Desde hace más de una semana Argentina sigue con atención la suerte de un avión en tierra. La aeronave, un Boeing 747 Dreamliner de carga venezolano-iraní, permanece retenida en el aeropuerto internacional de Buenos Aires. Su tripulación, que también tiene prohibido salir del país, está bajo sospecha por posibles vínculos con el terrorismo internacional en un caso que ha puesto el nivel de misterio, polémica y desconcierto por los aires.
El avión fue propiedad de la empresa iraní Mahan Air y actualmente pertenece a Emtrasur, filial del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), empresas que están sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
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Con una tripulación de cinco iraníes y 14 venezolanos, la nave ingresó a Argentina el 6 de junio procedente de México, previa escala en Venezuela, con destino al aeropuerto internacional de Ezeiza. Transportaba una carga de autopartes para distintas empresas autopartistas argentinas que son proveedoras de multinacionales automotrices. En la capital argentina, su carga fue verificada sin inconvenientes.
El miércoles despegó para ir a Uruguay a cargar combustible, pero aterrizó nuevamente en el aeropuerto argentino porque el país vecino no habilitó su aterrizaje. De nuevo en Argentina, las petroleras no quisieron abastecer la nave por una posible sanción de Estados Unidos.
Desde entonces las acciones del gobierno y la justicia de Argentina contra la nave han ido en aumento. Inicialmente el Gobierno inmovilizó al avión en Ezeiza y le retuvo el pasaporte a cinco tripulantes iraníes tras sospechar sobre los motivos de su vuelo hacia el país. Luego afirmaron que no había detenidos y que todos los tripulantes habían sido alojados en el Hotel Canning Plaza, ubicado en Ezeiza, con permisos provisorios de estadía.
Esta semana la polémica aumentó. El lunes, la justicia ordenó retener los pasaportes e impedir la salida del país por 72 horas de los tripulantes iraníes ante la sospecha de que uno de ellos pudiera pertenecer a empresas vinculadas a la Guardia Revolucionaria iraní. Posteriormente, dictaminó el registro de los hoteles para requisar sus teléfonos y retuvo los pasaportes de los 14 venezolanos de la tripulación. Y este miércoles, se ordenó la incautación del avión en el marco de una investigación por posibles vínculos con el terrorismo internacional.
“El objetivo es buscar documentos y rastros que puedan ayudar a determinar qué estaba haciendo la tripulación en Buenos Aires. Además, el juez prohibió que el avión deje el aeropuerto”, dice el diario argentino “La Nación”.
Las sospechas
Ante el escándalo suscitado por el avión y su tripulación, cuya presencia ha sido criticada por la oposición y la comunidad judía, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández dio más detalles a inicios de la semana. Afirmó que el gobierno recibió información de organismos de inteligencia extranjeros que “advertía de la pertenencia de parte de la tripulación a empresas relacionadas con la fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán”, una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, definida por Estados Unidos como una organización terrorista.
Las sospechas se basaron en que uno de los integrantes de la tripulación, el iraní Gholamreza Gashemi, tiene el mismo nombre que un miembro de las Fuerzas Quds. Sin embargo, el propio Fernández descartó esa teoría este miércoles y afirmó que solo se trataba de un homónimo.
Otro factor que ha causado sospecha en Argentina es el número de los tripulantes. Casi 20 personas constituyen un grupo sospechosamente abultado para transportar autopartes por vía aérea. Paraguay, país donde el avión había estado en mayo, ya había advertido de lo anómalo de la cantidad de tripulantes a la CIA y a la Mossad israelí.
Agregó que “hasta ahora no se ha encontrado nada” que vincule al avión de carga de la empresa venezolana Emtrasur y a sus 19 tripulantes con actividades ilegales. Pero señaló que “es una posibilidad” que los ocupantes iraníes en realidad sean instructores de vuelo del resto de la tripulación de nacionalidad venezolana.
