El papa Francisco liderará un encuentro eclesiástico donde los casos de abusos serán el tema central. (Foto: AP)
El papa Francisco liderará un encuentro eclesiástico donde los casos de abusos serán el tema central. (Foto: AP)
Ismael Monzón

Roma. El pontificado de  abre en este 2019 una tercera etapa. Tras un primer momento de fuerte impulso renovador con el que llegó en el 2013 y una segunda fase en la que esos movimientos sísmicos agitaron las placas tectónicas de la Iglesia, este inicio de año debería marcar un nuevo rumbo. Del alcance de su éxito dependerá que el Papa vuelva a tomar la batuta del cambio o que deba seguir remando contra quienes se empeñan desde dentro en poner palos en las ruedas.

Si un tema ha provocado la apertura de esas grietas han sido los abusos sexuales en el seno del clero. Hasta el punto de que el arzobispo Carlo Maria Viganò llegó a pedir hace unos meses la renuncia del pontífice, acusándolo de haber encubierto algunos de estos casos. Las denuncias por pederastia que han ido apareciendo en distintos países han enturbiado la imagen de la institución, por lo que un sector ultraconservador se sumó a la inédita sublevación de Viganò. De ahí que la respuesta de Bergoglio en este aspecto resulte fundamental para cambiar el paso.

Esta llegará con la cumbre convocada entre el 21 y 24 de febrero, cuando se reunirán en el Vaticano los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo. Por un lado, Francisco intenta dar un golpe encima de la mesa para sentar las bases de la prevención y la respuesta ante un tema capital. Y por otro, la nueva forma de reunión, sentando en la misma mesa a los máximos representantes de la Iglesia de cada país, supone un nuevo ejemplo de la organización colegiada que defiende el Papa argentino.

En el pasado, un evento de este tipo hubiera congregado a los obispos, representantes en definitiva de una curia centralizada, pero menos cercanos a las realidades concretas de la calle.

—Acercamiento al islam—

La cita ha sido bautizada como el acontecimiento central del pontificado. Y ante tantas expectativas, la Santa Sede ya está tratando de poner las cosas en contexto. El nuevo jefe editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, escribió en el “Osservatore Romano”, el diario oficial, que sin restarle importancia no se puede abordar este hito “como si se tratara de un acontecimiento a medio camino entre un concilio y un cónclave”. En las últimas semanas, el Papa ha enviado una carta a los obispos de Estados Unidos y ha recibido al episcopado de Chile. Precisamente los dos países en los que se pudo sentir con más fuerza el terremoto.

Tras participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, el Papa llegará mañana a Abu Dhabi, a un encuentro centrado en el diálogo entre religiones, otra de las grandes preocupaciones de Francisco. Será la primera vez en la historia que un pontífice visite la península arábiga, tierra santa para el islam. Un mes después, el acercamiento al mundo musulmán tendrá nueva parada en Marruecos. Mientras que más adelante también hay viajes previstos a Rumanía, Bulgaria y Macedonia; y se espera que se confirmen sendas visitas a Japón y Mozambique.

Ya entonces estará a pleno rendimiento el nuevo equipo de comunicación, que también después de una primera etapa de cambios en la vieja estructura ha sufrido recientemente una profunda renovación. La llegada al Dicasterio de la Comunicación de Paolo Ruffini, un hombre del aparato, ha acercado al Vaticano a alguno de los periodistas más cercanos a Francisco. Aunque el movimiento más inesperado se produjo tras la renuncia del portavoz, Greg Burke, y su número dos, Paloma García Ovejero. En su lugar ha sido nombrado de forma interina el experto en redes sociales Alessandro Gissoti, que tendrá como colaborador al peruano Raúl Cabrera.

También a lo largo del año el Papa volverá a poner la atención en América Latina, con el sínodo sobre la Amazonía, que se celebrará en octubre. Una cita que cobrará mayor interés debido a las políticas del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que dan marcha atrás en la protección de la selva.

La conclusión de la reforma de la curia es otro de los cambios que se esperan, mientras que en la limpieza de las cuentas vaticanas no se han producido avances significativos en los últimos meses. Son las cuestiones con las que Francisco llegó al trono de San Pedro hace seis años, aunque en este momento decisivo se juega todo en el campo de los abusos.

Las reformas de Francisco han ido más lento de lo previsto. (Foto: Getty Images)
Las reformas de Francisco han ido más lento de lo previsto. (Foto: Getty Images)

“Hay oposición eclesiástica y otra política”

Marco Politi
​Vaticanista

El vaticanista del diario “Fatto Quotidiano”, Marco Politi, escribió “Francisco entre los lobos” en el que analiza los principales retos que enfrenta el Papa en el Vaticano. También es el autor del ‘best seller’ sobre Juan Pablo II, “Su Santidad”, escrito junto al periodista Carl Bernstein, famoso por el Caso Watergate.

—¿Es tan crucial la cumbre de este mes?
Es una cita muy importante porque el Papa ha dicho repetidamente que es necesario un giro radical. El problema es que su línea de la ‘tolerancia cero’ no es seguida en la mayor parte de los episcopados. Solo algunos han estado cerca de las víctimas, las han resarcido o han denunciado ante la policía. El Papa ha demostrado una línea de coherencia y rigor, pero la pregunta es si conseguirá marcar su línea o será saboteado por algunos obispos.

—¿Es lo que ya ha ocurrido?
Hay una oposición interna conservadora, los tradicionalistas que se negaban a dar la comunión a los divorciados, que han querido transformar la cuestión de los abusos en un ataque. Pero han sido ellos quienes durante décadas han ocultado los casos y han permanecido inertes. Además, estos críticos se han aliado con fuerzas políticas y económicas que no soportan el empeño social del Papa de alcance internacional, por lo que vemos una oposición eclesiástica y otra política.

—¿Qué papel juegan las otras reformas?
Estamos en un momento de hacer balance. Por ejemplo, ¿están ocupando las mujeres un papel importante en la Iglesia? Si la respuesta es no, quiere decir que los episcopados están ralentizando el proceso. También se habla de la reforma de la curia y no sabemos si será una cuestión organizativa o habrá una nueva curia. Mientras, en el campo económico se nombró un auditor de las cuentas, lo despidieron en el 2017 y no ha habido un sucesor.

—¿Quiere decir que el proceso va lento?
Está siendo más lento de lo previsto, sobre todo porque el Papa no se esperaba una oposición tan fuerte, no solo en el Vaticano, sino entre las Iglesias de todo el mundo.

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