Josef Schutz tiene 100 años y, sentado sobre una silla de ruedas, es juzgado por un tribunal alemán por haber trabajado para los nazis como guardia de la Schutzstaffel (SS) durante la Segunda Guerra Mundial. Se le acusa de ser cómplice del asesinato de 3.518 personas y, como se trata de un crimen de lesa humanidad, no tiene fecha de prescripción.