Será una noche muy larga, han vaticinado los analistas políticos que suman, restan e interpretan los votos electorales de los distintos estados frente al panorama de las elecciones de este martes 5 entre Kamala Harris y Donald Trump. Pero la noche de hoy puede dar paso a más horas y días de no saber a ciencia cierta quién tomará la posta de Joe Biden.
A lo ajustado del voto en siete estados se suman el sufragio por correo y las medidas de seguridad extraordinarias puestas en marcha en varios de los estados bisagra, lo cual puede estirar el conteo de unos comicios que, recordemos además, ya empezaron hace semanas debido a que EE.UU. permite el voto adelantado. De hecho, casi 80 millones de ciudadanos (aproximadamente un tercio de los estadounidenses habilitados para votar) utilizaron dicha figura.
Si bien hay un escenario que señala que las encuestadoras pueden estar fallando -no sería la primera vez, además- y que las distancias entre ambos postulantes a la presidencia serían mayores de las que señalan, por ahora los medios y la ciudadanía se alistan para estirar el suspenso.
La respuesta a la pregunta del titular es una de las tantas incógnitas de esta reñida elección. Como nadie la tiene, bien vale la pena echar un vistazo a los dos últimos procesos. En el 2016 hubo que esperar hasta las 2:40 a.m. del día siguiente para dar por ganador a Donald Trump. De nada le valió a Hillary Clinton la ventaja de casi 3 millones de sufragios en el voto popular porque su rival alcanzó 306 votos electorales. Más días tardó la líder demócrata en aparecer, con los ojos enrojecidos y el gesto abatido, para reconocer su amarga derrota.
Pero lo del 2016 fue nada en comparación con lo que ocurrió cuatro años más tarde, cuando hubo que esperar hasta el sábado -es decir, 96 horas después del día de la elección- para dar como virtual ganador a Joe Biden, tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular. El recuento de sufragios se alargó en cuatro estados -Wisconsin, Michigan, Pensilvania y Georgia- por lo apretado que estaba todo, y ello dio pie a que Trump hablara de fraude sin presentar pruebas y que se llegara al extremo del asalto al Capitolio en enero del 2021 por parte de hordas extremistas.
En el proceso actual se puede romper la marca del 2020, según algunos analistas, y que tampoco pierden de vista lo ocurrido en el 2000, cuando la disputa legal entre las candidaturas de George W. Bush y Al Gore se prolongó por semanas, sobre todo en el estado de Florida, al punto que se tuvo que llegar al Tribunal Supremo para que actuara de dirimente. Se prevé que este año haya numerosos pleitos, litigios e impugnaciones en los siete estados clave en disputa, sumado ello a que cada estado tiene su entramado de reglas para el escrutinio.
Debido a su larga tradición federal, EE.UU. no cuenta con un organismo electoral centralizado que cuenta los votos, como aquí en el Perú la ONPE, por ejemplo. Cada estado realiza y expone su propio conteo, y son los medios de comunicación los que recopilan y suman cada información parcial, se apoyan en sondeos a pie de urna y anuncian la victoria de uno u otro candidato según sus proyecciones. “Lo que está en juego para los canales de TV es enorme, hay una presión increíble por dar la información rápidamente pero con el riesgo de sacrificar la precisión”, advierte Costas Paganopoulos, catedrático de la Northeastern University (Boston).