El lunes 26 de febrero, exactamente un año y cinco meses después de que se registraran una serie de explosiones submarinas en los gasoductos Nord Stream 1 y 2, no hay respuestas claras sobre quién fue el responsable de dejar inservibles a las vías que surtían a gran parte de Europa del preciado gas ruso.
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Precisamente el lunes, las autoridades danesas anunciaron el cierre de su investigación sobre el presunto sabotaje al gasoducto. “La investigación ha llevado a las autoridades a concluir que hubo un sabotaje deliberado de los gasoductos. Sin embargo, se estima que no hay base suficiente para realizar un caso penal en Dinamarca”, señalaron en un comunicado conjunto la Policía y los servicios de inteligencia del país nórdico.
Dinamarca era uno de los tres países que mantenía abierta una investigación sobre Nord Stream. Suecia, otro de los países, adoptó una decisión similar a la danesa a inicios de febrero asegurando que no tenía competencia para seguir adelante con el caso.
En consecuencia, Alemania es el único país en el que se está llevando un proceso judicial que busca determinar la responsabilidad detrás del presunto saboteo. El mismo está a cargo del fiscal general y se maneja como un posible delito contra la seguridad del Estado.
En abril del 2023, casi un año antes de cerrar el caso, la fiscalía sueca había afirmado que “la principal hipótesis es que un Estado estuvo detrás” del sabotaje.
Investigaciones independientes realizadas en Estados Unidos y otros países, que se han conocido en este casi año y medio, señalan a grupos proucranianos o incluso al propio gobierno de Kiev como posibles autores de las explosiones.
Ucrania ha negado cualquier responsabilidad detrás de lo sucedido en los gasoductos, mientras que el presidente ruso Vladimir Putin ha señalado a Estados Unidos como autor del sabotaje.
El gasoducto Nord Stream 1 era operado por el gigante energético paraestatal ruso Gazprom y se encargaba de surtir de gas a gran parte de Europa a través de Alemania; sin embargo, el servicio se encontraba suspendido desde agosto del 2022 como respuesta de Moscú a las sanciones lanzadas por Occidente tras desatar la guerra en Ucrania.
La línea 2, por otro lado, nunca llegó a entrar en funcionamiento debido a que el gobierno germano suspendió el proceso de certificación en el marco del mismo conflicto bélico.
- La indignación rusa -
El lunes, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó de “absurda” la decisión danesa de suspender la investigación sobre Nord Stream. “Por un lado, se reconoce que hubo un sabotaje deliberado y, por otro, [la investigación] no avanza (...) La situación en este caso es tan obvia que se puede solo expresar un asombro absoluto, asombro y nada más”, señaló el vocero del gobierno ruso según el medio Sputnik.
De acuerdo a Peskov, Moscú solicitó información a Dinamarca desde el inicio de las investigaciones pero esta les fue negada hasta el final. El representante del Kremlin, además, aseguró que su gobierno seguirá de cerca el proceso que se sigue en Alemania sobre el mismo caso.
En febrero del 2022, Rusia solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU que investigue las explosiones en Nord Stream; sin embargo, la petición fue rechazada en marzo de ese mismo año. Según el embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU, Robert Wood, la decisión del Consejo llegó por considerar el pedido ruso como “un intento por desacreditar el trabajo de las investigaciones nacionales en curso” sobre el tema.
- Muchas preguntas, pocas respuestas -
Las explosiones en Nord Stream se registraron el 26 de septiembre del 2022 a las 2 de la madrugada y 7 de la noche, afectando primero a la línea 2 y luego a la 1, en puntos muy cercanos a la isla de Bornholm y causando cuatro fugas de gas en el mar Báltico.
Los autores materiales del sabotaje habría sido un comando compuesto por cinco hombres y una mujer que alquiló una embarcación en el puerto alemán de Rostock dos semanas y media antes del incidente. A bordo de la nave habrían llevado un cargamento de explosivos, según un artículo del medio alemán DW.
Los servicios de Inteligencia occidentales determinaron que al menos dos de los miembros del comando tenían conocimientos profesionales de buceo. Además, se sabe que utilizaron pasaportes falsos para alquilar el barco por lo que se desconoce la nacionalidad real de los perpetradores
En un primer momento, Estados Unidos y Alemania señalaron a Rusia como posible autor del ataque como parte de una operación de “falsa bandera” para desestabilizar aún más a la región en pleno invierno.
Sin embargo, con el paso de los meses, las sospechas se cernieron sobre grupos independientes o simpatizantes del gobierno ucraniano. Uno de los elementos que levantó mayores sospechas en ese sentido es que el alquiler del navío se produjo a través de una empresa con sede en Polonia que es propiedad de dos ucranianos.
Hasta el momento, sin embargo, ningún gobierno ni agencia de seguridad ha podido confirmar oficialmente quién sería el responsable del sabotaje.
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