirar a los ojos a cualquier otro recluso. Según el medio británico, allí se torturó a los presos con castigos inhumanos que quedaban a la siniestra voluntad de los guardias. En el año 2015, en plena guerra del Estado Islámico, los yihadistas tomaron el centro penitenciario y la destruyeron debido a que allí fueron detenidos y torturados muchos disidentes.
San Quintín, California
Este es el centro penitenciario más antiguo de Estados Unidos (fundado en 1852). Está ubicado en el condado de Marín, California. En este lugar, cuando alguien es sometido a aislamiento total, tiene que dormir en una cama de metal sin ventanas, según un reportaje de la BBC. De acuerdo con la investigación, en la prisión “no hay interacción humana, los niveles de ansiedad son altos, la soledad puede ser brutal, tu mente te puede engañar para adaptarte”, dice la cadena británica.
En los últimos años, de acuerdo a la investigación, se reportó un nivel de hacinamiento elevado por ventilación deficiente, malos hábitos de limpieza y celdas estrechas. Muchos de los presos son encerrados en jaulas. En este centro cumplió su condena el asesino en serie Charles Manson.
Prisión de Alcatraz, California
El centro penitenciario fue cerrado en 1963. Está ubicado en la Isla de Alcatraz, California. Al estar sobre las aguas del océano pacífico se convirtió en una prisión a prueba de fugas. Aquellos que intentaron escapar, en su mayoría, terminaron ahogados. Finalmente, la prisión dejó de funcionar por el alto costo que implicaba sostenerla.
Sin duda, esta podría ser es la cárcel más reconocida de la lista. En este centro se construyó el primer faro de la costa del Pacífico. Actualmente, es una atracción turística.
Isla Rikers, Nueva York
Está ubicada en medio de los condados de Queens y Bronx, sobre el East River. Abrió en 1932, según el medio El País, con una capacidad para 14 mil presos, sin embargo, durante mucho tiempo fue habitada por 20 mil reclusos.
De acuerdo con el citado medio español, los niveles de violencia entre los presos fueron producto del diario vivir de los reclusos. “Los que llegan allí tienen que adaptarse a pelear”, dijo el presidente de Latino Justice, organización de derechos civiles, a ese diario.
En muchas ocasiones murieron reclusos en medio de las peleas en las cuales los guardias rara vez intervienen, según los testimonios de varios funcionarios. Incluso los mismos vigilantes han llegado a participar en las golpizas que sufren los presos.