Madrid (EFE). La compañía Malaysian Airlines ha sufrido en los últimos cuatro meses dos graves siniestros aéreos, uno el 8 de marzo cuando un Boeing 777 desapareció en algún lugar del océano Índico por causas aún desconocidas, y el de hoy, al estrellarse un aeronave de la misma clase en Ucrania con 295 personas a bordo.
La primera de las catástrofes aéreas ocurrió en un avión que cubría la ruta Kuala Lumpur-Beijing, que desapareció cuando sobrevolaba algún lugar del océano Índico sin que hasta ahora hayan aparecido los restos -viajaban 239 personas a bordo- ni se tenga ningún indicio claro de las causas del siniestro.
El vuelo MH370 de Malaysian Airlines despegó de Kuala Lumpur en la madrugada del pasado día 8 de marzo con 239 personas a bordo y tenía previsto llegar a Beijing seis horas más tarde.
El avión desapareció de las pantallas de control de radar a los 40 minutos de su despegue y cambió de rumbo en una "acción deliberada", según las autoridades malasias, para cruzar el Estrecho de Malaca en dirección contraria a su trayecto inicial.
Viajaban a bordo 153 chinos, 50 malasios, siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses, dos neozelandeses, dos ucranianos, dos canadienses, un ruso, un holandés, un taiwanés y dos iraníes que utilizaron los pasaportes robados a un italiano y un austríaco.
Muchas han sido las posibles causas que se han mencionado para argumentar este siniestro, entre ellas la falta de oxígeno.
La falta de oxígeno, debida a un posible incendio o una despresurización, es la hipótesis más factible para la desaparición del avión malasio, según dijo en su día el vocal técnico del Sindicato Español de Pilotos Aéreos (SEPLA), Ariel Schocrón.
El accidente de avión producido hoy es distinto aunque las causas aún no están claras.
Los rebeldes ucranianos hallaron numerosos cadáveres, entre ellos niños, en el lugar del siniestro del avión malasio (este de Ucrania).
El Boeing-777, que cubría la ruta de Amsterdam a Kuala Lumpur, se estrelló en la región oriental de Donetsk, escenario de combates entre las fuerzas gubernamentales de Ucrania y los rebeldes prorrusos.
"Destacamentos de los rebeldes ya están en el lugar del siniestro. Informan de que hay numerosos muertos entre los pasajeros, incluido niños", señaló Andréi Purguin, viceprimer ministro de la autoproclamada república popular de Donetsk.
Antón Gueráshenko, asesor del ministro del Interior ucraniano, apuntó que el avión fue abatido por un cohete tierra-aire lanzado por un sistema de misiles Buk en una zona de Donetsk, la ciudad de Snezhnoye, que está bajo el control de los milicianos separatistas.
Representantes de la autoproclamada república popular de Donetsk negaron de inmediato que dispongan de armamento para derribar un avión que vuele a 10.000 metros de altura.