Riad/Teherán. Tanto Arabia Saudí, de mayoría sunita, como Irán, de mayoría chiita, tienen un gran radio de influencia en el mundo árabe y están inmersos en numerosos conflictos de la región. Su última disputa tras la ejecución en Riad de un clériga chiita marca nuevos retos para la región.
► Arabia Saudí:
Arabia Saudí domina el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo y cuenta como estrechos aliados con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Su relación con Qatar es compleja, pero mejoró en los últimos tiempos.
En Yemen las fuerzas áereas de Arabia Saudí lideran una coalición que combate el avance de los rebeldes chiitas hutíes, mientras que en Siria la postura saudí es de respaldo hacia los rebeldes que buscan derrocar al presidente Bashar al Asad.
Arabia Saudí es además un miembro de gran peso en la Liga Árabe. Respalda, entre otros, a Egipto con sumas multimillonarias. Además, está activo en forma indirecta en Libia, donde sus aliados egipcios y de los Emiratos bombardearon milicias islamistas en el 2014.
► Irán:
Irán tiene mayor influencia en una región que se extiende desde el Líbano y Siria hasta Iraq. En el Líbano aporta financiación a la poderosa milicia chiita Hezbolá, mientras que en Siria es uno de los principales aliados del régimen de Al Asad. El presidente sirio es respaldado justamente por combatientes de Hezbolá e iraníes.
En Iraq las fuerzas aliadas de Irán son, en primer lugar, las milicias chiitas. Además, el Gobierno iraquí también es mayormente chiita.
En Yemen, a diferencia de Arabia Saudí, Irán respalda a los rebeldes hutíes, que controlan parte del país.
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— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) enero 5, 2016
Fuente: DPA
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