“Por momentos no quiero recordar qué fue lo que pasó en la selva, es algo que de haberlo sabido no habría expuesto a mis dos hijas”, contaba en diciembre del 2022 Angélica, una migrante venezolana, a la organización Médicos sin Fronteras luego de haber conseguido atravesar con vida la temida selva del Darién, junto a su esposo y sus niñas de 6 y 8 años.
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Así como Angélica, miles de migrantes ponen en riesgo su vida y la de sus familias persiguiendo el sueño de llegar al norte del continente. Una ruta que, en muchas ocasiones, es la única salida a la profunda crisis que se vive en sus países de origen.
La región del Darién se extiende por 575 mil hectáreas en la frontera entre Colombia y Panamá. Es una zona con densa vegetación, animales salvajes y en la que operan diferentes organizaciones criminales dedicadas principalmente al tráfico de personas.
Por estos peligros, además de la ya de por sí agreste naturaleza, organismos internacionales como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), autoridades como las migratorias panameñas o incluso gobiernos extranjeros, como el de Estados Unidos, el destino para muchos de estos migrantes, han encabezado diferentes esfuerzos para desalentar que las personas sigan cruzando la peligrosa ruta.
Las últimas cifras, sin embargo, reflejan que los esfuerzos hasta el momento han resultado inútiles pues el promedio de migrantes que atraviesan el Darién ha crecido peligrosamente.
En los primeros cuatro meses de este año más de 127.000 migrantes irregulares que viajan hacia Estados Unidos llegaron a Panamá tras cruzar la jungla del Darién, revelan cifras oficiales obtenidas por la agencia EFE.
Este número es seis veces mayor que el registrado en el mismo lapso del 2022.
En esta infografía elaborada por El Comercio podrá conocer más detalles sobre el Darién, los peligros que esconde y las cifras de migrantes que lo atraviesan.