Milagros Asto Sánchez

Cuando llegó a Marsella, el se convirtió el viernes 22 en el primer jefe de la Iglesia católica en visitar Francia desde que Benedicto XVI lo hiciera en el 2008. Este viaje destaca, además, porque en el centro del mensaje del pontífice estará un llamado a actuar con urgencia para frenar la crisis de los migrantes que día a día arriesgan su vida en el Mediterráneo para alcanzar Europa.

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Desde Marsella, ciudad portuaria del sureste de Francia y un destino clave de muchos migrantes en el norte de África, Francisco se reunirá con 60 obispos católicos del Mediterráneo, es decir, del norte de África, Oriente Medio, los Balcanes y el sur de Europa, para hacer un llamado más unitario. El pontífice clausurará una cumbre que reúne a esos religiosos y que estaba prevista desde hace meses.

El Papa también se reunirá con jóvenes de esas regiones en Marsella, que es en sí misma una de las ciudades con más diversidad cultural, religiosa y étnica de la costa mediterránea.

Esta foto tomada el 29 de setiembre del 2018 muestra una vista general de Marsella, al sur de Francia. (Foto: AFP)
Esta foto tomada el 29 de setiembre del 2018 muestra una vista general de Marsella, al sur de Francia. (Foto: AFP)
/ BORIS HORVAT

El sábado, presidirá una misa en el estadio Vélodrome con unos 57.000 fieles, a la que asistirá el presidente francés, Emmanuel Macron, pese a que su participación ha sido criticada entre los partidos de izquierda en este país estrictamente laico.

La visita a Marsella es en sí misma un mensaje papal. No solo es la segunda ciudad de Francia y uno de los mayores puertos del Mediterráneo, sino que congrega a migrantes de orígenes muy diversos. Ha acogido a Italianos, españoles, armenios, judíos de Europa central o del norte de África, magrebíes y personas de las antiguas colonias en el norte o el este africano y las Comoras, que se han asentado en el centro de la urbe, conocida por su multiculturalidad. “Iré a Marsella, pero no a Francia”, advirtió el pontífice en agosto.

El papa Francisco, jesuita argentino, ha abogado por los migrantes que llegan al Mediterráneo durante todo su pontificado. (Foto: AFP)
El papa Francisco, jesuita argentino, ha abogado por los migrantes que llegan al Mediterráneo durante todo su pontificado. (Foto: AFP)

El papa ha hablado a menudo de los horrores que muchos migrantes sufren en el norte de África en campos brutales o abandonados en medio del desierto y subrayará las causas del fenómeno, desde la pobreza al cambio climático. “El Mediterráneo es un cementerio. Pero no el más grande: el cementerio más grande es el norte de África”, dijo Francisco a la prensa en agosto.

Por ello, pedirá mayor tolerancia hacia los migrantes, pese al riesgo de ofender a una parte de los católicos franceses, particularmente conservadores, que ven excesivos sus mensajes de compasión.

La agencia AP recuerda que la crisis migratoria ha sido una de las prioridades del papado de Francisco, quien viajó en el 2013 a la isla italiana de Lampedusa, donde ofició una misa en un altar construido con madera de naufragios, arrojó flores al mar en recuerdo a los migrantes ahogados y criticó la “globalización de la indiferencia” que muestra el mundo hacia ellos.

Crisis fuera de control

La visita del Papa a Marsella se produce en un momento en que la crisis migratoria en el Mediterráneo ha vuelto a encender las alarmas tras la llegada de casi 7.000 personas a Lampedusa en apenas un día la semana pasada, superando brevemente en número a la población local.

Migrantes esperan en el centro operativo llamado "Hotspot" para recibir los papeles de registro de la Cruz Roja en la isla italiana de Lampedusa, el 17 de setiembre del 2023. (Foto: AFP)
Migrantes esperan en el centro operativo llamado "Hotspot" para recibir los papeles de registro de la Cruz Roja en la isla italiana de Lampedusa, el 17 de setiembre del 2023. (Foto: AFP)
/ ZAKARIA ABDELKAFI

En total, entre el lunes y el miércoles pasados, unos 8.500 migrantes llegaron a la isla italiana a bordo de casi 200 barcos. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y provocaron una nueva ronda de promesas de solidaridad de parte de los países europeos.

