Esta semana el auditor de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), Dominico Scala, afirmó que la adjudicación de los Mundiales del 2018 y del 2022, entregados a Rusia y a Qatar respectivamente, se podría retirar si se hallara evidencia de casos de corrupción. Pero, ¿cómo ocurriría esto exactamente?
Vayamos por partes. Primero, ¿cómo pueden Qatar y Rusia perder las sedes de los mundiales?
Se necesitaría comprobar que ambas sedes obtuvieron la designación mediante actos de corrupción. Para esto se necesitaría una "prueba reina", un elemento concluyente dentro de una investigación criminal.
Las consecuencias son tan grandes, en términos legales, financieros, diplomáticos, que ningún documento probatorio sería descartado.
¿Y cómo lo harían?
Básicamente el Comité Ejecutivo de la FIFA (el cuerpo directivo del organismo) es el único que tiene la capacidad de tomar semejante decisión.
La complejidad del asunto se enreda en un principio: tal decisión entraría en un campo sin precedentes en la interpretación de las reglas de la FIFA.
No hay una sola referencia a casos de corrupción y adjudicación de sedes, pero existe una cláusula general para "circunstancias imprevistas" que podría utilizarse.
El problema allí es definir un caso de corrupción como una "circunstancia imprevista", dejando muy abierta la interpretación de cuál debe ser el nivel probatorio que requiere un caso de corrupción.
¿Ocurrirá pronto?
Lo más pronto que esto puede ocurrir sería en el congreso extraordinario que ha sido convocado para elegir al sucesor del suizo Sepp Blatter en la presidencia de la FIFA.
Qatar afirmó que invertirá unos US$35.000 millones en la organización del Mundial. (Foto: Getty Images)
Hasta ahora ese congreso no tiene fecha, pero se espera que sea entre diciembre del 2015 y marzo del 2016.
¿Tiene Sepp Blatter alguna influencia?
Por ahora. Mientras sea presidente, él puede iniciar una votación al respecto. Lo más probable es que el comité ejecutivo haga lo que él dice, como normalmente se ha hecho en el pasado.
El sucesor en el cargo puede convocar una votación para retirar los derechos de ser sede de una Copa del Mundo. Sin embargo, para ser la primera que tome el nuevo presidente, tal llamado podría ser considerado de alto riesgo, con consecuencias imprevisibles para la organización.
¿Cómo sería el procedimiento para retirar las sedes?
En teoría, muy simple.
La FIFA alegaría que se rompe el contrato debido a los casos de corrupción.
Eso –de nuevo, en teoría- debería ser un procedimiento rápido si Qatar y Rusia aceptaran esa decisión.
El problema es que muy seguramente los dos países no lo harán.
Entonces comenzará una batalla legal, donde la parte afectada apelará la decisión ante la Corte de Arbitraje del Deporte (CAS, por sus siglas en inglés).
Y ciertamente este no será un proceso fácil, sino plagado de incertidumbres:
¿Podría el CAS retener el proceso de remoción de los derechos de alojar la Copa del Mundo mientras se realizan las audiencias del caso, dejando la adjudicación en el limbo? O quien sea el perdedor en la corte del CAS, ¿podría apelar de nuevo ante una corte en Suiza, país sede de la FIFA?
El tiempo es el mayor aliado para que la FIFA no tome una decisión en contra de Rusia y la organización del Mundial 2018. (Foto: Getty Images)
Como no existen precedentes, es muy difícil conocer una respuesta.
¿Podría Rusia perder la organización del Mundial 2018?
La respuesta más apropiada es no. Y la principal razón es el tiempo.
La pelota ya está rodando para el Mundial de Rusia. En algunas partes del mundo ya comenzaron los partidos clasificatorios y en regiones como Sudamérica y Europa comenzarán dentro de poco.
La decisión para despojar a Rusia de la organización de la Copa del Mundo deberá tomarse, a más tardar, a principios del 2016.
La televisión es el poder financiero detrás del torneo y para el 2016 los dueños de los derechos de transmisión comenzarán a planear cómo cubrir la Copa del Mundo y la última cosa que desean es tener incertidumbre al respecto, por lo que es muy posible que la FIFA no tome una decisión en contra del país europeo.
Otro aspecto a considerar es que encontrar un reemplazo también será difícil.
Naciones como Alemania y Reino Unido podrían albergar el Mundial, pero necesitarían modernizar muchos de sus estadios.
En Reino Unido solamente Wembley y Emirates Stadium del Arsenal cumplen con los requerimientos de la FIFA.
Pero no es solo cuestión de escenarios. El país sede tiene que estar listo para recibir al menos un millón de turistas más, si se va a realizar el torneo en el centro de Europa.
¿Podrían las ciudades pequeñas en los países de Europa ser capaces de manejar el alojamiento de 50.000 turistas con tan poco preaviso?
¿Puede Qatar perder la sede del Mundial 2022?
En términos prácticos, sí. Todavía hay mucho tiempo para encontrar una nueva sede, muy posiblemente algunos de los que estaban compitiendo contra Qatar como Estados Unidos y Australia.
Legalmente, nadie lo sabe. Los cataríes van a pelear cualquier decisión que intente llevarse el torneo de su país, utilizando cualquier recurso legal que tengan a su disposición.
La fuerza con la que respondieron ante las acusaciones de corrupción sugiere que deben estar nerviosos y, con la investigación de Suiza y Estados Unidos dedicada a examinar la adjudicación de sus contratos, sería absurdo que no lo estuvieran.
¿Y qué pasa con el dinero?
La FIFA tiene US$1.500 millones en reservas y además es una poderosa organización, pero se pondría en contra de dos países.
Ambas naciones han invertido grandes sumas de dinero para el torneo. De hecho, Qatar está literalmente construyendo ciudades alrededor de los nuevos estadios.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, estimó el costo de la organización del torneo ruso en US$20.000 millones.
Qatar anotó que su Mundial costará US$35.000 millones.
Si la Copa del Mundo fuera retirada de alguno de estos dos países y ambos pidieran una compensación por los gastos hechos, la FIFA iría a la quiebra.
¿Incidente diplomático?
Más allá del dinero, parte del atractivo de alojar la Copa del Mundo es el prestigio, una forma de anunciarse en el escenario mundial.
Esta idea ha sido utilizada por Qatar sistemáticamente para construir su propia marca global. En estos momentos es propietaria del equipo francés de fútbol Paris St-Germain y patrocina al actual campeón de Europa, FC Barcelona.
El Mundial hace parte del movimiento final de su estrategia.
Para Qatar, cualquier decisión contraria a mantener la sede del torneo debido a un caso de corrupción sería humillante. Y dañaría de alguna manera su relación con Occidente, donde tiene muchas de sus inversiones.
El tema con Rusia es más delicado. El presidente ruso, Vladimir Putin, describió la investigación del Departamento de Justicia de EE.UU. sobre la FIFA como un complot de Occidente contra Rusia para despojarlo de la Copa del Mundo.
De hecho, los países que podrían recibir el Mundial en el corto plazo como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, han aprobado recientemente sanciones contra el gobierno ruso debido a la crisis en Ucrania.
Si el torneo es retirado de Rusia y llevado a alguno de estos países, el asunto podría tener enormes ramificaciones diplomáticas.