Roma. El presidente italiano, Giorgio Napolitano, dimitió hoy, con lo que queda abierto el proceso para la elección de su sucesor, que el primer ministro Matteo Renzi espera poder llevar a cabo hasta final de mes.
"Según el sentido común, a final de mes tendremos al próximo presidente de la república", anunció Renzi confiado. "Hay muchos hombres y mujeres que pueden asumir ese puesto. La última vez la política no consiguió (elegir a un presidente), no podemos fracasar", advirtió en referencia a la votación de 2013, en la que fracasó la elección de dos candidatos y Napolitano tuvo que permanecer en el cargo.
Conforme a lo esperado, el presidente de 89 años firmó hoy su renuncia tras casi nueve años en el poder, informó el palacio del Quirinal. Tras ello se envió una copia de la carta de renuncia a los presidentes de cada una de las cámaras del Parlamento: el Senado y la Cámara de Diputados.
En su discurso de Año Nuevo, Napolitano había anunciado su intención de dejar el cargo por motivos de edad. Ocupaba la presidencia desde mayo de 2006 y dirigió al país en tiempos de graves crisis políticas, proporcionando estabilidad y jugando un papel decisivo en la formación de varios gobiernos.
En realidad quiso dejar el poder en abril de 2013, pero tras el fracaso de la elección de su sucesor, fue convencido para continuar en el cargo.
HOMENAJES
"Creo que Giorgio Napolitano fue un presidente extraordinario. Será muy difícil reemplazarle", afirmó el viceprimer ministro, Angelino Alfano, en declaraciones a la cadena de radio Anch'io.
"Grazie Presidente", escribió Renzi en Twitter. Los diputados le dieron además un largo aplauso tras la lectura de su carta de dimisión, y muchas personas aplaudieron ante el Palacio del Quirinal y ante la residencia de Napolitano en Roma.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo de él que fue un "valioso interlocutor", según su portavoz. El papa Francisco le transmitió su "aprecio" y le alabó por su "influencia, lealtad y trabajo incansable.
Renzi debe ahora presentar candidatos capaces de recabar una mayoría de apoyos para que el país golpeado por la crisis no caiga en un caos similar al intento de elección presidencial de hace dos años.
"Por el momento no hay nombres, pero algunos de los que se mencionaron en la prensa podrían ser candidatos", dijo a dpa la diputada Laura Garavini, del Partido Democrático (PD) de Renzi, de centro-izquierda.
Garavina mencionó como posibles nombres los del ex alcalde de Roma y ex líder del PD Walter Veltroni, el ex primer ministro Giuliano Amato y el juez del Tribunal Constitucional Sergio Mattarella.
En italiano Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, volvió a descartarse como posible candidato en una entrevista con el semanario alemán "Die Zeit. "Es un gran honor ser considerado (como posible candidato), pero no es mi trabajo", afirmó.
"Nos sentaremos (a dialogar) con todos los partidos", anunció hoy la vicepresidenta del PD, Deborah Serracchiani. El objetivo es llevar a cabo las elecciones "en un periodo razonable", explicó.
Como partido mayoritario en el Parlamento, se espera que el PD escoja un nombre y después se asegure el apoyo de otros partidos. El presidente es elegido para un mandato de siete años en una elección secreta en la que participan más de mil personas: los miembros de las dos cámaras del Parlamento -la Cámara de Diputados y el Senado-, además de los senadores vitalicios y una delegación de políticos regionales.
El PD de Renzi controla en torno a 450 votos, que sumados a los del opositor conservador Forza Italia, de Silvio Berlusconi y formaciones menores de centro, podrían sumar más de 700 votos. Sin embargo, el voto secreto puede cubrir a diputados que quieran desafiar las órdenes del partido, motivo por el cual las votaciones presidenciales en Italia son impredecibles.
Hasta la elección del nuevo jefe de Estado, el presidente del Senado, Peitro Grasso, asumirá sus funciones.
Los presidentes italianos tienen una función representativa, pero su papel no es sólo ceremonial. Pueden disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, median negociaciones para formar gobiernos y pueden nominar al primer ministro.
También pueden vetar leyes si las consideran inconstitucionales y son los jefes del Ejército y la Justicia. En circunstancias excepcionales pueden condonar o reducir las sentencias de condenados por la Justicia.
Fuente: DPA