Como una "siniestra imagen de la maquinaria estatal". Así ha retratado Amnistía Internacional (AI) la oleada de ejecuciones en Irán en la primera mitad de 2016.
El grupo defensor de los derechos humanos estima que 694 personas murieron por la pena de muerte entre el 1 de enero y el 15 de julio, casi tres veces más que el número reconocido por las autoridades.
Esto se trata de un "pico sin precedente" en el número de ejecuciones basadas en juicios que no ofrecen oportunidad adecuada a los acusados de defenderse, según la organización.
"El asombroso número de ejecuciones en Irán en la primera parte del año muestra una siniestra imagen de la maquinaria estatal, que efectúa asesinatos premeditados y judicializados a escala masiva", dijo Said Boumedouha, vicedirector del programa de Amnistía Internacional para Medio Oriente y el Norte de África.
Reportes apuntan a que el país ejecutó al menos a 743 personas en 2014, según la organización.
Por separado, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Ra'ad al Husein, reportó este viernes que al menos 20 personas fueron ejecutadas en Irán en la última semana por supuestos delitos relacionados con el terrorismo.
"Uno de los hombres colgados, Shahram Ahmadi, supuestamente fue golpeado y obligado a firmar una hoja en blanco con su confesión falsa", dijo la oficina del Alto Comisionado.
También las leyes de Irán sancionan con la pena de muerte varios delitos relacionados con las drogas, como traficar más de 5 kilos de narcóticos derivados del opio, o más de 30 gramos de heroína, morfina, cocaína o sus derivados químicos.
"Las autoridades (iraníes) han confirmado que cerca del 80% de las ejecuciones son por esos delitos (de drogas)", señaló Raha Bahreini, investigadora de Amnistía, a la BBC.
La organización dijo que esto era una violación directa del derecho internacional, que restringe el uso de la pena de muerte solo a los "delitos más graves", los que implican muerte intencionada.
Las sentencias de muerte invariablemente son impuestas por cortes "completamente carentes de independencia e imparcialidad".
"Los juicios en Irán son profundamente defectuosos, con detenidos a los que se les niega el acceso a un abogado, y hay procedimientos inadecuados de apelación, indulto o conmutación".
En ello coincidió la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, que califica muchos de los juicios iraníes como "faltos de imparcialidad, respeto al debido proceso y a otros derechos de los acusados".
— "Clima de temor" —
Entre el 1 de enero de 2015 y el 15 de julio de ese mismo año, las autoridades iraníes habían reconocido oficialmente 246 ejecuciones judiciales, pero Amnistía dijo que recibió reportes de más de 448 ejecuciones.
De ser confirmado, eso sería el equivalente a tres ejecuciones por día.
En 2014 fueron ejecutadas 289 personas, de acuerdo con fuentes gubernamentales; no obstante, reportes sugieren que el número real es de por lo menos 743 casos.
"Durante años, las autoridades iraníes han utilizado la pena de muerte para difundir un clima de miedo en un esfuerzo equivocado para combatir el tráfico de drogas; sin embargo, no hay evidencia que muestre que se trata de un método eficaz de lucha contra la delincuencia", dijo Said Boumedouha, de AI.
Entre los ejecutados hay miembros de las minorías étnicas y religiosas declaradas culpables de "enemistad contra Dios", incluidos presos políticos kurdos y musulmanes sunitas.
Amnistía dijo que hay indicios de que miles de personas están en el corredor de la muerte en Irán y en muchos casos reciben la noticia de que van a ser ejecutados unas pocas horas antes de que suceda.
En el caso de Shahram Ahmadi, "sus familiares no pudieron visitarlo antes de ser ejecutado, y se les indicó que fueran al cementerio en lugar de a la prisión Rajai Shahr al oeste de Teherán", según Naciones Unidas.
— ¿El último caso? —
La familia de un científico iraní detenido desde 2010 aseguró a la BBC este sábado que fue ejecutado.
La madre de Shahram Amiri dijo que le devolvieron el cuerpo de su hijo con marcas de una soga en el cuello, lo que mostraría que habría sido ahorcado.
Amiri había sido confinado en un lugar secreto tras regresar de Estados Unidos, adonde dijo que había sido trasladado a la fuerza por la CIA.
Amiri despareció tras una visita a La Meca en 2009.
Apareció al año siguiente en Estados Unidos. Dijo que había sido secuestrado y sometido a una "intensa presión psicológica para revelar información confidencial" sobre el programa nuclear iraní.
Regresó a Teherán en 2010 y fue recibido como un héroe.
Luego se supo que había sido sentenciado a una larga condena en prisión.
Irán llegó a un acuerdo en enero con las potencias occidentales, lideradas pro Estados Unidos, para limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones.
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