La franja de Gaza se mantenía el miércoles bajo un cese al fuego indefinido, mientras el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afrontaba fuertes críticas por el costoso conflicto con los militantes palestinos en el que no emergió un ganador claro.
En las calles del golpeado enclave palestino gobernado por Hamas, la población se dirigía a tiendas y bancos, tratando de reanudar el ritmo de vida normal tras siete semanas de combates.
Otras miles de personas, que huyeron de los enfrentamientos y se refugiaron con familiares o en escuelas, regresaron a sus casas, y muchos casos sólo encontraron escombros.
En Israel, las sirenas que advierten de un inminente ataque de cohetes desde la franja de Gaza permanecieron en silencio, pero comentaristas de medios expresaron su profunda decepción con el liderazgo de Netanyahu durante el estallido más prolongado de violencia entre israelíes y palestinos en una década.
"Después de 50 días de combates en los que una organización terrorista mató a decenas de soldados y civiles, destruyó la rutina diaria (y) situó al país en un estado de dificultad económica (...) podríamos haber esperado más que el anuncio de un alto el fuego", escribió el analista Shimon Shiffer en Yedioth Ahronoth, el diario más vendido de Israel.
"Podríamos haber esperado que el primer ministro fuera a la residencia del presidente y le informara de su decisión de dimitir", añadió.
Netanyahu, que ha afrontado constantes críticas de miembros de ultraderecha de su gobierno de coalición que demandan una acción militar para derrocar a Hamas, no comentó de forma inmediata el acuerdo de tregua mediado por Egipto, que entró en vigor el martes por la noche.
Funcionarios de salud palestinos dicen que 2.139 personas, la mayoría civiles, entre ellos más de 490 niños, han muerto en el enclave costero desde el 8 de julio, cuando Israel inició una ofensiva con el objetivo declarado de poner fin a los disparos de cohetes.
La cifra de muertos israelí se mantiene en 64 soldados y seis civiles.
SEGUNDA FASE DEL ACUERDO
El acuerdo de alto el fuego establece un cese indefinido de las hostilidades, la apertura inmediata de los cruces bloqueados en Gaza con Israel y Egipto y la ampliación de la zona de pesca del territorio en el Mediterráneo.
Un funcionario de alto rango de Hamas expresó la voluntad de que las fuerzas de seguridad del presidente palestino Mahmoud Abbas, que cuenta con el respaldo Occidente, y el Gobierno de unidad que formó en junio controlen los puntos de entrada.
Tanto Israel como Egipto consideran a Hamas una amenaza para la seguridad y piden garantías de que no entrarán armas en el territorio donde viven 1,8 millones de personas.
En una segunda fase de la tregua que podría empezar dentro de un mes, Israel y los palestinos abordarán la construcción de un puerto marítimo en Gaza y la liberación por parte de Israel de prisioneros de Hamas en la ocupada Cisjordania, posiblemente a cambio de dos soldados que se cree estarían en poder del grupo islamista, dijeron los funcionarios.
En las últimas semanas, Israel ha dicho que busca la completa desmilitarización de Gaza. Estados Unidos y la Unión Europa apoyan ese objetivo, pero aún no está claro qué significaría en la práctica y Hamas ha rechazado la idea por considerarla inviable.