El historiador estadounidense-israelí Efraim Zuroff, de 75 años, es el último cazador de nazis. Pero su trabajo, que en más de cuatro décadas ha permitido llevar ante la justicia a por lo menos 50 de estos criminales, está cerca de acabar. Muy pocos de aquellos que cometieron infamias durante la Segunda Guerra Mundial siguen vivos, y sentarlos en el banquillo ya es una posibilidad remota.
MIRA: Quién es Yaroslav Hunka, el criminal de guerra nazi que fue homenajeado en el Parlamento de Canadá
Desde su residencia en Jerusalén, el doctor Zuroff, investigador principal del Centro Simon Wiesenthal y fundador y director de la oficina en Israel, conversó con El Comercio sobre la búsqueda de justicia como misión y la necesidad de no olvidar los horrores de una de las épocas más oscuras de la humanidad. De ese modo, afirma, se podrán evitar escenas como la que ocurrió hace poco en el Parlamento de Canadá, donde un criminal de guerra nazi fue homenajeado, un hecho por el que tuvo que disculparse el primer ministro Justin Trudeau.
—El ucraniano Yaroslav Hunka fue presentado como un héroe en el Parlamento canadiense, pero luego se reveló que sirvió en la 14ª División de Granaderos Waffen de las SS, una unidad militar nazi. ¿Qué pensó cuando se enteró?
No es sorprendente que se cometiera ese error. En Canadá, el Gobierno no consideró criminales de guerra a la División Galicia, como también se conoce a la 14ª División de Granaderos Waffen de las SS, lo cual es un terrible error porque eran criminales de guerra y cometieron crímenes terribles. En ese país se los considera soldados regulares o, peor aún, luchadores por la libertad, lo que es ridículo porque los nazis no tenían intención de dar la independencia a Ucrania. Esos soldados lucharon junto con el peor gobierno de la historia, un régimen que llevó a cabo un genocidio contra los judíos, asesinó a cientos de miles de gitanos, a personas con discapacidades físicas y con enfermedades mentales, y los liquidaron a pesar de ser personas totalmente inocentes.
—Polonia solicitó la extradición de este ucraniano...
Me alegra mucho oír eso. Creo que es lo correcto.
—¿Se sabe cuántos nazis siguen vivos?
Nadie lo sabe. En medio de esta conversación, un par de ellos podrían morir. Son todos viejos y muchos están enfermos. Ciertamente no es un número exacto. Yo diría que, por lo menos, cientos.
—Varios nazis han sido capturados o juzgados en las últimas décadas. ¿Cuáles han sido los casos más trascendentes?
Es una pregunta difícil. En primer lugar, los esfuerzos para llevar a los nazis ante la justicia se han dado durante las últimas décadas. Esta gente ha escapado a países de todo el mundo, así que llevarlos ante la justicia es una tarea muy difícil.
—¿Sigue tras la pista de alguno estos días? ¿Cómo van sus investigaciones?
Estamos trabajando en el juicio de un guardia que sirvió en un campo de concentración cerca de Berlín, Alemania. Se supone que será juzgado en enero o febrero del próximo año. Él era guardia en Sachsenhausen. Se llama Gregor F. Está acusado de participar en el asesinato de más de 3.000 reclusos.
—¿Cuántos juicios activos contra nazis hay?
Habrá un único juicio. El último va a ser en enero o febrero en Alemania, por el momento. No hay más juicios.
“Los nazis escaparon a países de todo el mundo; llevarlos ante la justicia ha sido y es una tarea muy difícil”.
—¿Cómo funciona su trabajo? ¿Cuál es el proceso de búsqueda de un nazi?
Cuando me preguntan por mi trabajo, digo que un tercio de mí es detective, porque busco a estos criminales y casi nadie más lo hace. Soy, además, un tercio historiador, que es mi verdadera profesión. Y el último tercio es lobbista político, porque en muchos países no quieren juzgar a esta gente porque saben que lo único que tienen que hacer es esperar a que mueran y eso les evitará la vergüenza, el gasto y todo el lío de un juicio.
Este antiguo suboficial de la Waffen SS fue condenado en el 2022 a cinco años de prisión por su complicidad en el asesinato de por lo menos 3.500 prisioneros cuando trabajaba como guardia en el campo de concentración de Sachsenhausen, al norte de Berlín. Murió en abril último a los 102 años.
El exguardia alemán del campo de concentración de Auschwitz fue condenado en el 2016 a cinco años de prisión, pero murió meses después del veredicto sin entrar en prisión. Tenía 94 años.
Apodado el ‘Contador de Auschwitz’. El alemán pidió perdón en el 2015 y reconoció su “falta moral”. Fue condenado a cuatro años de prisión por complicidad en la muerte de 300.000 judíos. Murió en marzo del 2018 sin purgar su pena.
Nacido en Polonia, es el antiguo guardia de un campo de concentración nazi. Fue expulsado en agosto del 2018 de Estados Unidos. Falleció en enero del 2019 en un asilo en Alemania, a los 95 años.
