“Fue una puñalada por la espalda. Fue una actitud brutal, unilateral e imprevisible. Esto no es algo que se hagan los aliados entre sí”. El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, no dudó en ocultar públicamente su molestia y decepción. Estados Unidos, su socio de décadas, había formado AUKUS, una alianza internacional con Australia y el Reino Unido a espaldas suyas.
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Este acuerdo ocasionó que Francia ya no pudiera concretar una importante venta de submarinos nucleares a Australia.
El enfado no quedó allí. El gobierno de Emmanuel Macron convocó a su embajador en Canberra y Washington, y canceló una reunión con el ministro de Defensa británico. Aunque esta semana, el presidente Joe Biden conversó por teléfono con Macron para aliviar las tensiones, el marco general de la disputa va mucho más allá de la venta de unos submarinos y el desasiego francés.
Se trata de geopolítica pura y dura y que apunta claramente hacia el gigante asiático: China, considerado abiertamente como el principal rival de Estados Unidos en esta Guerra Fría del siglo XXI.
El control del Indopacífico
La alianza AUKUS es la señal más clara de Estados Unidos para marcar el terreno en el Indopacífico, ese vasto y estratégico territorio que abarca el Pacífico central y el Océano Índico, con el objetivo de neutralizar la creciente influencia china en la zona.
El acuerdo establece una mayor coordinación militar y tecnológica de Australia, el Reino Unido y Estados Unidos, que incluye cooperación en inteligencia artificial y vigilancia en esa región; pero además le da capacidad a Australia -que ha tenido recientemente serios desencuentros con Beijing- para poder ensamblar submarinos nucleares.
Francia, que también ha reconocido la importancia del Indopacífico, tiene flotas navales en la zona, además de territorios insulares, y sabe de su potencial militar, estratégico y comercial, que ha hecho virar la atención que hasta hace unos años tuvo el Asia-Pacífico hacia esta confluencia entre el Pacífico y el Índico, con India como otro actor clave (y que, además, es otro rival de China). De ahí, su molestia de sentirse marginado de la alianza AUKUS.
“El creciente peso que tiene la región en los intercambios comerciales y las inversiones mundiales la convierte en un actor primordial en la globalización. Francia aspira a asumir en la región indopacífica un papel de potencia mediadora, inclusiva y estabilizadora”, señaló hace unos años el Gobierno Francés.
“La zona del Indopacífico es una zona donde se cruzan muchos intereses y geográficamente está al alcance de China, que se ha mostrado bastante expansionista, no ocupando territorio, sino asegurando vías terrestres y marítimas”, explica a El Comercio el doctor Benjamin Creutzfeldt, investigador del Centro de Estudios de China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacífico.
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El interés estadounidense
Desde la administración Obama, Estados Unidos decide enfocar su atención en China y ponerla en el centro de su agenda de política exterior. Trump decidió convertirlo en una guerra comercial, y Biden ha apostado por no bajar el tono. Cambiar las maneras, pero no el objetivo: empoderar a Estados Unidos neutralizando al gigante asiático.
“Desde Barack Obama, Estados Unidos quiso hacer un viraje hacia el Pacífico, mostrar más presencia y esto es un paso más en esa dirección de no dejar que China tenga la ventaja en ninguna región del mundo”, explica.
De ahí la necesidad de salir de Afganistán. Aunque Washington no esperó que la salida terminara siendo tan caótica convirtiéndose casi en una huida, el objetivo de Biden era enfocarse de inmediato en su rival mayor. Por eso, a pocas semanas de terminar el capítulo de Kabul, impulsó AUKUS para mostrar al mundo cuál es su verdadera lista de prioridades.
Pero no solo eso. Este viernes, Estados Unidos fue el anfitrión de la primera cumbre presidencial de la alianza QUAD, formada también por Japón, India y Australia, que remarca nuevamente la importancia que tiene para Washington esa zona del planeta.
“Cuando nos reunimos virtualmente hace seis meses, adoptamos compromisos para avanzar en nuestra agenda compartida y positiva para un Indopacífico libre y abierto. Hoy estoy orgulloso de decir que estamos haciendo excelentes progresos”, afirmó el mandatario estadounidense.
La estrategia china
Un artículo del think-tank español Real Instituto Elcano, resalta la importancia geoestratégica del Indopacífico para China como parte de su objetivo de ser una potencia hegemónica: “Por ahí es que transita una parte importante del petróleo y gas que consume. También es la vía de comunicación más rápida hacia los mercados del África subsahariana, cada vez más importantes para China”. Además, el Océano Índico es clave para Beijing en su ambiciosa iniciativa comercial y de desarrollo La Franja y la Ruta, conocida también como la Nueva Ruta de la Seda.
China está invirtiendo muchísimo dinero en grandes proyectos de infraestructura, como el Corredor Económico Sino-Pakistaní (que también ha mortificado a India por su rivalidad con Pakistán), el control del puerto de Hamantota en Sri Lanka, entre otros, y otorgando ingentes préstamos en Camboya, Laos, Nepal y Bangladesh.
Pero también, China mantiene disputas territoriales en el Mar de China Meridional con Taiwán, Malasia, Brunéi, Filipinas y Vietnam, por lo que esta alianza occidental los mantendría cautelosos en cuanto a supuestas acciones bélicas.
“China es lo suficientemente inteligente para evitar cualquier conflicto de confrontación con otros países. Tienen un objetivo más grande de aquí al 2049 para convertirse en la primera potencia mundial y saben que la estructura de seguridad en la región no les favorece, por lo que serán precavidos”, explica a EFE Nguyen Thanh Trung, director del centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Ho Chi Minh, en Vietnam.
Por su parte, Creutzfeldt no cree que China se haya sorprendido totalmente con la aparición de AUKUS, pese a su rechazo formal ante la militarización que podría emprenderse en el Indopacífico. “Estados Unidos, Australia y el Reino Unido forman parte de los ‘five eyes’, los cinco países anglófonos donde también están Canadá y Nueva Zelanda, y que tienen afinidad histórica y cultural”, comenta.
“Como lo dijo Xi Jinping ante la ONU, China quiere mostrar que están ofreciendo bienes públicos y apoyando a la implementación de infraestructura global y conectividad. Y lo que propone Estados Unidos es un contraprograma basado en seguridad. Son ideas diferentes de ver el mundo”, señala el experto alemán.
En esta competencia por mostrar quién es el mandamás del planeta, el tablero mundial se vuelve a reacomodar. Estados Unidos está dispuesto a recuperar el tiempo perdido, mientras que China sigue apostando sus fichas a su increíble desarrollo.
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