El Estado Islámico decapitó al ex jefe del museo de Palmira
El Estado Islámico decapitó al ex jefe del museo de Palmira

Beirut. El grupo terrorista Estado Islámico decapitó este martes al antiguo responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos en Palmira, Jaled al Asad, de 82 años, en una plaza pública de esta localidad siria, informó esta noche el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.


Los yihadistas asesinaron al arqueólogo después del atardecer ante una multitud.

Jaled al Asad fue decapitado con un cuchillo tras pasar un mes de cautiverio en manos de los extremistas.

El Estado Islámico tomó el pasado 20 de mayo el control de Palmira, situada en el este de la provincia de Homs y cuyas ruinas grecorromanas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Los simpatizantes del grupo yihadista hicieron circular en Internet fotografías de un cuerpo atado a un poste en Palmira, identificándolo con un cartel como el del ex funcionario Jaled al Asad. A un lado podía verse la cabeza cortada.

"Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico) ha ejecutado a uno de los expertos en antigüedades más importantes de Siria", dijo Abdelkarim.

"Hablaba y leía el palmirio, y cuando la policía nos entregaba estatuas robadas, nos dirigíamos a él para que determinara si eran verdaderas o falsas", explicó Abdelkarim.

En el cartel colocado en el cadáver de Al Asad, los yihadistas lo acusan de ser un partidario del régimen sirio, por haberlo representado en conferencias en el extranjero junto con "infieles", y de ser el director de los "ídolos" de Palmira. 

Al Asad fue asesinado "en una plaza pública de Palmira, delante de decenas de personas", dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña.

Los yihadistas tomaron la ciudad vieja de Palmira, inscrita en el Patrimonio Mundial de la Unesco por sus famosas ruinas, el 21 de mayo.

La versión extrema del islam promovida por el grupo el Estado Islámico proscribe formalmente la visita de estos sitios arqueológicos o históricos, y considera las estatuas de figuras humanas o animales como idolatría.

Jaled al Asad fue interrogado durante un mes junto a su hijo Walid, actual director de antigüedades de la ciudad, para que revelaran el lugar donde se ocultaba una supuesta cantidad de oro.

Sin embargo, dijo Abdelkarim, "no hay oro en Palmira".

Su hijo Walid fue liberado porque sufre de una enfermedad crónica de la espalda.

"Se trata de una familia notable pues su otro hijo, Mohammad, y su yerno Jalil participaron activamente en el salvamento de 400 piezas antiguas en el momento en que los yihadistas conquistaron la ciudad", agregó Abdelkarim.

"Le suplicamos a Jaled que abandonara la ciudad pero se negó", dijo Abdelkarim.

"Soy de Palmira y aquí me quedaré aunque me maten", decía Al Asad, según Abdelkarim.

Desde la conquista de Palmira, la comunidad internacional teme que el grupo Estado Islámico destruya los numerosos tesoros arqueológicos de esta ciudad antigua.

Palmira, un oasis en el desierto de Siria, al noreste de Damasco, contiene las ruinas monumentales de una gran ciudad que fue uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo.

En los siglos I y II, Palmira juntó las técnicas grecorromanas con las tradiciones locales, enriquecidas por la influencia persa.

Fuente: EFE / AFP

Contenido sugerido

Contenido GEC