El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que "Jerusalén no volverá a ser una ciudad con alambre de púas", durante una reunión especial del Consejo de Ministros con motivo del Día de esta localidad, en la que los israelíes celebran lo que consideran su "reunificación".
"No deseamos volver atrás, y los que hablan con nostalgia de aquellos días, aparentemente no viven aquí", dijo irónico Netanyahu, que prometió que "no se volverá a una ciudad dividida, partida, con verjas de alambre de púas y francotiradores en sus muros".
"Esto no ocurrirá y nosotros nos aseguraremos de que no ocurra", señaló el jefe del Gobierno israelí, según un comunicado oficial.
Las declaraciones tienen lugar un día después de una multitudinaria marcha de nacionalistas judíos por el centro de la ciudad (incluidos barrios árabes) con la que se conmemora la que Israel considera su "liberación" y la comunidad internacional o lo mismo que el comienzo de la ocupación israelí de los territorios palestinos.
"Jerusalén es nuestra casa y aquí permaneceremos", afirmó Netanyahu ayer en un acto en el que reiteró su idea de que "sólo bajo mandato israelí" habrá libertad de culto garantizada en la ciudad y advirtió contra "el fanatismo islamista que amenaza Jerusalén, Oriente Medio y el mundo".
La Autoridad Nacional Palestina y el movimiento islamista Hamás mostraron su rechazo a esos comentarios, que, según el portavoz de la OLP, Nabil Abu Rudeina, "contradicen las resoluciones de las ONU".
"No habrá paz ni acuerdo en Oriente Medio sin tener Jerusalén Este como capital del Estado palestino", advirtió el portavoz.
El Consejo de Ministros israelí trató hoy diversas cuestiones y problemas de Jerusalén, entre ellos la preparación de la ciudad para la celebración en 2017 del 50 aniversario de su "reunificación", planes de desarrollo económico y de infraestructuras y el incremento de las visitas al Muro de las Lamentaciones, lugar más sagrado para el judaísmo.
Fuente: EFE