Riad/Teherán. Arabia Saudí e Irán son potencias centrales en Oriente Medio, y cada una de ellas se considera protectora de las dos mayores confesiones del islam: el sunismo y el chiismo.
La fuerte crisis diplomática abierta ahora tiene por ello repercusiones en todo el mundo árabe islámico, ya de por sí inestable, y podría dificultar el fin de algunos conflictos como el de Siria y Yemen.
1. ¿En qué países de la región repercute la crisis?
Los países más afectados son Siria y Yemen, inmersos en guerras civiles en las que Arabia Saudí e Irán apoyan a las partes enfrentadas. También en el reino de Bahréin y en Iraq se han producido protestas de chiitas contra la casa real saudí, con el consiguiente peligro de desestabilización.
2. ¿Por qué Arabia Saudi ha hecho escalar el conflicto?
El país, rico en petróleo, se ha visto amenazado por la influencia de Irán. La monarquía árabe sunita, que se considera guardiana de los lugares santos del islam, quiere reducir la influencia de su rival chiita en el mundo árabe islámico, que a su vez podría aumentar tras la firma del acuerdo nuclear de Irán con las principales potencias mundiales. Para el país persa ese acuerdo abre la perspectiva de un posible fin de su aislamiento político y económico.
La caída del precio del petróleo está afectando además la economía saudí y mermando sus recursos públicos. Pero el reino no quiere reducir la producción, porque los precios bajos también afectan y más duramente a otros productores, especialmente a Irán.
3. ¿Qué intereses persigue Irán en el mundo árabe?
Irán se ve a sí mismo como un país estratégico en la región y quiere mantener su peso en las decisiones regionales. Además, quiere dejar en claro que el islam es una ideología que puede ponerse en práctica sin depender de Occidente ni, particularmente, de Estados Unidos.
Y esa ideología contempla lo que es la principal doctrina de política exterior iraní: la liberación de Palestina de la ocupación israelí y la creación de un Estado palestino. Además, el país quiere apoyar movimientos minoritarios chiitas en Estados árabes con gobiernos sunitas.
4. ¿Qué significa el conflicto para las conversaciones de paz sirias?
Mientras Irán es el principal aliado del régimen de Bashar al Asad, Arabia Saudí apoya a los rebeldes. Sin Irán y Arabia Saudí el fin del conflicto en Siria es prácticamente imposible. Sólo cuando Teherán deje caer al presidente Al Asad, éste podrá ser derrocado, lo que supone una de las condiciones de los opositores sunitas para alcanzar una solución al conflicto.
Durante las negociaciones de paz de la comunidad internacional llevadas adelante en noviembre para trazar una hoja de ruta para Siria parecía que Irán y Arabia Saudí acercaron posturas. Ambos aceptaron negociaciones entre el Gobierno de Damasco con los opositores y estaba previsto que los encuentros comenzaran el 25 de enero. Sin embargo, ante los acontecimientos actuales podrían verse afectados.
5. ¿Qué consecuencias tienen las tensiones para Yemen?
La situación es similar a lo que ocurre en Siria, pero con las tornas cambiadas: Arabia Saudí apoya militarmente al Gobierno del presidente Abed Rabbo Mansur Hadi e Irán simpatiza con los rebeldes hutíes, de confesión chiita, que controlan amplias partes del país. Las conversaciones de paz desarrolladas en Suiza en diciembre no alcanzaron resultados y se prevé que continúen en enero, aunque ahora también están en el aire.
6. ¿Por qué hay protestas en Bahréin?
La mayoría de la población del reino del Golfo es chiita, pero el país está gobernado por una casa real sunita. Ya durante la Primavera Árabe en el 2011 hubo numerosas manifestaciones chiitas contra la casa real, que disolvió las protestas con el uso de la fuerza. En esa represión lo apoyó el Gobierno de Arabia Saudí, que incluso envió tropas a Bahréin.
Desde entonces la crisis ha escalado: Bahréin actúa con dureza contra la oposición chiita y Arabia Saudí teme que los disturbios se extiendan también a la minoría chiita de su propio país, que vive sobre todo en la Provincia Oriental, rica en petróleo.
Fuente: DPA