Los casos de abusos contra menores y religiosas por parte de miembros del clero también han golpeado a Latinoamérica. Hace un año, el Papa envió a Chile una delegación especial para abordar la crisis. (Foto: Reuters)
Los casos de abusos contra menores y religiosas por parte de miembros del clero también han golpeado a Latinoamérica. Hace un año, el Papa envió a Chile una delegación especial para abordar la crisis. (Foto: Reuters)
Ismael Monzón

"Si se continúa cerrando los ojos sobre este escándalo –que se convierte en algo aun más grave teniendo en cuenta que el abuso contra las mujeres comporta en algunos casos la procreación y da origen a otro escándalo, el de los abortos impuestos y el de los hijos no reconocidos de sacerdotes–, la condición de opresión de las mujeres en la  no cambiará nunca".

El ataque contra la actitud de la Santa Sede no venía esta vez de ningún círculo ultraconservador, sino que era una denuncia desde el propio Vaticano. Lo escribió Lucetta Scaraffia (Turín, 1948), en el suplemento “Donna, Chiesa, Mondo” (Mujer, Iglesia, Mundo), que se publica mensualmente con "L'Osservatore Romano", el periódico oficial de la Santa Sede.




Periodista e historiadora, Scaraffia es de las que piensan que solo el reconocimiento de los escándalos puede ayudar a la Iglesia a limpiar su imagen. En la misma publicación, que dirige, ya ha denunciado en el pasado la discriminación a las mujeres en la organización del clero o las condiciones laborales degradantes de monjas que trabajan siempre al servicio de hombres.

Pero el terremoto de las abusos a mujeres en la Iglesia ha estallado a pocos días de la importante cumbre que se debe celebrar en el Vaticano para debatir sobre pederastia. De ahí que el Papa reconociera oficialmente que lo denunciado por Scaraffia existe y que es necesario “hacer algo más”.

La historiadora, que se confiesa feminista, recalca que, al contrario de lo que ocurre con los menores, las monjas adultas tienen siempre que demostrar que no ha habido consentimiento. "Parece que no todos los curas son homosexuales", remarca.

Scaraffia señala que, según el Evangelio, Jesús sí dio importancia a las mujeres. (Foto: AP)
Scaraffia señala que, según el Evangelio, Jesús sí dio importancia a las mujeres. (Foto: AP)

—¿Se esperaban algo así en el Vaticano?

Antes que yo escribiera este artículo, muchos otros periódicos habían publicado casos con denuncias. No es una novedad, no es que haya hablado de algo nuevo, pero quizá no se esperaban un ataque desde dentro. Sin embargo, para nosotros, que damos voz a las mujeres, era un problema que teníamos que afrontar.

—Desde el Vaticano aseguran que en la reunión sobre los abusos a menores no se hablará del caso de las mujeres. ¿Le parece un error?

Llegan siempre tarde, pero ahora que este tema ha salido a la opinión pública tendrán que afrontarlo. Han decidido tener este encuentro de tres días, que es poco tiempo, y que hablarán de los menores, que es un problema distinto. Entiendo que no se aborde ahora, pero el Papa ha dicho que tiene intención de ocuparse y esto ya me parece una noticia positiva.

—¿Existe una idea precisa del número de denuncias o de abusos a mujeres?

Por desgracia no la hay, porque solo en algunas zonas como en África se ha hecho un cálculo en el pasado. Pero la Iglesia lo podría hacer porque ha recibido tantas denuncias y la Santa Sede ha gestionado también muchas. Podrían comenzar por ahí.

—Habrá más casos que denuncias…

Seguramente sean pocas en comparación con el fenómeno real, pero creo que ahora empezarán a hablar más mujeres. Creo que comenzará una oleada de denuncias.

—¿Cuál es la cultura en la Iglesia en relación con las mujeres?

Que no cuentan nada, que su palabra no servía para nada. Por eso, incluso si las mujeres denunciaban no había ningún seguimiento. De esta forma, se podía hacer cualquier cosa porque pensaban que las mujeres no tendrían nunca una reacción.

—¿Cree que la Iglesia es una organización cerrada y machista?

En los estándares de Occidente, sin duda. Y, sin embargo, el Evangelio es el libro más feminista que existe. Jesús revolucionó la cultura de su tiempo dando importancia a las mujeres y esto ha permanecido en la tradición cristiana, aunque surja en la sociedad y no en la Iglesia. Pero pienso que también la Iglesia cambiará.

—El Papa es una persona de 82 años, con un bagaje cultural y político distinto al que se vive actualmente. ¿Sabe entender a las mujeres?

El papa Francisco no es feminista. Pero es muy inteligente y tiene un gran sentido político, por lo que entiende que en este momento no se puede continuar como antes, que es necesario dar más voz a las mujeres.

—¿Se puede hablar del Me Too de la Iglesia?

De algún modo, sí. Pero mientras las mujeres sigan sin tener puestos directivos en la Iglesia, la condición de las mujeres seguirá siendo horrenda porque sus demandas no serán escuchadas y sus denuncias tampoco se tomarán en consideración.

—¿Ha notado algún cambio? ¿Qué reacción ha encontrado en el Vaticano a su lucha?

Nadie me ha venido a decir nada. Solo la respuesta del Papa, que ha dicho: "Lo sabemos, es verdad, haremos algo". Quiere decir que se ha roto este silencio y eso ya es un gran paso adelante.

—¿Cómo cree que es considerada en el Vaticano?

Como una ‘rara avis’. Creo que alguno me apreciará y otros no tanto, pero nunca me lo han venido a decir.

—Habrá monjas que sí se hayan puesto en contacto con usted…
Sí, muchísimas. Son muchas las que me han dado las gracias y me han animado a seguir adelante. No me han dicho si han sufrido o no abusos, pero que estaban convencidas de que había actuado muy bien. Esto ha sido una gran satisfacción.

Contenido sugerido

Contenido GEC