La muerte del afroamericano George Floyd ha traído varias consecuencias. La más importante, la discusión sobre la esclavitud y los símbolos que aún quedan de ella. Primero fueron las estatuas de los traficantes de esclavos que han sido vandalizadas por los manifestantes en Estados Unidos y el Reino Unido. Ahora el objetivo es una de las insignias más importantes que otorga la corona británica: la Orden de San Miguel y San Jorge.
La polémica está servida. La imagen de la condecoración muestra a un ángel blanco parado sobre el cuello de Satanás, representado como un hombre negro encadenado.
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Para los activistas que han firmado una petición en línea en Change.org, esta imagen recuerda la manera en que fue asesinado Floyd por un policía blanco en Minneapolis.
La iniciativa fue de la activista Tracey Reeve, quien justificó su decisión con esta declaración: “Esta es una imagen altamente ofensiva. Nosotros estamos pidiendo que esta medalla se rediseñe por completo de una manera más apropiada”. Hasta el momento, casi 9 mil personas se han adherido a esta convocatoria.
En conversación con el diario “The Guardian”, Bumi Thomas, un cantante británico de origen nigeriano y especialista en comunicación visual, las imágenes de la placa son claras: “No es un demonio, es un hombre negro encadenado con una figura blanca de ojos azules de pie sobre su cuello. Es, literalmente, lo que le sucedió a George Floyd y lo que les viene pasando a los negros desde hace siglos. La medalla es la definición de racismo institucional que, encima, se celebra como uno de los más altos honores del país. Mientras se derriban y reubican las estatuas, los emblemas y los símbolos de esta naturaleza, el Reino Unido y las naciones del Commonwealth también deben hacer lo propio para reflejar una mirada progresista y holística”.
Una medalla histórica
La Orden de San Miguel y San Jorge, que además son los dos santos militares, fue fundada por el Jorge, el príncipe regente, quien luego se convertiría en el rey Jorge IV.
La insignia se creó para honrar el servicio en el Mediterráneo durante las guerras napoleónicas, pero actualmente se concede a embajadores, diplomáticos y funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores británico que son reconocidos por su servicio en el extranjero.
La orden tiene tres rangos: Caballero o Dama de la Gran Cruz, que es el más alto; Caballero Comandante o Dama Comandante; y el último, el grado de Compañero.
Algunos dignatarios y jefes de Estado también han recibido la medalla. Entre ellos, están el expresidente peruano Alberto Fujimori (1998); el expresidente de Argentina Carlos Menem (1998); el expresidente de México Ernesto Zedillo (1998); así como ex primeros ministros y jefes de Estado de Italia, Jordania, Polonia, Pakistán, Filipinas, etc. Incluso la actriz estadounidense Angelina Jolie fue distinguida con la insignia por la reina Isabel II.
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