—¿Cómo se es detective, historiador y lobbista político al mismo tiempo?
Es que el trabajo gira en torno a esas tres tareas. En otras palabras, se trata de encontrar nazis, construir el caso contra ellos, encontrar las pruebas, testigos y documentos. Poner a prueba si soy capaz de encontrarlos. Y luego trabajar para que la opinión pública apoye la acusación.
—¿Es muy difícil en estos tiempos defender la importancia de hacer rendir cuentas a nazis en la recta final de sus vidas?
La mejor forma de explicar el problema es comparar a un nazi de 90 años con un asesino en serie, porque lo sigue siendo. Si hay un asesino en serie libre en Lima, la policía lo buscará. Porque saben que mientras no esté en la cárcel, estará matando gente inocente, ¿verdad? Ahora, muchos dicen: “¿Pero cuál es la probabilidad de que un nazi de 90 años mate a alguien?”. Y sí, como nunca ha sucedido, saben que todo lo que tienen que hacer es ignorar a las personas como yo y se ahorrarán la vergüenza y el gasto.
—¿Por qué ha dedicado su vida a investigar a los criminales de guerra nazis?
Creo que es una misión noble y muy importante. Y, como judío y alguien que perdió a su familia en el Holocausto, y de hecho me llamo así por el tío de mi madre que fue asesinado junto a su esposa y sus hijos, es un privilegio poder llevar a estas horribles personas ante la justicia. Y es algo que realmente merece el esfuerzo para que estas personas rindan cuentas. Porque son las últimas personas en la tierra que merecen cualquier simpatía. Ellos no tuvieron ninguna simpatía por sus víctimas, esas personas inocentes asesinadas por ser consideradas enemigas.
—Hay historias y teorías sobre los nazis que vinieron de incógnito a Latinoamérica. ¿Qué información tiene al respecto? ¿Sabe de alguno de alto perfil que haya llegado al Perú?
Ni siquiera lo hicieron de incógnito. Muchos eran realmente conocidos. Había dos redes que ayudaron a los nazis a escapar a América Latina, entre otros lugares. Una de las rutas fue dirigida por el sacerdote católico austríaco Alois Hudal. Era el director de un seminario en Roma y dirigía una red de escape que ofrecía a los nazis, incluidos los de muy alto rango, la opción de ir a Egipto, Siria o Sudamérica, principalmente a Argentina, pero también a Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia. Había otra red que era dirigida por un sacerdote católico de Croacia que era fascista, y envió a esa gente a América del Sur. Ahora, ninguno de los famosos llegó al Perú, digámoslo así.
—Usted ha ayudado a capturar a decenas de nazis en todo el mundo. ¿A cuál recuerda más?
Dinko Šakić. Fue uno de los comandantes de un horrible campo llamado Jasenovac, en Croacia, donde al menos unas 100.000 personas fueron asesinadas, entre serbios, judíos, gitanos y croatas antifascistas.
“Dos redes ayudaron a los nazis a escapar a América Latina, dirigidas ambas por sacerdotes católicos”.
—¿Cómo lo atrapó?
Él estaba en Argentina. Desde ahí conseguimos que lo extraditaran a Croacia. Lo atrapamos por su arrogancia y su estupidez. No se cambió el nombre. Y entonces le dio una entrevista a una revista croata. Seguimos la pista y lo encontramos en Santa Teresita, al sur de Buenos Aires. Eso ocurrió en 1998.
—¿Enfrentó a la justicia?
Fue extraditado a Croacia y llevado a juicio. Se lo acusó de asesinato en masa y recibió la pena máxima, que era de 20 años de prisión, y murió en la cárcel. Pero déjeme decirle algo: en su funeral él pidió ser enterrado con su uniforme de la unidad ustacha, formada por los fascistas croatas. Horribles y repugnantes criminales. Y fue enterrado con su uniforme en un funeral privado. El sacerdote católico que habló en el funeral dijo que Dinko Šakić era un modelo para Croacia. Hay un gran problema en un país como ese.
—¿Cómo suelen actuar las autoridades de los países en los que se han encontrado estos nazis?
Depende. Algunos cooperan, otros hacen todo lo posible por no hacerlo. No es tan sencillo. Los estadounidenses han hecho un buen trabajo, han ganado casos contra más de 100 criminales de guerra nazis que vivían en EE.UU. y tienen el mejor historial de los últimos años. Pero, por ejemplo, los británicos solo procesaron con éxito a un criminal de guerra nazi. Los australianos crearon una ley para el enjuiciamiento y ni uno solo fue condenado.
—¿Cuánto tiempo le gustaría seguir haciendo este trabajo?
El último juicio va a ser en enero o febrero, así que parece que mi trabajo está a punto de terminar. Y estoy muy triste. Siento mucho que se acabe porque creo que es una gran labor llevar a estas personas ante la justicia, y hacerlo envía una lección muy poderosa. Si cometes crímenes como esos, te encontraremos y te meteremos en la cárcel, incluso 70 años después.
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