Elon Musk vuelve a la carga. Primero fue la polémica por la compra de Twitter. Consiguió el dinero, hizo una oferta, cuestionó la información que la red social le compartió y se quiso escapar del compromiso. De allí que este lunes 17 debía empezar el juicio exprés en su contra por romper su palabra, pero la jueza encargada, Kathaleen McCormick, les dio hasta el 28 de octubre para llegar a un acuerdo. De lo contrario, el proceso se reanudará.
Luego vino su tuit sobre Ucrania, una encuesta con varias propuestas descabelladas para terminar con la guerra (como que los agredidos acepten los resultados de los referéndums falsos que Rusia orquesta para anexarse parte de su territorio). En respuesta, el presidente Volodymyr Zelensky respondió con sorna: “¿A qué Elon prefieren: el que apoya a Ucrania o a Rusia?”.
Y hace poco Musk atrajo los reflectores por hablar sobre el conflicto entre China y Taiwán, justo cuando “las tensiones” entre ambos países “alcanzan su punto más alto en décadas”, explica CNN. Según el millonario, existe una salida para terminar con su disputa: “Mi recomendación sería encontrar una zona administrativa especial para Taiwán que sea razonablemente aceptable”, declaró al Financial Times.
En respuesta, Su Tseng-chang, primer ministro de Taiwán, sostuvo que a Musk solo le interesaba “promover sus vehículos eléctricos” y que, “en realidad, no sabe lo suficiente” sobre el asunto ni “entiende las relaciones” entre ambas naciones. China, por el contrario, aplaudió al dueño de Tesla. Su embajador en Estados Unidos, Qin Gang, sostuvo que la idea podría “lograr la reunificación nacional con un país y dos sistemas”.
Los comentarios de Elon Musk no serían gratuitos. Según el politólogo estadounidense Ian Bremmer, Musk le contó que habló con Vladimir Putin sobre la guerra en Ucrania y una salida para la paz. El millonario negó las declaraciones, y dijo que no se comunicaba con el líder ruso desde hacía “18 meses”. Más tarde, Bremmer sostuvo su declaración.
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Los verdaderos objetivos
El Comercio conversó con Miguel Sánchez Ferrán, analista político y especialista panameño en negocios internacionales, para pedirle su opinión sobre los comentarios de Elon Musk. “Somos conscientes de que él quiere estar siempre en la boca de todos. Le sienta bien que lo reciban como un ‘rockstar’ al lugar que vaya. Y siempre da opiniones y consejos que nadie le pidió. Quiere darse a conocer como una persona culta e inteligente, pero también queda claro que se puede ir por el lado oscuro de la fuerza porque, seguramente, está planeando algo”.
La posibilidad de que haya hablado con Vladimir Putin tampoco le sorprende. El mandatario ruso suele mantener buenas relaciones con los magnates del mundo, así que seguramente “el Gobierno de Estados Unidos estará un poco más pendiente de lo que haga Musk”.
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Para Sánchez Ferrán hay un asunto importante que puede ayudar a entender la facilidad de Musk para tuitear sobre asuntos complejos, como lo es la guerra en Ucrania y ahora la relación entre China y Taiwán. Él se mueve en Twitter, donde se siente importante y sus comentarios rebotan en todos los medios de comunicación. Tiene sentido porque “vivimos una era en la que las redes sociales informan en tiempo real sobre todo lo que sucede, incluso sobre la invasión misma o lo que sucede en Irán”.
Pero él no es el único que se deja seducir por esa fantasía. “También hay personas a las que simplemente les gusta el protagonismo y creen que sus opiniones y soluciones acabarán con los problemas, pero terminan generando noticias falsas. Las redes sociales son, finalmente, los mejores lugares para el culto a la personalidad y el ego”.
Por su parte, Manuel Santillán, doctor por la European University Viadrina de Alemania y experto en estrategias de comunicación, propone que Musk es consciente de que este tipo de publicaciones le permiten “mantenerse vigente y sostener su posición en la opinión pública”. “Recordemos que mientras para algunos es un ‘troll’ y un tirano que explota a sus trabajadores, para otros es un empresario que ayuda al mundo a tener internet, que construye autos ecológicos y quiere conquistar el espacio”. Esa visibilidad es vital para sus negocios y, claro, la controversia es la piedra angular de su estrategia.
Así se puede entender que ahora venda Burnt Hair, perfume que ha definido como “la mejor fragancia de la tierra”. Según Forbes, en menos de dos días, vendió más de 20 mil unidades de la fragancia de “pelo quemado”, cuyo precio es de US$100. Santillán opina: “Esto funciona como un termómetro, como una forma de sondear cuáles y dónde están sus públicos, cuánto están dispuestos a gastar y si aceptarían nuevos productos. Se debe entender ese tipo de tuits como acciones de inteligencia comercial”.
El especialista en marketing digital y consultor de proyectos de Apoyo Comunicación, Leonardo Castro Pozo, coincide. “Lo del perfume fue una preventa, pero ya demostró la fidelidad de su comunidad. Y hasta entró a un nuevo mercado en el que no tiene experiencia. Si observamos detenidamente, logró conectar estratégicamente Burnt Hair con la compra de Twitter: necesitaba recaudar dinero y ofrecía a sus seguidores que fueran parte de ese logro”.
Sin embargo, este tipo de frases o publicaciones -ya sea que se digan en redes sociales o entrevistas- pueden convertirse en un arma de doble filo. Sánchez Ferrán regresa a la polémica que Musk desató sobre las naciones asiáticas. “En estos momentos, las industrias de EE.UU. viven una escasez de microchips, así que no pueden producir lo mismo que antes. Esto se debe, claramente, a las tensiones que hay entre China, Estados Unidos y Taiwán”, dice.
Y concluye: “Y siendo Taiwán una de las naciones que fabrican más microchips, sus palabras pueden ser delicadas para los intereses de sus empresas”.