Corea del Sur y EE.UU. llevan a cabo los ejercicios militares conjuntos más grandes que hayan tenido lugar en la Península de Corea, practicando lo que sería una guerra con una Corea del Norte cada vez más hostil.
La BBC tuvo acceso al centro de control militar que comparten ambas naciones.
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Pero, ¿cuál es el propósito de estos ejercicios? Y, ¿podrían terminar teniendo consecuencias no deseadas?
Dos ejércitos defendiendo a una nación
En las profundidades de un búnker a las afueras de Seúl, dos coroneles de las fuerzas aéreas de ambas naciones se sientan hombro a hombro: uno es estadounidense, el otro es surcoreano.
Juntos visualizan fotos satelitales de Corea del Norte, las cuales están siendo proyectadas en pantallas gigantes en una sala oscura. Las imágenes son apenas unas de las muchas que reciben de fuentes de inteligencia con las que se alimenta esta bóveda ultrasecreta.
“Tenemos la habilidad de detectar el instante en el que un misil norcoreano despega del suelo”, explica el coronel Anthny Kuczynski, quien maneja el lado estadounidense de la operación.
Acto seguido, un algoritmo predice el lugar al que se dirige el misil: “Luego, con mi pésimo coreano y su excelente inglés, podemos alcanzar una decisión rápidamente”, explica, señalando a su contraparte surcoreano, el coronel Soe.
Este centro de operaciones en la base aérea estadounidense Osan es único ya que no hay otro lugar en el mundo en el que dos fuerzas militares trabajen en armonía para defender a un sólo país. Ese fue el compromiso que asumió EE.UU. con Corea del Sur luego del fin de la Guerra de Corea, que llegó hace casi 70 años sin un acuerdo de paz.
Las operaciones de las fuerzas aéreas, navales, militares, espaciales y cibernéticas se coordinan desde esta única habitación: su importancia actual se vio cuando Joe Biden se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en visitar el sitio en mayo.
Una práctica habitual en desuso
Esta semana, por primera vez en 4 años, las dos fuerzas militares llevarán a cabo ejercicios de campo, practicando su respuesta a un hipotético ataque de Corea del Norte.
Tales ejercicios, que en un punto eran rutinarios, se cancelaron en 2018 cuando Corea del Sur y EE.UU. intentaron convencer a Corea del Norte de deshacerse de sus armas nucleares.
Pero luego de años de estancamiento diplomático y enfrentados a una Corea del Norte cada vez más hostil, ambos países han decidido que es hora de retomar los entrenamientos.
Corea del Norte ha lanzado más misiles este año que durante cualquier otro y sus armas se están volviendo cada vez más sofisticadas. Pareciera tener mejores capacidades para evadir defensas y atacar objetivos.
Mientras tanto, la inteligencia militar sugiere que está al borde de hacer su séptima prueba nuclear, la cual podría usar para perfeccionar un arma nuclear más pequeña, que podría usarse en el campo de batalla en caso de un conflicto con Corea del Sur. Hay que agregarle a esto las advertencias recientes del líder norcoreano Kim Jong-Un, según las cuales estaría preparado para usar sus misiles contra su vecino del sur.
Si se toma todo esto en consideración, uno de los escenarios que las fuerzas practican es una invasión a su capital, Seúl. Los ejercicios de 9 días, conocidos como “Escudo de la Libertad Ulchi”, incluirán aeronaves, acorazados y tanques.
Los juegos de guerra no sólo mostrarán cómo repeler un ataque norcoreano, sino que también les enseñará a contraatacar.
El “arte” de la guerra
“No se puede enseñar en un aula, es un arte”, dice el coronel Kuczynski. “Tengo que repasar el plan con la gente, creando el ambiente más intenso que pueda. La península de Corea no es muy grande, así que el tiempo que tenemos para actuar es muy limitado”.
