Finlandia en la OTAN: Las razones por las que se ha convertido en el nuevo dolor de cabeza de Rusia

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La adhesión de Finlandia no es cosa menor, pues comparte con Rusia una frontera de 1.340 kilómetros, además de una historia de guerra, invasiones y pérdida de territorio que hicieron a los nórdicos recelar siempre de sus vecinos, aunque en las últimas décadas habían mantenido una relación cordial, pero cauta.

Con el ingreso de Finlandia -que pidió su adhesión en mayo pasado junto a Suecia- la OTAN duplica sus fronteras con Rusia, que siempre se ha quejado de la constante y peligrosa expansión de la alianza atlántica hacia el este, argumento que además usó como justificación para la invasión de Ucrania, en febrero del 2022.

Polonia y los países bálticos como Letonia, Lituania y Estonia -estas últimas exrepúblicas soviéticas- ya pertenecían a la organización liderada por Estados Unidos y las potencias europeas, cuya fortaleza está en el tratado de defensa militar que supone que, si se ataca a uno de los países miembros, todos deben responder contra el agresor.

Para Finlandia, la decisión de adherirse no fue complicada. Si Vladimir Putin había decidido atacar Ucrania, ellos podían ser los siguientes. De hecho, poco después de iniciarse la operación militar, miles de finlandeses se ofrecieron como reservistas ante la eventualidad de una invasión.

Sin embargo, la relación entre ambos países empezó a enfriarse más desde que el gobierno de Helsinki decidiera en setiembre pasado prohibir el ingreso de turistas rusos, ante la avalancha de personas que estaban ingresando por su frontera terrestre, la mayoría hombres que no querían ser movilizados para la guerra.

“Los pueblos y países tienen derecho a la autodeterminación y pueden establecer por su cuenta con quiénes quieren ser aliados. Rusia puede protestar, pero no puede negar a un país como Finlandia que decida libremente asociarse a la OTAN”, refiere a El Comercio el analista Enrique Banús. refiere a El Comercio el analista Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura.

“Lo llamativo y lo preocupante para Rusia debería ser que los finlandeses, que estaban muy satisfechos con su neutralidad, hayan decidido dejar de serlo”, agrega.

Como dijimos, la presencia de Finlandia en la OTAN no solo es simbólica, sino que traerá concretas consecuencias geoestratégicas.

Primero, el país nórdico cuenta con uno de los arsenales de artillería más potentes de Europa occidental. De hecho, es uno de los pocos países que cumple con el objetivo de gasto militar de la OTAN del 2% de su PBI. Como recuerda “The Washington Post”, a principios del 2022, antes del inicio de la guerra, Finlandia finalizó la compra de 64 aviones de combate F-35 de la compañía estadounidense Lockheed Martin.

“Pese a que Finlandia ha sido neutral todos estos años, ha mantenido una alta inversión en defensa pues la cercanía con Rusia no les inspiraba confianza. De hecho, tienen un ejército pequeño pero muy bien equipado”, señala Banús.

Segundo, Finlandia aumentará aún más el acceso que tiene la OTAN al Mar Báltico, donde hay una importante flota naval rusa, que además cuenta con cabezas nucleares.

“Finlandia no solo aporta capacidad bélica, sino que la OTAN necesitaba adherirla pues es un ‘Estado tapón´ por su posición geográfica y era un flanco que estaba descubierto”, expresa a este Diario Arturo Ponce Urquiza, experto en seguridad internacional y profesor de la Universidad Autónoma de México y de la Universidad Anahuac.

El analista mexicano explica que es esencial posicionarse en todo el Mar Báltico para tener muy bien controlada y vigilada a la flota rusa en esa zona. “Ahora Finlandia aporta una posición altamente estratégica para las necesidades de la OTAN para controlar el Mar Báltico, pero también el Mar Blanco, pues allí operan muchos submarinos rusos. Esto también es significativo sobre cómo serán los juegos de poder en el Circulo Polar Ártico”, detalla.

Tras la oficialización del ingreso de Finlandia a la OTAN, el Kremlin no pudo dejar de reaccionar, pese a que era un hecho inevitable.

Así, el presidente Vladimir Putin anunció la intención de desplegar armas nucleares tácticas en Bielorrusia, su vecino y aliado, y que diez aviones ya habían sido equipados para ello. Bielorrusia comparte fronteras con Polonia, Lituania y Letonia, tres países de la Unión Europea y de la OTAN.

“La Alianza se amplía en dirección a la frontera rusa, no es Rusia la que se acerca a la OTAN”, dijo esta semana el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.

Mientras continúa su guerra con Ucrania, Rusia ha anunciado que planea terminar la construcción de una instalación de almacenamiento especial para armamento nuclear táctico en Bielorrusia el próximo 1 de julio.

Ponce Urquiza señala que, tras la adhesión de Finlandia a la OTAN, la situación para Rusia no es buena desde el punto estratégico. “Por ello su respuesta inmediata ha sido dotar de misiles nucleares a Bielorrusia. Son escaladas muy sutiles, pero con un juego muy peligroso de lo que pueda venir en los siguientes meses”.