Desde que lanzó su ofensiva contra Hamás en la franja de Gaza, el gobierno de Israel ha sido claro en sus objetivos: acabar con el grupo islamista palestino y liberar a los rehenes que siguen en poder de los terroristas dentro del enclave. Sin embargo, casi cuatro meses después de iniciada la guerra, las posibilidades de lograr esos propósitos son cada vez más difusas, mientras que la presión dentro y fuera del país se hace mayor.
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Uno de los reclamos más urgentes dentro de Israel proviene de las familias de quienes aún siguen en manos de Hamás desde que este grupo realizó una masacre en el país hebreo el 7 de octubre pasado.
Unas 250 personas fueron secuestradas y llevadas al territorio palestino, entre ellas un centenar que fueron liberadas gracias a una tregua que se alcanzó hace exactamente dos meses, pero que está lejos de repetirse. Actualmente, Israel calcula que 130 rehenes siguen cautivos en la franja de Gaza. De estas, estima que 28 han muerto.
Las familias de los secuestrados realizan protestas y hasta han acampado afuera de la residencia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien exigen acciones concretas para la liberación de los cautivos, aunque suponga un acuerdo con Hamás.
Netanyahu está contra las cuerdas no solo por las presiones dentro del país -sus índices de popularidad están por los suelos-, sino por el alargue de su ofensiva en Gaza y las bajas en sus propias filas. Este martes, el Ejército del país hebreo informó que insurgentes palestinos realizaron uno de los ataques más letales contra las fuerzas israelíes desde el inicio de la guerra, en el que murieron 21 soldados.
Pese a ello, Netanyahu ha prometido seguir adelante con la ofensiva hasta la “victoria absoluta” y ha instado en las últimas semanas a lograr la liberación de rehenes con presión militar.
La propuesta israelí
El estado del conflicto y las pérdidas humanas a ambos lados de la guerra están avivando las conversaciones para que el gobierno israelí negocie una nueva tregua con Hamás. La operación militar ha dejado 25.490 palestinos muertos, la gran mayoría mujeres, niños y adolescentes, según el ministerio de Salud de Hamás.
Egipto y Qatar mantienen esfuerzos como mediadores para lograr un nuevo alto el fuego. Según la web de noticias estadounidense Axios, Israel ha propuesto a Hamás detener por dos meses las operaciones militares en Gaza para hacer un intercambio entre un número significativo de prisioneros palestinos y todos los rehenes todavía en Gaza, vivos o fallecidos.
Un alto funcionario egipcio citado por la agencia AP afirmó que la propuesta israelí incluye que los dirigentes de Hamás en Gaza puedan reubicarse en otras naciones.
El funcionario, que habló bajo condición de anonimato, dijo que Hamás rechazó la propuesta e insiste en que no se liberará a más rehenes hasta que Israel ponga fin a su ofensiva y se retire de Gaza. El grupo también ha pedido la liberación de todos los presos palestinos en Israel.
Netanyahu también es reacio a ceder. Ha afirmado que Israel tendrá que ampliar sus operaciones y, en última instancia, tomar el control del lado gazatí de la frontera con Egipto, donde cientos de miles de palestinos se han desplazado.
Camino lleno de obstáculos
Qatar confirmó este martes que hay “negociaciones serias” entre Israel y Hamás para alcanzar una tregua, pero advirtió de la existencia de “obstáculos” en estas conversaciones.
El portavoz del Ministerio de Exteriores catarí, Majed al Ansari, afirmó que entre esos obstáculos están el “rechazo” del Gobierno de Netanyahu a la creación de un Estado palestino independiente y a los llamados al “desplazamiento de los habitantes de Gaza” fuera del enclave.
El analista internacional Roberto Heimovits considera que la mayor traba para lograr una nueva tregua es que el precio que tendría que pagar Israel sería muy alto. “Se le pide a Israel que ponga fin a las hostilidades y que retire a sus fuerzas militares de la franja de Gaza y además que libere a todos los prisioneros de Hamás, incluso los que perpetraron las atrocidades del 7 de octubre del 2023. Es un precio muy alto para Israel porque implicaría dejar impune esta masacre”, dice a El Comercio.
El gobierno israelí también se enfrenta a la presión internacional, sobre todo a la que ejercen algunos gobiernos de países aliados o cercanos de Israel que buscan frenar la guerra.
Sin embargo, Heimovits apunta que poner fin a las hostilidades antes de desmantelar las capacidades militares de Hamás sería una derrota para Israel porque le permitiría al grupo terrorista reconstruir sus fuerzas militares en Gaza y eventualmente lanzar un nuevo ataque que deje centenares de muertes en Israel. A su vez, sería más difícil para Israel, después de semanas o meses de tregua, reanudar sus operaciones militares y desmantelar la capacidad de Hamás.
“Esta derrota erosionaría y debilitaría el poder de disuasión de Israel frente a otros enemigos como Hezbolá y sobre todo Irán”, señala el experto. “Lo que más juega a favor de una tregua es la presión de los familiares de los rehenes porque aparte de eso realmente no hay nada que Israel tenga para ganar con un alto el fuego”, concluye.