Pero hay una preocupación de que estos ejercicios tengan un efecto de provocación en Corea del Norte, que los ve como el ensayo de una invasión. El simple anuncio de que se habían reiniciado, llevó a Kim a acusar a EE.UU. y Corea del Sur de llevar a la península de Corea al “borde de la guerra”.
Existe el temor de que Pyongyang pueda tomar represalias probando incluso más misiles, haciendo su muy esperado ensayo nuclear o, incluso, iniciando un conflicto de pequeña escala.
El viceministro de defensa de Corea del Sur, Shin Beomchul, le dijo a la BBC que era injusto acusarlos de estar “antagonizando” a Corea del Norte y que no se debe culpar a los ejercicios de ser el detonante de cualquier acción militar del Norte.
“Ellos saben que estos ejercicios son defensivos y solo los usan como excusa”, dijo. “Llevarán a cabo provocaciones para alcanzar sus propios objetivos militares y políticos, así que no podemos escuchar sus críticas.”
Una colaboración eficiente
En la base aérea que queda en la superficie, una piloto de EE.UU., Abbey Walters, se preparaba para entrenarse. Explicaba cómo volar al lado de los surcoreanos la hacía más eficiente: "La comunicación es mucho más fluida en el aire si hemos practicado juntos, podemos ser más rápidos y letales en nuestro trabajo".
Pero algunos se preguntan si Corea del Sur, a pesar de la ayuda EE.UU., podría defenderse si el Norte lanzara un arma nuclear. Un reporte de este año concluyó que un ataque con misiles de Pyongyang tendría altas probabilidades de éxito, a pesar de las actuales defensas.
El director de las fuerzas aéreas en la base Osan, el teniente general Scott Pleus, rechazó esta idea tajantemente. Cuando se le preguntó sobre el progreso que estaban alcanzando los norcoreanos, respondió con confianza: "y nosotros también".
Estos ejercicios tratan de mostrar fuerza, para intentar frenar que Corea del Norte use sus armas.
Seúl advirtió que si Pyongyang probara un arma nuclear, desencadenaría una respuesta de "alta intensidad". El viceministro Shin confirmó que se enviarían bombarderos estadounidenses y otras armas a Corea del Sur, y tanto Seúl como Washington impondrían mayores sanciones.
"Nunca hay una garantía del 100% con las defensas de los misiles, pero podemos dañar sus ambiciones de atacarnos", dijo.
El acuerdo nuclear
Corea del Sur no tiene armas nucleares propias. Tiene protección bajo lo que se conoce como el "paraguas nuclear": un acuerdo según el cual EE.UU. usaría sus armas nucleares para defender a Seúl si fuera necesario.
Se espera que esto sea suficiente para prevenir que Corea del Norte lance alguna vez un ataque, pero es un concepto con el que muchos surcoreanos se sienten cada vez más incómodos.
Una encuesta de este año mostró que el 71% de las personas apoyaban la idea de desarrollar armas nucleares propias, a pesar de que el presidente dice que no existen planes para hacerlo.
La idea es que si Corea del Norte tiene armas nucleares capaces de alcanzar territorio EE.UU., ¿por qué no habría de amenazar a EE.UU. y convencerlo de que se mantenga fuera del conflicto, así como Vladimir Putin insinuó que usaría armas nucleares en Ucrania? ¿Arriesgaría EE.UU. a San Francisco por Seúl?
El teniente general Pleus buscó calmar esos miedos. "Que tengas 28.500 hombres y mujeres del servicio estadounidense en la península cada día, debería darle a la gente el sentimiento increíblemente reconfortante de que estamos acá para quedarnos y que estamos aquí para protegerlos".
Estos juegos, diseñados para disuadir a Corea del Norte, podrían terminar siendo una provocación, o por lo menos podrían dar a los norcoreanos una cortina de humo para que prueben y mejoren su armamento. Pero al enfrentarse con un enemigo cada vez más formidable, tanto EE.UU. como Corea del Sur creen que no tienen otra opción que prepararse.