Milagros Asto Sánchez

El enorme temor que existe sobre el uso de armas nucleares y que ha resurgido con las amenazas de Rusia a Ucrania plantea igual magnitud de dudas e interrogantes, incluso en las zonas que, en teoría, están muy alejadas de los países más propensos a enfrentarse. Son armas tan potentes y con efectos tan devastadores que, aunque su uso se haga en una proporción pequeña, supone romper una barrera que no se había cruzado desde el horror causado por las bombas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.