Las expectativas eran altas pero se sabía que la reunión no terminaría con grandes anuncios. Con que hubiese cordialidad y firmeza, de ambos lados, era suficiente, teniendo en cuenta que las relaciones entre ambos países están en su punto más bajo en muchos años. Y así fue. La esperada cumbre entre Joe Biden y Vladimir Putin, los presidentes de Estados Unidos y Rusia, no tuvo resultados grandilocuentes pero sí primaron el pragmatismo y las buenas formas.
Para analizar los resultados de la histórica reunión en Ginebra, El Comercio conversó con los analistas Aribel Contreras, coordinadora de la Licenciatura de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana de México, y el internacionalista Francesco Tucci.
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“Creo que el balance es positivo. Sabíamos que cada uno iba a mantener su postura firme, pero yo creo que lo más importante es que los dos mandatarios coincidieron en que no quieren llevar a sus países a una nueva guerra fría”, comenta Contreras.
Aunque ni Putin ni Biden manifestaron abiertamente sus contradicciones, sí quedó de manifiesto las posiciones divergentes en diferentes temas, los cuales fueron tratados en medio de un tono respetuoso y constructivo.
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No obstante sí se trataron temas como la ciberseguridad, los derechos humanos y la seguridad estratégica.
Putin dijo que veía “destellos de confianza y de esperanza”, y aseguró que ni él ni Biden buscaron ejercer presión el uno sobre el otro.
Por su parte, Biden dijo que se iba de Ginebra “con la genuina perspectiva de que, en general, podemos mejorar nuestras relaciones”.
“Ambos mandatarios resaltaron que tuvieron un ambiente cordial, que fue una buena reunión. El hecho de que los dos pudieran mostrar sus puntos de vista y entender que tienen realidades distintas por la gran complejidad de sus países, es un gran avance”, agrega.
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Pese al tono positivo de la reunión, dista mucho de la cumbre de Helsinki, en el 2018, entre Putin y Donald Trump, en el que el último mostró abiertamente su entusiasmo por reunirse con el ruso e incluso puso las afirmaciones de Putin por encima de sus mismas agencias de inteligencia, con respecto a la injerencia rusa en las elecciones presidenciales.
“Tenemos a un presidente norteamericano mucho más asertivo, a diferencia de Trump que siempre buscó un diálogo con Rusia. Biden tiene una visión de la política exterior completamente distinta de Trump. Trump estaba generando un repliegue de Estados Unidos debido a su visión aislacionista. Biden tiene la visión de un presidente que quiere que Estados Unidos siga siendo una super potencia”, explica Tucci.
¿Quién ganó?
“Creo que ha sido una cumbre donde ambos han ganado. Si gana Estados Unidos y gana Rusia, gana el mundo. Los dos aceptan las diferencias como países, pero rechazan una guerra y aceptan avanzar. Yo creo que eso para mí es lo más rescatable y valioso”, señala Contreras.
“Putin manda esta señal al decirle al mundo que está dispuesto a entablar un diálogo político con un país que no es su aliado ni su socio. Y tiene los reflectores internacionales sobre él junto con Biden, entonces reposiciona a su país geopolíticamente al defender sus intereses. Y además no dobló las manos con el tema de [el opositor Alexei] Navalny o los grupos opositores. Él fue firme en esto, entonces su imagen sale fortalecida”, añade.
Asimismo, explica que la imagen de Biden también se ha fortalecido en el contexto internacional y en su intento de que Estados Unidos vuelva a su posición de liderazgo mundial con el acercamiento a sus aliados históricos.
“Seguramente los republicanos lo van a cuestionar y criticar mucho en su país, porque se podría interpretar que no defendió los derechos de Estados Unidos ante Putin, pero creo que no fue así. Biden llegó a Ginebra ya muy fortalecido luego de haberse reunido con sus homólogos del G7, la OTAN y la Unión Europea. Yo lo veo más empoderado en el contexto internacional”, precisa la analista mexicana.
Por su parte, Tucci comenta que Biden está abierto al diálogo, pero que la advertencia a Rusia ha sido clara: “Les ha dicho que no tienen que desarrollar una política agresiva hacia sus vecinos y no se tienen que inmiscuir en los asuntos de las democracias occidentales. Pero también hay que explicar que Rusia cumple las condiciones de un régimen híbrido, es decir, un régimen donde las instituciones son de fachada democrática pero hay manipulaciones, por esto es difícil que un régimen híbrido se lleve bien con las democracias. Entonces tendremos que esperar cómo se desarrollarán más adelante las relaciones entre ambos líderes”.
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