La violencia ocasionó la muerte de 7.818 civiles en Iraq durante 2013, la cifra anual más alta en años, informó el miércoles la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Más de ocho meses de violencia desenfrenada han detonado temores de que el país pudiera revivir al baño de sangre generalizado ocurrido de 2004 a 2007 que costó la vida de decenas de miles de personas cada año. La cifra de muertes disminuyó después del fortalecimiento de la presencia de tropas estadounidenses y una alianza de milicias sunitas con fuerzas de Estados Unidos contra Al-Qaeda, pero el aumento en la desconfianza entre sectas parece estar permitiendo que la red extremista se reconstruya.
La violencia se incrementó en abril después de que el gobierno manejado por chiíes reprimió un campamento de protesta montado por suníes, con consecuencias fatales. La facción de Al-Qaeda en Iraq se ha alimentado del descontento suní y de la guerra civil en la vecina Siria, donde rebeldes en su mayoría suníes combaten a un gobierno cuya base es una secta chií. Ha enfocado sus ataques contra civiles, particularmente en áreas chiíes de Bagdad, con olas de atentados coordinados con carros-bomba y otros ataques mortíferos.
Las cifras de la ONU arrojaron un total de 759 personas muertas tan solo en diciembre, incluidos 661 civiles y 98 miembros de fuerzas de seguridad. Otras 1.345 personas resultaron heridas, señaló el organismo internacional en un comunicado. Las cifras mensuales de la ONU tanto para civiles como para fuerzas de seguridad totalizaron en el año 8.868.
El jefe de misión Nickolay Mladenov hizo un llamado a los iraquíes a dar los pasos necesarios para contener la violencia. “Este es un registro triste y terrible que confirma una vez más la necesidad urgente para las autoridades iraquíes de atender las raíces de la violencia para poner fin a este círculo infernal”, dijo Mladenov, según es citado en el comunicado.