Vladimir Putin ha señalado que dio instrucciones para evitar un derramamiento de sangre durante la fugaz rebelión de Yevgeny Prigozhin, jefe del grupo militar privado Wagner, dentro de la misma Rusia y felicitó a los militares rusos por impedir que todo termine en “una guerra civil”.
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“Desde el comienzo de los acontecimientos se tomaron medidas siguiendo mis instrucciones directas para evitar un gran derramamiento de sangre”, dijo el presidente ruso el lunes en un discurso televisado. Desde entonces, ha aumentado los esfuerzos por minimizar la situación y dar mensajes de unidad, pero el golpe a su autoridad es evidente.
Francisco Belaúnde Matossian, internacionalista y profesor universitario, considera que la rebelión del Grupo Wagner puede ser considerara como un desafío contra la autoridad del líder del Kremlin.
Vladimir Putin, presidente de Rusia.
“La imagen de Vladimir Putin ha quedado debilitada tras la rebelión del grupo Wagner. Para salir del asunto ha tenido que tranzar y llegar a un acuerdo. Su imagen de persona que controla todo ha quedado bastante debilitada, eso está claro, sobre todo porque a lo largo de los años ha construido una imagen de duro, de castigar a todos aquellos que se le opongan”, señala Belaúnde a El Comercio.
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Agrega que, tras la rebelión, Putin está apostando por dar a entender que todo sigue con total normalidad, incluso en lo referente a la guerra con Ucrania. Destacó que es una estrategia común del presidente ruso ante diferentes eventos complicados.
“Siempre dice que todo está seguro. Siempre ha llevado una postura de decir ‘no se preocupen, eso lo manejamos nosotros’, pero, claro, cuando se produjo la rebelión tomaron medidas. Una vez que esto se acabó salieron a decirle a la gente que todo se ha controlado rápidamente y que siguieran con su vida normal. Esta es una estrategia usual de Vladimir Putin”, resaltó.
Ese discurso quedó evidenciado en sus pronunciamientos de ayer. Mientras se felicitaba porque Rusia logró frenar una guerra civil y trataba de mostrarse como el salvador del país, el gobierno de Putin, que admitió que la financiación de Wagner corría plenamente a cargo del Estado ruso, retiró los cargos contra Prigozhin y otros implicados en la rebelión armada. El jefe del Grupo Wagner ya se encuentra a salvo en Bielorrusia.
Lo cierto es que Putin atraviesa su peor etapa en momentos en que Ucrania refuerza su contraofensiva en el capo de batalla. Además, las fuerzas del Kremlin ya no cuentan con la totalidad de los combatientes del Grupo Wagner, que fueron claves en los últimos meses para Moscú, sobre todo en la toma de Bajmut.
Si bien la rebelión fue un acto de desesperación y sin cálculo por parte de Prigozhin, es un consenso que la rebelión ha logrado causar un fuerte problema para la imagen política de Putin.
“Ahora, esto no necesariamente quiere decir que Putin va a caer. Por otro lado, todo lo que ha pasado le favorece a Ucrania porque desmoraliza y desconcierta al Ejército de Rusia”, acota Belaúnde.
Cabos sueltos
Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Udep, cree que todavía hay muchos cabos sueltos en este caso, pues se desconocen los entretelones de lo ocurrido en con los altos mandos del Ejército ruso durante la rebelión. “Nos falta la parte más interesante de la película, por así decirlo. Putin obviamente ha salido a decir que no ha pasado nada. Lo que llama la atención es que mandó a Prigozhin al exilio”, comentó.
Para el experto, si no hubo una resistencia por parte del Ejército ruso, probablemente fue porque los militares estaban muy desmoralizados para combatir o porque tenían órdenes de dejar avanzar a los mercenarios del Grupo Wagner para que el tiempo corra a favor de Putin y este pudiera preparar una estrategia.
“Realmente no sabemos con exactitud qué pasó. Lo que sí es convincente es que Prigozhin se dio cuenta de que iban a disolver el Grupo Wagner. Fue un gesto de protesta. Efectivamente Prigozhin está muy enemistado con el ministro de Defensa de Rusia Sergéi Shoigú y con los altos mandos militares. Los acusa de ineficiencia. Los acusa de no ponerse las botas y seguir los temas desde una mesa en Moscú”, explica Banús.
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El papel del Ejército
El Ejército ruso está desmotivado y en muy malas condiciones, sobre todo porque hay muchos jóvenes sin ninguna experiencia entre sus filas. Por eso, el agradecimiento de Putin a los soldados ha llamado la atención en Rusia.
“Es un mensaje increíble el de Putin. Le da gracias al Ejército porque no han hecho nada. Es una paradoja. Le agradece al soldado su valentía de retirarse. Me parece que es la primera vez que pasa algo así”, dice Banús.
El analista también cree que es precipitado decir que se ha consumado el declive de Putin. Al final Putin ha conseguido deshacerse de Prigozhin, un personaje que lo ayudó mucho, pero que ahora le resultaba incómodo. “Esto era lo que Putin quería. Pero igual no sabemos. No estamos hablando del mundo occidental donde sabemos muchas cosas. Nos estamos enterando lo que quieren que sepamos y un poquito más. Hay que ver qué cosas más van saliendo”, explica Banús.
Resalta también que sobre esta rebelión se están haciendo demasiados juicios de forma precipitada. Aunque puede parecer que Putin no tiene la situación bajo control no se sabe hasta qué punto, sobre todo porque “ningún militar se sumó a alguna reivindicación de Prigozhin en contra del ministro de Defensa”.
“No tengo claro sobre si la rebelión del Grupo Wagner signifique que la imagen de Putin, en cuanto a seguridad, se haya debilitado. Prigozhin no ha conseguido nada. No ha conseguido que retiren del cargo al ministro de Defensa, que era una de sus reivindicaciones. Realmente Prigozhin no ha conseguido nada, solo avanzó kilómetros”, afirmó Banús.