Gisella López Lenci

Vladimir Vladimirovich Putin. Su solo nombre eriza la piel e inspira temor. El ex agente de la KGB sigue siendo un quebradero de cabeza para Occidente, pese a ser uno de los líderes mundiales que más tiempo ha gobernado un país. El presidente de Rusia es una incógnita y a la vez un hombre predecible. Es un autoritario que añora el pasado imperial ruso, practica el judo y ama a los perros. Un señor de la guerra que encarna el ultranacionalismo de un país que no quiere que lo miren por encima del hombro. Por eso, los rusos lo apoyan, y los que no lo quieren no pueden decir en voz alta que es un autócrata. Menos ahora que se va por su quinto mandato presidencial.