Los temores internacionales en torno al avance del programa nuclear iraní y su opacidad no dejan de crecer. Alemania, Francia y el Reino Unido acaban de presentar una resolución de condena contra Teherán ante el consejo de gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Es la primera moción de este tipo en 18 meses y la república islámica ha amenazado con responder si se aprueba.
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En el centro de la preocupación está la falta de transparencia. Los tres países europeos exigen a Teherán que explique el origen de vestigios de uranio en dos emplazamientos no declarados y las limitaciones impuestas a los inspectores de la OIEA (la agencia de control nuclear de la ONU), quienes no pueden corroborar en terreno el estado del programa nuclear iraní.
Es urgente “reaccionar ante la gravedad de la situación”, han advertido los diplomáticos del Reino Unido, Francia y Alemania al presentar el borrador de la resolución que será sometido a votación esta semana.
Hay varios motivos de recelo alrededor de las acciones iraníes en esta arena. El primero es su creciente capacidad nuclear. Según el último informe del OIEA, la república islámica ha acelerado la producción de uranio enriquecido, con una pureza del 60%, nivel de material fisible cercano al requerido para poder fabricar una bomba atómica.
El reporte también señala que Irán es el único país no poseedor del arma atómica que enriquece uranio al 60% y está acumulando reservas cada vez mayores.
“Irán viene enriqueciendo grandes cantidades de uranio al 60%. Lo que se debe tomar en cuenta es que llegar del 20% o menos al 60% toma tiempo y es difícil, pero llegar del 60% al 90% o 93%, que es lo necesario para armas nucleares, ya es mucho más fácil y rápido”, dice a El Comercio el analista internacional Roberto Heimovits.
Aunque Irán afirma que no busca la bomba, la capacidad nuclear que está desarrollando hace dudar de que quiera darle solo un uso civil. Para producir electricidad se necesita uranio enriquecido al 3,67%, una cifra bastante menor al 60% que maneja ahora la república islámica.
Otro factor que genera incertidumbre y tensión internacional es la falta de información actualizada sobre el programa nuclear iraní. La agencia Efe recuerda que desde el 2021, Teherán ha reducido las inspecciones, ha desconectado cámaras de seguridad y ha vetado a varios inspectores de la ONU. También sigue sin informar al OIEA sobre los diseños de posibles nuevas instalaciones atómicas en el país, lo que incumple sus obligaciones bajo el Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP).
Irán mantuvo una apertura a la supervisión internacional hasta el 2015, cuando se firmó el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), un acuerdo nuclear con Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Alemania y Reino Unido. Pero se ha desligado gradualmente de sus compromisos, sobre todo desde que Washington se retiró unilateralmente en el 2018 y los intentos de revivir el pacto fracasaron.
En la práctica, el acuerdo nuclear limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones.
“Reducción de compromisos”
Además de sus capacidades nucleares, el cambio en la retórica iraní también causa seria inquietud, sobre todo en momentos de alta tensión en Medio Oriente.
Si bien su doctrina nuclear excluye por ahora la producción de armas atómicas, algunos altos funcionarios iraníes aseguraron en los últimos meses que su país dispone ya de suficiente material y conocimientos para fabricar una bomba nuclear. También han advertido que podrían cambiar su postura nuclear en caso de enfrentarse a una amenaza existencial por parte de Israel, su enemigo máximo en la región.
En su respuesta al pedido de una resolución del OIEA en su contra, Irán se mostró desafiante y dijo que “responderá definitivamente a la aprobación de una resolución antiiraní contra su programa nuclear”, según afirmó el jefe de la Agencia de la Energía Atómica de Irán (AEAI), Mohamed Eslami.
Eslami aseguró que Irán se encuentra en una fase de reducción de sus compromisos adoptados en el acuerdo nuclear de 2015. De acuerdo con el artículo 36 del JCPOA, Irán tiene el derecho legal a reducir sus obligaciones si las partes se retiran del acuerdo, no regresan al acuerdo y no cumplen con sus obligaciones”, aseveró.
El director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, ha afirmado que es “inaceptable hablar de armas nucleares, como algunas personas lo hacen en Irán”.
Un programa peligroso
¿Qué es lo que hace riesgoso y amenazante al programa nuclear iraní en este momento? Lo primero que causa preocupación son sus intenciones en un contexto regional encendido.
“Los líderes de la teocracia iraní han dicho una y otra vez que quieren destruir al Estado de Israel y la única manera creíble que tienen para hacerlo es si llegan a tener una o más bombas atómicas. Irán podría llegar a materializar su amenaza y lanzar un ataque nuclear contra Israel”, apunta Heimovits.
Y no solamente Israel estaría en peligro, sino también otros estados en Medio Oriente y en el Golfo Pérsico, como Emiratos Árabes Unidos y sobre todo Arabia Saudita, el archirrival sunita de Irán en esa región del mundo.
Más allá de ello, para Heimovits hay dos factores que hacen que el desarrollo nuclear iraní represente un peligro para el mundo. El primero es el “carácter radical” del régimen iraní.
“No es seguro que Irán sea un Estado racional una vez que llegue a tener armas nucleares como sí lo fueron la Unión Soviética y Estados Unidos durante la Guerra Fría. Desde que el régimen actual subió al poder en 1979, Irán es un Estado geopolíticamente expansionista e ideológicamente radical. Eso es lo que hace específicamente a Irán extremadamente peligroso si llega a tener armas nucleares”, asevera el experto.
El segundo factor está relacionado con si, en caso de tener armas nucleares, tendría la capacidad de manejarlas con seguridad. Heimovits apunta que, por ejemplo, un componente crítico cuando se tiene un arsenal de ese tipo es evitar un lanzamiento por accidente o que un infiltrado pueda tener acceso al botón nuclear y genere una guerra de gran escala. También es importante que el país tenga un radar que le indique con certeza si lo están atacando o no para que no vaya a reaccionar ante un cometa lanzando un proyectil nuclear.
“La medida que han tomado estos tres países europeos nos hace ver que la situación ahora es más peligrosa que antes. Normalmente los países de Europa, y concretamente Alemania, Francia e Inglaterra, no son muy dados a confrontar a Irán y si lo están haciendo es porque al parecer creen que el programa nuclear de Irán ya está cruzando umbrales cada vez más peligrosos y se acerca más a la bomba”, resalta Heimovits.
Tampoco hay que perder de vista que es probable que una bomba nuclear iraní pueda hacer que otros estados de la región se sientan amenazados, como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Turquía, Egipto, lo que generaría que estas naciones también quieran tener sus propias armas nucleares. “Podría desatarse una proliferación nuclear incontenible en el Medio Oriente, que es una zona crítica por el petróleo y por el canal de Suez”, advierte Heimovits.
Otro factor de preocupación es el liderazgo iraní dentro del país. La muerte en un accidente del presidente iraní, Ebrahim Raisi, ha creado una oportunidad para los partidarios de la línea dura del país, que son mucho menos alérgicos a la idea de volverse nuclear que el régimen durante décadas, señala el diario “The New York Times”.