Svetlana, una mujer de 35 años en Kherson, contó a LA NACION que no ve a sus dos hijas de 15 y 12 años, Yana y Yara, desde el 7 de octubre pasado.
Svetlana, una mujer de 35 años en Kherson, contó a LA NACION que no ve a sus dos hijas de 15 y 12 años, Yana y Yara, desde el 7 de octubre pasado.

Miles de niños han sido víctimas de la política de deportación forzada promovida por las fuerzas en las zonas ucranianas bajo su control, y por la cual la Corte Penal Internacional (CPI) emitió este viernes una orden de detención contra el presidente Vladimir Putin como máximo responsable de esa campaña.

La CPI también emitió una orden de detención contra Maria Alekseyevna Lvova-Belova, Comisionada para los Derechos del Niño en la Oficina del Presidente de la Federación Rusa, por acusaciones similares.

Mira: Quién es María Lvova-Belova, la consejera de Putin a la que la CPI ordenó detener por la deportación de niños ucranianos

Desde el inicio de la invasión a Ucrania, organizaciones internacionales acusan a las autoridades rusas de orquestar el “desplazamiento forzado” de miles de menores ucranianos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. (Sergei KARPUKHIN / SPUTNIK / AFP)
El presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. (Sergei KARPUKHIN / SPUTNIK / AFP)

Según un informe de la Universidad de Yale, desde “febrero de 2022 hasta enero de 2023 han sido transferidos más de 6000 jóvenes de entre cuatro meses y 17 años de edad”, e instalados en 43 estructuras de detención y reeducación en Rusia.

Desde el inicio de la invasión a Ucrania, organizaciones internacionales acusan a las autoridades rusas de orquestar el “desplazamiento forzado” de miles de menores ucranianos.

Según un informe de la Universidad de Yale, desde “febrero de 2022 hasta enero de 2023 han sido transferidos más de 6000 jóvenes de entre cuatro meses y 17 años de edad”, e instalados en 43 estructuras de detención y reeducación en Rusia.

En todos los casos, “los padres y madres han sido obligados, engañados con la promesa de un traslado temporario o no interpelados del todo, y los módulos fueron llenados con firmas falsas”, destaca el informe.

LA NACION pudo palpar este drama hace un mes en la ciudad de Kherson, ocupada por fuerzas rusas desde el inicio de la invasión hasta noviembre pasado, cuando fue reconquistada por fuerzas ucranianas.

Allí Svetlana, una mujer de 35 años, contó que no ve a sus dos hijas de 15 y 12 años, Yana y Yara, desde el 7 de octubre pasado, cuando se fueron en teoría dos semanas de vacaciones a un campus que los rusos les habían ofrecido que hicieran en Crimea, del cual nunca regresaron.

Svetlana le contó a LA NACION la historia de sus dos hijas
Svetlana le contó a LA NACION la historia de sus dos hijas

“Durante la ocupación fue duro. No tenía dinero, nos quedamos encerradas en casa y las chicas, de septiembre a octubre fueron a la escuela, donde comenzaron a dar sólo los programas rusos. También cambiaron la moneda, de las grivnas ucranianas a los rublos rusos, ya no teníamos conexión ucraniana sino que sólo podíamos ver televisión rusa, recibir propaganda rusa, flameaban banderas rusas y si te encontraban en el teléfono una canción patriótica ucraniana, una bandera o algo por el estilo, era un problema”, recordó. Luego llegó la propuesta.

“Las chicas querían ir, estaban muy entusiasmadas con el programa. Crimea es un lugar muy lindo. Allá tenían al tío, mi hermano mayor, Vasil, que vive allá, así que acepté la propuesta y se fueron”, dijo durante la entrevista.

Desesperada y ya en contacto con ONGs que intentan ayudarla a recuperar a sus hijas, Svetlana contó que le habían dicho que se iban a quedar dos semanas, que fueron posponiendo y ya son más de cinco meses.

Aunque dijo que habla a diario con sus chicas por teléfono y al parecer se encuentran en un internado donde van al colegio, comen bien, las tratan bien, estudian –al menos eso cuentan en conversaciones controladas-, su gran temor es que los rusos las den en adopción a otra familia porque les dijeron que no pueden estar más de seis meses sin sus padres.

Un grupo de niñas en un refugio en Kherson, Ucrania, el 16 de febrero pasado. (Ivor Prickett/The New York Times)
Un grupo de niñas en un refugio en Kherson, Ucrania, el 16 de febrero pasado. (Ivor Prickett/The New York Times)

Cuando los rusos se retiraron de Kherson, en noviembre pasado, Svetlana recibió un mensaje de texto en el que le ofrecían irse a Rusia, como hicieron algunos habitantes de Kherson prorrusos. “Pero yo rechacé esa oferta porque amo Ucrania, es mi tierra y quiero vivir aquí y que me devuelvan mis hijas”, contó esta mujer destrozada.

Nunca más volvió a ver a sus chicas que, en un modus operandi denunciado como otro crimen de guerra, sufrieron una virtual deportación. Similar a la que padecieron muchísimos otros jóvenes ucranianos, ahora expuesto ante la comunidad internacional por la CPI.

Por Elisabetta Piqué

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