El procurador General de México, Jesús Murillo Karam, dijo que tres detenidos confesaron haber asesinado, quemado y arrojado a un río a los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre en una ciudad al sur de México.
El 26 de setiembre, los estudiantes se dirigieron en dos autobuses desde su escuela en la localidad de Ayotzinapa a la ciudad de Iguala. Allí, después de tomar dos autobuses más, fueron atacados y retenidos por la policía municipal, enviada por el alcalde José Luis Abarca para interceptarlos porque creía que iban a interrumpir un discurso que ofrecía su esposa, han dicho las autoridades.
Después de ser detenidos por la policía fueron trasladados a la estación policial de Iguala y desde allí llevados a una loma entre Iguala y la vecina Cocula, dijeron las autoridades.
Allí, los policías municipales entregaron a los detenidos a miembros del grupo narcotraficante Guerreros Unidos, que los subieron a un camión de carga de tres toneladas y a otro vehículo menor y los llevaron al basurero municipal, situado en una quebrada.
Algunos, al menos 15, llegaron ya muertos asfixiados en el camión, según el testimonio de los detenidos. A los que aún estaban vivos, los pusieron en el suelo boca abajo, les interrogaron para saber si pertenecían a alguna organización criminal rival y les dispararon. Después, los arrojaron a un barranco en el basurero y les prendieron fuego.
Las llamas, alimentadas con gasolina, neumáticos y madera, se prolongaron desde la medianoche del mismo día en que fueron detenidos hasta entrada la tarde del día siguiente.
Fuente: AP