El presidente ruso, Vladimir Putin, negó el martes las acusaciones estadounidenses de que su gobierno estaría planeando desplegar armas nucleares en el espacio exterior y aseguró que su país sólo ha conseguido desarrollar capacidades similares a las del país norteamericano.
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“Nuestra postura es bastante clara y transparente: siempre nos hemos opuesto categóricamente, y lo seguimos haciendo, al despliegue de armas nucleares en el espacio”, dijo Putin. “Al contrario, instamos a todo el mundo a cumplir todos los acuerdos existentes en la materia”.
Las declaraciones del líder del Kremlin llegan menos de una semana después de que la Casa Blanca confirmara que los servicios de Inteligencia estadounidenses sospechan que Moscú planearía desplegar un arma nuclear en el espacio exterior, aunque reconocieron que dichos reportes eran preliminares y no había claridad sobre si se trataba de un dispositivo con carga nuclear o mas bien propulsado por energía nuclear.
- Origen de la acusación -
El miércoles 14 de febrero el congresista republicano Michael R. Turner, presidente del comité de Inteligencia de la Cámara Baja de Estados Unidos, informó que dicho grupo de trabajo había votado un día antes a favor de desclasificar una serie de informes de los servicios de Inteligencia para que todos los miembros del Congreso puedan verlo, pues se trataban de “una seria amenaza a la Seguridad Nacional”.
En una carta posterior, el demócrata Jim Himes, quien forma parte de la misma comisión, se sumó a Turner para asegurar que “habían identificado un asunto urgente con respecto a una capacidad militar extranjera desestabilizadora que debería ser conocido por todos los responsables políticos del Congreso”, según reportó The Washington Post.
Al día siguiente, la Casa Blanca confirmó que existía el reporte sobre el que hablaba Turner, pero intentó calmar a la población asegurando que se trataría de un sistema aún en desarrollo, que no supondría un peligro para los humanos pero que, sin embargo, la Administración Biden se lo tomaba “muy en serio”.
Tanto el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, como el secretario de prensa del Pentágono, el general de división Pat Ryder, se mostraron disconformes con la decisión de Turner de hacer pública la existencia de dicha “información clasificada” sobre la que se negaron a brindar más detalles.
“Desde el gobierno de Estados Unidos no estaban muy contentos de que esa información se haya filtrado principalmente porque los servicios de Inteligencia tampoco parecen estar totalmente de acuerdo entre ellos sobre el reporte. Hay sospechas sobre la supuesta arma, pero no están seguros de que sea así. Lo cierto es que hasta ahora solo hay elementos que harían sospechar al respecto. Sin embargo, como se filtró la información la Casa Blanca se vio obligada a informar al respecto. Normalmente no habría sido información que se hubiese revelado porque es muy preliminar”, comenta a El Comercio el analista internacional Francisco Belaúnde-Matossian.
- Uso y consecuencias de un arma espacial -
El tema, sin duda, ha generado preocupación en diferentes sectores estadounidenses, además de sus aliados. Especialmente porque el desarrollo o uso de un arma de este tipo significaría que Rusia estaría violando el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre firmado en 1967, que limita la capacidad de las naciones de desplegar cualquier tipo de armamento en el espacio exterior.
Lo cierto es que en los últimos años, conforme las relaciones entre ambos han ido cayendo en picada, tanto Estados Unidos como Rusia han renunciado a una serie de tratados multilaterales firmados en su momento como supuestas garantías de paz.
“Si bien han renunciado a otros acuerdos, los rusos han dicho que ese tratado sí lo están cumpliendo y piden mas bien que se refuerce. Pero es cierto que lo que dice Rusia no tiene mucho valor pues han desmentido tantas cosas que terminaron siendo ciertas, como la invasión a Ucrania. Así que todo lo que pueda decir el Gobierno Ruso hay que tomarlo con pinzas”, comenta Belaúnde Matossian.
Lo poco que se sabe hasta el momento sobre la presunta arma rusa apuntaría a un dispositivo que se emplearía para atacar el sistema de satélites, lo que perjudicaría -entre otras cosas- a los radares de detección temprana y las defensas antimisiles.
“Tras esto la duda es si los rusos van a lanzar algo así o van a utilizar algún anzuelo para acrecentar la duda en Occidente. Por parte de EE.UU., están viendo si Rusia desarrolla cada vez más armas nucleares, los rusos quieren modernizar su armamento, tienen un nuevo avión con mayor capacidad de armas nucleares, están viendo un nuevo misil. Y hace unos meses se reveló que eventualmente podrían efectuar una prueba nuclear subterránea”, comenta el analista.
En un artículo publicado en “The Conversation”, el doctor en Tecnología y Seguridad Internacional de la Universidad de California - San Diego, Spenser A. Warren, explicó que estas armas serían capaces de dañar a los satélites mediante ondas de radiación gamma creadas por una detonación nuclear.
“El interés del Kremlin por las armas espaciales podría ser un intento de reducir la capacidad de Estados Unidos para librar una guerra, amenazar los sistemas nucleares de mando, control y comunicaciones o protegerse contra las defensas antimisiles basadas en el espacio. Otra posibilidad es que la industria de defensa rusa impulse su desarrollo con fines lucrativos”, señala Warren en su texto.
El experto, además, advierte que de llegarse a concretar un despliegue de ese tipo se rompería en esencia la denominada estabilidad estratégica, que según explica consiste en la combinación de estabilidad ante las crisis, basada en el riesgo de escalada nuclear durante una crisis militar, y estabilidad ante la carrera armamentística.
“Las armas nucleares basadas en el espacio aumentan el riesgo de que un país recurra a las armas nucleares durante una crisis”, afirma el experto, antes de advertir que esto podría llevar a una nueva carrera armamentista a la que no tardarían en sumarse países como China, India o Pakistán, con programas espaciales cada vez más ambiciosos.
“Con los tratados sin vigencia incluso Rusia podría sobrepasar las más o menos 5 mil bombas atómicas que en principio había acordado con Estados Unidos no superar. El elemento adicional a la Guerra Fría esta vez es China, porque los chinos ahora buscan ampliar su propio arsenal nuclear, obviamente aún están muy por debajo de esos dos países pero no deja de ser un actor adicional”, comenta por su parte Belaúnde Matossian.