(Foto: AFP)
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Este lunes, como cada 14 de mayo,  celebrará un nuevo aniversario –el número 70– de su creación y proclamación como Estado. Al día siguiente, como cada 15 de mayo, los palestinos conmemorarán la Nakba (catástrofe, en árabe), que recuerda el éxodo de sus antepasados como consecuencia de la primera guerra árabe-israelí (1948-49).

Pero este año ambas efemérides tendrán un suceso adicional, gozoso para los israelíes y perturbador para los palestinos: el traslado de la Embajada de Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.

Con esta mudanza, anunciada en diciembre del 2017, el régimen de Donald Trump rompe con décadas de tradición política diplomática estadounidense en el conflicto entre israelíes y palestinos –que quieren que Jerusalén Este sea la capital del Estado al que aspiran– y desafía el consenso internacional de no reconocer soberanía alguna en Jerusalén hasta que ambas partes alcancen un acuerdo de paz.

Aunque Trump no acudirá a la ceremonia de inauguración –se trata exactamente del traslado de parte del personal de la embajada al consulado de EE.UU. en Jerusalén antes de la construcción de un nuevo edificio–, los más de 350 periodistas internacionales acreditados para la cobertura y el reforzamiento de la seguridad en la Ciudad Santa dan cuenta de la magnitud de un suceso con efectos aún por ver.

Es tal el éxtasis en el país hebreo que el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, anunció esta semana que una rotonda próxima a la embajada se llamará plaza Trump. “Es nuestra manera de demostrar nuestro amor y respeto por el presidente y el pueblo de EE.UU.”, dijo.

Ello contrasta con la indignación palestina. “Es inaceptable, cualquier movimiento unilateral será un obstáculo para cualquier intento de paz en la región”, ha afirmado Nabil Abu Rdainah, portavoz del líder palestino Mahmud Abbas, quien, en la gira que lo trajo recién a América Latina, pidió a los países de esta región no imitar a Washington.

—Sin mediación posible—

“Me parece que es un error del gobierno de Trump, si bien no hay un tema jurídico que impida que EE.UU. reconozca a Jerusalén como capital de Israel, desde el momento en que toma una posición en el tema sin que lo hayan resuelto los protagonistas del conflicto, para los palestinos será todavía más difícil aceptar que EE.UU. siga como mediador”, apunta el internacionalista Ariel Segal consultado por El Comercio.

Así agradecen a Trump en las cercanías de la sede que acogerá la Embajada de EE.UU. en Jerusalén. (Foto: AFP)
Así agradecen a Trump en las cercanías de la sede que acogerá la Embajada de EE.UU. en Jerusalén. (Foto: AFP)

Según él, lo que está haciendo Trump con esta “nueva muestra de unilateralismo político” es complicar la historia. “Israel nunca va a aceptar que la Unión Europea oficie de mediadora por el trauma del Holocausto y porque la considera muy dependiente del petróleo de los países árabes, y los palestinos menos con EE.UU. luego de esto. Entonces, no hay mediador”, puntualiza.

Farid Kahhat, analista internacional y catedrático de la Universidad Católica, remarca a El Comercio: “Este es un clavo más en el ataúd de cualquier solución negociada, aunque hoy no existe ninguna en curso. Si cuando menos Washington hiciera la acotación de que el reconocimiento como capital de Israel se refiere a Jerusalén Oeste, acaso sería menos problemático, pero no ha sido así”.

Segal expone una visión que, sin compartirla, puede explicar la lógica tras la medida de EE.UU. “Ella dice que hay que mentalizar a los extremistas palestinos y árabes a que se acostumbren a que Jerusalén Oeste será la capital israelí, que hay que aterrizarlos en esta posición de realismo cuando se reabran las negociaciones”, explica.

—Vaivenes en la historia—

No es la primera vez que la Ciudad Santa será sede de una legación extranjera. A comienzos de los años 70, nada menos que 16 embajadas –12 de estados de América Latina, tres de África y una de Europa– se apiñaban en Jerusalén.

Pero la enmienda de la Ley Fundamental de Jerusalén por parte del Parlamento israelí en 1980, mediante la cual declaraba a la ciudad como “capital completa y unida” del país, mereció la condena de la ONU y el pedido a sus miembros de retirar sus representaciones.

Israel ha prometido “trato preferente” a las 10 primeras naciones que sigan la flecha trazada por Trump. “Se plegarán estados latinoamericanos que buscan una alianza virtualmente incondicional con EE.UU. y estados europeos que priorizan su relación con EE.UU. en el plano de la seguridad”, avizora Kahhat.

A la espera de ver cuántos países más se instalan en Jerusalén y de si las protestas subirán de tono, el proceso de paz en el Medio Oriente cada vez se ve más lejos en el horizonte.

Los países que siguen el camino de Washington

1. Guatemala ya ha puesto fecha

El mismísimo presidente, Jimmy Morales, estará presente este miércoles 16 en Jerusalén, cuando el país centroamericano regrese su embajada a la Ciudad Santa. “La alianza entre los pueblos de Israel y Guatemala es más sólida que nunca. Bendiciones”, tuiteó el gobernante, de credo evangélico, hace unas semanas.

2. Polémica abierta en Paraguay

El mandatario Horacio Cartes, que dejará el poder en pocos meses, ha dispuesto realizar el traslado en este mes. El futuro canciller del gobierno entrante, Luis Castiglioni, ha sido muy crítico: “Fue una decisión unilateral de Cartes, lo mejor hubiera sido consultar al presidente electo, esto puede tener consecuencias geopolíticas”.

3. Honduras está en trámite

Con 59 votos a favor y 33 en contra, el Congreso hondureño aprobó en abril una moción para mover su legación diplomática, pero falta la aprobación del Ejecutivo. Se espera que sea un simple trámite porque en diciembre del 2017 el jefe de Estado, Juan Orlando Hernández, se mostró partidario del cambio.

4. Rumanía entre gran discordia

Fue el primer Estado europeo en anunciar su deseo de plegarse al ejemplo de EE.UU., tras aprobarse un memorando gubernamental confidencial firmado por la primera ministra Viorica Dancila. Pero el presidente Klaus Iohannis se opone tajantemente: amenaza con vetar el cambio de sede y ahora exige la dimisión de Dancila.

5. República Checa lo hace por partes

El gobernante checo, Milos Zeman, ha programado la reubicación en tres pasos: la apertura de un consulado honorario en Jerusalén Oeste antes de que acabe mayo, el traslado de instituciones como el centro cultural y la cámara de comercio y, finalmente, la transferencia de la embajada antes de fin de año.

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