“El personal (del vuelo) no tenía ningún tipo de impedimento para ingresar al país, ni clave roja de Interpol, ni cosa que se le parezca. Hasta ese momento, los chequeos son automáticos. Con posterioridad, recibimos algunos datos de agencias internacionales respecto del avión, no respecto de las personas”, reiteró Fernández desde la Casa Rosada.
Fernández afirmó este miércoles que las autoridades del país siguieron “todos los pasos” con respecto al avión, cumpliendo todos los protocolos establecidos. Sin embargo, la oposición y los medios argentinos critican al gobierno por no haber actuado con mayor celeridad.
“Con posterioridad, se conoció que el gobierno de Paraguay había alertado a la Argentina sobre los riesgos de ese avión, que Estados Unidos había asociado con actividades terroristas”, dijo “La Nación” en su editorial de este miércoles.
Por su parte, Ricardo Roa, editor general del diario “Clarín” calificó el caso como un “escándalo monumental”. “[La nave] era de Irán y dicen que ahora es de Venezuela, tripulado por el doble de gente que necesita, cinco iraníes y 14 venezolanos. Y, para colmo, varios, no se sabe cuántos, exmilitares”, escribió en su última columna de opinión.
Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política y de Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella, se pronuncia en la misma línea y considera que hay varias cuestiones que hacen que el caso del avión genere muchas dudas e incertidumbre en el Gobierno.
“En primer lugar, no está claro el objetivo de la existencia de este avión sobrevolando la región más allá de que la empresa anuncia que es un transporte de cargas. Lo cierto es que tiene muchos más tripulantes que lo que suelen tener los aviones de carga. Además, ha pasado por muchos países de la región prácticamente sin controles, algunas agencias de seguridad de la región habían alertado sobre la existencia de este avión. En el caso uruguayo no se le permitió sobrevolar el espacio aéreo”, dice a El Comercio.
Agrega que la incertidumbre gira especialmente en torno a si este avión está vinculado con “tareas de inteligencia, de espionaje o incluso terroristas”.
Irán dijo el lunes que la detención del avión en Argentina forma parte de una “operación de propaganda” contra Teherán.
Tema sensible
Para Argentina siempre es un tema sensible la presencia de viajeros iraníes. El país fue blanco de dos atentados terroristas vinculados a esa nación. El primero voló en 1992 la embajada de Israel en Buenos Aires. El segundo destruyó en 1994 la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), centro de la comunidad judía argentina, y dejó un saldo de 85 muertos y unos 300 heridos.
Según la justicia argentina, ambos atentados fueron ideados por el régimen iraní. En función de esos sucesos existen alertas rojas de captura emitidas por Interpol contra exgobernantes iraníes, acusados por vínculos con el atentado contra la AMIA.
Para Negri, que parte de los tripulantes de esta aeronave sean iraníes y la incertidumbre de sus tareas en la región hacen que, para la opinión pública, la oposición y el gobierno este. tema genere muchísimo resquemor.
Añade que las consecuencias de lo ocurrido van a depender mucho de lo que determine la justicia argentina de cuáles fueron las actividades del avión. “Si se comprueba que vinieron a hacer tareas de inteligencia y espionaje es altamente probable que esto enfríe las relaciones con el gobierno de irán. También es probable que esto sea un golpe para el gobierno argentino pues de alguna manera sus agencias de inteligencia quedan vulneradas y frente a la opinión pública esto puede aparecer como un desliz importante del actual oficialismo”, afirma.
Por ello, medios como “La Nación” han afirmado que es indispensable que la Justicia argentina investigue a fondo a los tripulantes de la aeronave retenida en el aeropuerto de Ezeiza.
“Las sospechas de que, detrás de una pantalla comercial, haya intenciones vinculadas con acciones asociadas al espionaje o al terrorismo no deberían ser desechadas así nomás, especialmente con los antecedentes que pesan sobre Irán [...] En este contexto, es de esperar que la Justicia argentina actúe con la responsabilidad y la velocidad necesarias, sin admitir presiones de ninguna clase hasta dilucidar los propósitos de quienes ocupaban la aeronave y, eventualmente, aventar cualquiera de las graves sospechas”, afirmó en su editorial.
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