El choque de las dos superpotencias sigue a la orden del día. “The Economist” anota que Joe Biden no está dispuesto a dejar que China desplace tan fácilmente a Estados Unidos de la cima del podio mundial. En ese sentido, su política “se ve más dura” que la de su predecesor Donald Trump.
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En respuesta al enfoque de la gestión Biden, China prefiere ser más cauta, aunque eso no significa que la gestión del mandatario Xi Jinping dejará de reclamar cuando sienta que se les acosa.
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Prueba de ello es que, luego de la reunión que han tenido el lunes 26 los delegados Wendy Sherman (secretaria adjunta de Estado) y Xie Feng (viceministro de Relaciones Exteriores), los funcionarios chinos han urgido a EE.UU. a que deje de “satanizarlos”.
“La esperanza puede ser que [...] Estados Unidos podrá culpar a China por sus propios problemas estructurales”, se leyó en un comunicado de la cancillería china.
¿Qué tan cierto es esto? Primero, observemos a los protagonistas de la tensa reunión entre ambas potencias.
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AMIGOS Y RIVALES
Por un lado está Wendy R. Sherman, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos. Se la recuerda por haber enseñado y ser la directora del Center for Public Leadership en el Harvard Kennedy School.
Además, tiene mucha experiencia en negociaciones. Según el gobierno estadounidense, del 2011 hasta el 2015 Sherman viajó a 54 países como subsecretaria de Estado de Asuntos Políticos.
“Lideró el equipo negociador que llegó a un acuerdo sobre un Plan de Acción Integral Conjunto entre el P5+1, la Unión Europea e Irán, por el que, entre otros logros diplomáticos, recibió la Medalla de Seguridad Nacional de manos del presidente Barack Obama”.
Con tal logro bajo el brazo, el presidente Biden la envió a una gira por Asia, zona de gran preocupación para los intereses estadounidenses.
Representando a la contraparte china está el canciller Wang Yi, de gran recorrido diplomático.
Se lo recuerda, por ejemplo, por haber dicho que son “absurdas” las acusaciones sobre un supuesto genocidio de los uigures (etnia musulmana) a manos de China en Xinjiang.
En lo que respecta a su relación con Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores de China siempre ha sido bastante tajante.
En abril, Wang Yi pidió que Estados Unidos respetara los “intereses fundamentales de China”.
“China da la bienvenida a la cooperación si existe la necesidad, pero la cooperación tiene que tomar en cuenta las inquietudes de cada uno y los beneficios mutuos. No puede ser de una forma en la que una parte presente unilateralmente condiciones y listas de cosas por hacer”, dijo.
¿A qué se refería?
Desde hace algún tiempo, Estados Unidos parece haber radicalizado sus posturas sobre China, lo que ha repercutido, incluso, en cuestiones económicas.
El Economista recuerda que, este mes, el gigante asiático dijo que las medidas de EE.UU. en contra de sus empresas son una “grave violación”. Así lo explica el portal:
“El Departamento de Comercio de Estados Unidos [...] [agregó a] 14 empresas y otras entidades a su lista negra económica”.
¿Por qué?
Según EE.UU., estas empresas fueron “implicadas en violaciones de derechos humanos y abusos en la implementación de la campaña de represión, detención masiva y vigilancia de alta tecnología de China contra uigures, kazajos y otros miembros de grupos minoritarios musulmanes en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang”.
¿Por qué es una sanción? Las empresas que son parte de la lista “se enfrentan a un estricto escrutinio cuando solicitan permiso para recibir artículos de proveedores estadounidenses”.
Las cuestiones políticas también han sido tocadas por la gestión Biden. Una de ellas es el problema de Hong Kong y su autonomía.
En abril, Antony Blinken, el jefe de la diplomacia estadounidense, declaró:
“Vamos a continuar llamando a la República Popular de China a respetar sus obligaciones y compromisos internacionales”.
Y agregó:
“A cesar de desmantelar las instituciones democráticas de Hong Kong, la autonomía y el Estado de derecho, a liberar inmediatamente a todos los individuos injustamente detenidos y a abandonar todos los cargos contra ellos, y a respetar los derechos humanos de todas las personas de Hong Kong”.
Y eso no es todo: hace una semana, EE.UU. señaló a China de liderar ataques cibernéticos. Exactamente, de “supervisar intentos generalizados de extorsionar en el ciberespacio, incluso a través de ataques ransomware”.
EL CHOQUE DE RECLAMOS
El careo entre Wendy Sherman y Wang Yi no se dio en Beijing, sino en la ciudad portuaria de Tianjin. Y desde antes de iniciarse, el representante chino dijo que le daría una lección sobre “cómo tratar a los países con equidad”.
El resultado de la junta es que las relaciones entre ambos países están “estancadas”.
“Fundamentalmente se debe a que algunos estadounidenses muestran a China como un ‘enemigo imaginado’. Instamos a Estados Unidos a que cambie su forma de pensar muy equivocada y su peligrosa política”, se leyó en un comunicado del gobierno chino.
¿Qué pide China?
Según CNBC, que EE.UU. desista del pedido de extradición de la CEO de Huawei, Meng Wanzhou; “levantara las sanciones a los funcionarios chinos”; “elimine las restricciones de visa para los estudiantes chinos”; y “deje de reprimir a las empresas chinas”.
¿Y Estados Unidos?
“The Washington Post” anota que Sherman expresó su preocupación por la falta de cooperación de China con la OMS, en lo que respecta a las investigaciones sobre el origen del coronavirus.
Además, Sherman también mencionó las violaciones a los derechos humanos en Xinjiang y el Tíbet. Así es que se comprende que las conversaciones estén en un punto muerto.
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