MUERTES EN EL MAR

Este año ya han muerto más de 2.300 migrantes intentando cruzar el Mediterráneo desde el norte de África, según las estadísticas de las Naciones Unidas.

Una de las salidas que se ha puesto sobre la mesa consiste en realizar un bloqueo naval para impedir que partan los barcos, una política que el papa Francisco rechaza. Una operación de ese tipo financiada por la UE devuelve a los migrantes a territorio libio, donde son trasladados a lugares que el pontífice considera campos de concentración modernos.

La situación en Italia es insostenible, están llegando a la isla de Lampedusa miles y miles de inmigrantes. Ahí tienes un centro de identificación donde supuestamente podrían quedarse 400 personas, pero hay 3000. Está fuera de control, es una cosa increíble, no hay gobernanza, el problema es comunitario”, dice a El Comercio el analista internacional italiano Francesco Tucci.

Para el experto, el problema es la gobernanza de la Unión Europea, pues considera que se cometieron muchos errores desde, por lo menos el 2015. Señala que parte de la crisis se ha agudizado porque no se quiso modificar el reglamento de Dublín, que establece que las cuotas para repartir a los migrantes irregulares entre los países de la Unión Europeas son voluntarias.

Funcionarios distribuyen botellas de agua a los migrantes sentados en la cubierta de un buque de rescate en el puerto de la isla italiana de Lampedusa, el 16 de setiembre de 2023. (Foto: AFP)
Funcionarios distribuyen botellas de agua a los migrantes sentados en la cubierta de un buque de rescate en el puerto de la isla italiana de Lampedusa, el 16 de setiembre de 2023. (Foto: AFP)
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Los países de primera acogida son en los que debe darse la identificación y eventualmente se reconoce el asilo político. Eso es lo que establece el reglamento de Dublín. Los países de primera acogida son Grecia, Italia, España. Italia es el que está recibiendo más migrantes por la ruta del Mediterráneo central, llegan miles a diario y países como Francia han fortalecido los controles en la frontera para evitar que migrantes irregulares puedan pasar de Italia a Francia porque Francia se niega a ayudar, así como los países del este de Europa, que no quieren aceptar cuotas”, afirma.

La Unión Europea funciona hasta que todo va relativamente bien, pero cuando hay una crisis económica o de migrantes falta solidaridad entre los países. Esta Unión Europea puede sufrir serias crisis por la falta de solidaridad de sus miembros”, agrega.

¿Tendrá impacto?

En ese escenario, queda por ver si la visita del papa Francisco a Marsella puede convencer a países como Francia, Alemania y los del este de Europa, como Hungría, Polonia, de recibir a los migrantes. Aunque uno de los retos inminentes es que es difícil identificar quién realmente tiene derecho al asilo político.

Tucci resalta que para identificar a este tipo de persona se necesita en promedio un año. “Mientras tanto, el migrante se queda en los centros de identificación en condiciones que no son humanas porque están repletos. Es una situación insostenible y muchos migrantes se fugan también y pueden ser presa de la criminalidad organizada italiana”, apunta.

Por eso, considera que el Papa puede presionar, pero no puede hacer más, a pesar de sus intenciones. El experto también duda de que el pontífice sea escuchado realmente por los líderes europeos.

Intentará presionar, veremos qué ocurre y, ojo, Marsella no es una ciudad fácil, es una ciudad donde hay mucha criminalidad y narcos, hay bandas criminales. A ver si el papá logra por lo menos sensibilizar a la opinión pública que podría impulsar una acción gubernamental. Yo tengo mis dudas porque ya se ha visto desde hace años este patrón. Cuando ha habido crisis fuertes no hubo solidaridad. Yo creo que seguirá este patrón, sobre todo considerando los actuales jefes de Estado y de gobierno del este de Europa”, concluye el analista.