La armada de Rusia puso en funcionamiento al submarino Belgorod -también conocido como “El día del juicio final”- el más largo del mundo y que está armado con torpedos nucleares capaces de arrasar con ciudades costeras. La información fue divulgada por el Instituto Naval de los Estados Unidos y la agencia rusa TASS.
Se trata además del segundo submarino más grande jamás creado por Rusia -el primero fue inventado durante la era soviética y se lo bautizó como “Tifón”-. Como si fuera poco, cuenta además con pequeños submarinos espías integrados los cuales pueden servirles a las tropas rusas para emprender misiones de espionaje.
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“El submarino Belgorod abre nuevas oportunidades para Rusia en la realización de diversas investigaciones, permite realizar diversas expediciones científicas y operaciones de rescate en las áreas más remotas del océano mundial”, consideró el jefe de la Armada rusa, el almirante Nikolai Anatolyevich Yevmenov.
Negando de cierta manera la capacidad destructiva del vehículo marítimo, Yevmenov insistió en que “el barco está diseñado para resolver diversos problemas científicos, realizar operaciones de búsqueda y rescate en aguas profundas”.
La colosal arma náutica fue entregada durante una ceremonia oficial que tuvo lugar el pasado viernes en la ciudad de Severodvinsk. Durante la celebración se lo consignó como “el submarino más grande construido en los últimos tres años”: mide alrededor de 180 metros de largo y pesa más de 30.000 toneladas.
Un imponente y mortal vehículo con capacidad “nuclear” y de espionaje
Según reportó la BBC en 2015, los misiles que utiliza -conocidos con el nombre “Poseidón”- son considerados un arma nuclear en sí con un alcance de miles de millas y que con solo tocar tierra pueden “destruir importantes instalaciones del enemigo” además de “incrementar los niveles de radiación hasta las nubes”.
La misma información ratificada por TASS cinco años después. La agencia estatal pro-Kremlin la carga útil podría ser de hasta 100 megatones y cuenta con el poder necesario como para “destruir bases navales enemigas en un solo pestañeo”. “Es una amenaza de tipo global”, sentenció el medio ruso.
Asimismo, y como si fuera poco, este armamento puede contener hasta seis ojivas nucleares y tiene autonomía para recorrer 10.000 kilómetros a 129 kilómetros por hora. Además, pueden hacerlo a un kilómetro de profundidad, lo que dificulta su detección por parte de los sistemas antimisiles y radares de fuerzas rivales.
En resumidas cuentas, los efectos inmediatos de las explosión de uno de sus proyectiles -que ya en sí sería complejo de prevenir- podría desencadenar en lluvias radioactivas, un peligro persistente de exposición a la radioactividad y la también probable contaminación de los cuerpos de agua cercanos.
Respecto de los vehículos autónomos que tiene a su disposición, se trata de una variedad de sumergibles tripulados y no tripulados entre los que se encuentra el Losharik (A-12), prototipo que se fue perfeccionando con el correr de los años luego de sufrir una explosión de batería en 2019 que mató a 14 submarinistas.