Fredéric Martel dice que entrevistó a más de un millar de personas y viajó a una treintena de países, con estancias prolongadas en Roma, donde recogió testimonios de buen número de sacerdotes. (Foto: Reuters)
Fredéric Martel dice que entrevistó a más de un millar de personas y viajó a una treintena de países, con estancias prolongadas en Roma, donde recogió testimonios de buen número de sacerdotes. (Foto: Reuters)
Ismael Monzón

En simultáneo con el inicio de la cumbre convocada por el para abordar la lacra de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores de edad, la publicación de “Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano” remeció la semana pasada la intimidad de la .

Su autor, Frédéric Martel, cuenta que la Iglesia es un nido de homosexuales y atribuye gran parte de su actual crisis a una pugna interna entre ellos. En su obra ha resaltado “la hipocresía de obispos y cardenales que en público denuncian la homosexualidad, pero en privado llevan dobles vidas”.

Ante las críticas que le han llovido por parte de vaticanistas “debido a la falta de documentos y meras suposiciones”, Martel asegura que todos los testimonios recogidos están grabados, que a lo largo de cuatro años realizó unas 1.500 entrevistas –entre otros, a 41 cardenales, 52 obispos y 45 nuncios apostólicos– y que lo han ayudado 80 investigadores, traductores y periodistas, así como un equipo de 15 abogados.

Martel, periodista y sociólogo galo, asesoró al Gobierno Francés de François Hollande en la aprobación del matrimonio homosexual.
En su trabajosa investigación, el escritor francés también llegó al Perú, intentando conocer la situación de la Iglesia aquí.

—Según su libro, pareciera que todos los escándalos en torno a la Iglesia están ligados con la homosexualidad. ¿No es algo exagerado?

No digo que todas las polémicas tengan que ver con la homosexualidad, pero sí que hay bastantes elementos que apuntan a que esta juega un papel importante.

—¿Cómo?

Porque la homosexualidad en la Iglesia ha existido siempre. He descubierto que durante años una gran mayoría de religiosos con posturas homófobas han intentado encubrir a compañeros homosexuales. Es decir, ocultan a otros para que no se descubra que ellos también lo son. Cuanto más homófobo, más posibilidades de ser gay. A quienes no lo son, no les hace falta recurrir al argumento de la homofobia.

—¿Son mayoría los gays?

No doy números, porque obviamente nadie los tiene. Hablo de una mayoría silenciosa. No creo que la cuestión sea quién es homosexual o no. Lo que intento es explicar por qué, en esencia, el Vaticano es la mayor organización homosexual del mundo.

—¿Qué encontró cuando viajó e hizo sus indagaciones en el Perú?

Mi intención era conocer si estas contradicciones existían solo en el Vaticano. Encontré que estas situaciones se repiten en todas partes. En el Perú me sorprendió mucho. La comunidad gay está verdaderamente mal: no pueden convertirse oficialmente en pareja, sus derechos no se ven reconocidos… Y la Iglesia es bastante dura con ellos. Hay tres obispos y un cardenal que han mostrado actitudes francamente homófobas.

—¿Qué quiere decir con esto?

No trato de acusar a nadie. No conozco nada a la cúpula religiosa del Perú. Solo digo que esta homosexualidad está reprimida y hay que mantenerla protegida.

—¿Cómo es posible que se pudiera encubrir durante años un caso como el del Sodalicio en el Perú?

No estoy especializado en ese caso, ni siquiera en los abusos sexuales en general. Pero lo que puedo decir es que los abusos sexuales a menores no están relacionados en absoluto con la homosexualidad. En el mundo, los abusos suelen producirse más en niñas que en niños, por la simple razón de que hay más gente heterosexual que homosexual.

—Los más conservadores, sin embargo, suelen defender la tesis de que la pederastia en la Iglesia obedece a la homosexualidad. ¿No teme que utilicen su libro a su favor?

Es cierto que el 80% de los casos de abusos en la Iglesia se producen en niños. Y las razones son que la homosexualidad está más extendida en la Iglesia que en otros sectores, con seminaristas y sacerdotes que han vivido una sexualidad reprimida, y por otro lado, la ocultación. La cultura del secreto impuesta en la Iglesia, el clericalismo del que habla el Papa, significa que nada puede salir al exterior. Sirve de ejemplo el cardenal Ratzinger o el cardenal del Perú, nunca han revelado casos de abusos sexuales. A menudo los cardenales han estado rodeados de una comunidad gay muy potente. Y de ahí vienen los chantajes, los encubrimientos…

—También dice en el libro que Francisco no tiene las tendencias que se le pueden atribuir a algunos de sus predecesores. ¿Qué quiere decir?

No he dicho eso. Es decir, no quiero decir que el Papa sea homosexual, sino que está rodeado de gente que lo critica por ser demasiado ‘gay-friendly’. Es cierto que ha mostrado una actitud más abierta que el anterior Papa. Sin embargo, los ataques que recibe a menudo vienen de cardenales y religiosos con una doble vida.

—¿Cree que Francisco es realmente ‘gay-friendly’?

Soy francés y laico. El Papa actual es argentino, jesuita y peronista. Es decir, no soy el principal admirador de Francisco. Un día parecía ‘gay-friendly’, al otro antigay; era verdaderamente difícil saber qué pensaba en esta materia. Después lo comprendí, al ver el modo en que lo atacaban los conservadores, con las historias de Theodore McCarrick, Fernando Karadima o los abusos en Filadelfia.

¿Pero quién nombró a todos estos cardenales, luego hallados responsables de abusos sexuales? Fue obra del cardenal Angelo Sodano, quien trabajó con Juan Pablo II y Benedicto XVI. Francisco está intentando reparar todos los escándalos dejados por otros en el pontificado de sus predecesores. Creo que hay una especie de complot de los conservadores, quienes para ocultar sus pecados lo critican por esta supuesta cercanía a los homosexuales.

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