Gisella López Lenci

En el papel, el deporte y la política son antagónicas. En la realidad, se entremezclan y confluyen, y la historia lo confirma. Desde los Juegos Olímpicos organizados por el nazismo, los mundiales de fútbol supervisados por Mussolini o los boicots de la Guerra Fría, por citar injerencias institucionalizadas; o en los manifiestos de los propios deportistas, como los puños levantados de Tommie Smith y John Carlos, o la rodilla hincada de Colin Kaepernick.